Desde hace un poco más 10 años, la situación política en Puebla se ha tornado anómala, desde Mario Marin, pasando por Rafael, Martha y ahora con Miguel. Uno en la cárcel y las últimas tres muertos. Dos concluyeron sus sexenios, las otras dos personas, no. Uno de ellos del PRI, dos del PAN y el último de Morena: centro, derecha e izquierda. La desgracia no conoce de ideologías.

Sin embargo la narrativa y práctica del poder no cambia, independientemente del espectro ideológico con el que llegan. El poder, es el poder, a costa de lo que sea, pasando por quien sea. Peor aún, la clase política sigue siendo casi la misma, vemos los mismos nombres, las mismas caras de hombres y mujeres, existe poco relevo generacional y de cuadros. El gatopardismo es un fenómeno que se replica, proveniente del PRI pasando al PAN y ahora en Morena; mismas prácticas. Sin embargo, al líder de esa clase política sus finales han sido fatales.

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Ahora, a dos años de que concluya el periodo Constitucional, quien será la o el valiente que acepte el encargo, obvio que como se trata de dinero y poder, no faltará de alguna persona que acepte sin contratiempo, solo espero que pueda concluir con vida tal encargo.

Seguramente, como ha sucedido en los últimos tiempos, resulta que las únicas personas capacitadas para este tipo de cargos son priístas y/o expriístas que bajo la bandera de progresismo son las que llegan. Y no será sorpresa que esta historia se repita, al final hace poco, tuvimos gobierno interino y el cuadro provenía del PRI.

La “izquierda” morenista, no es capaz de ver que en la izquierda tambien existen cuadro para todos los cargos, se tiene el mismo argumento que se aplica en la busqueda de mujeres, decir que no hay. Nada tan alejado de la realidad. En fin, veremos que deciden desde el poder morenista para la gubernatura sustituta de Puebla del 2022 al 2024