| ¿Recuerdan cuándo fue la última vez que sintieron pasión? No pasión sexosa, sino pasión por hacer algo, incluso por encontrarlo. Ese subidón de serotonina cuando estás redactando un texto que sufres y disfrutas al mismo tiempo, cuando estás en medio de ese proyecto que te hace despertar antes de que suene la alarma, cuando dejas de prestar atención al reloj, se te olvida comer, y sólo puedes hablar de ello, y sólo piensas en ello y lo relacionas con todo lo que miras y lo que lees.
Pero la vida es cabrona, amigas. Y a veces el camino de la pasión tiene desviaciones, se van presentando otras vías que sí, son dignas de caminar, experiencias valiosas, satisfactorias, que te permiten crecer y aprender, y te entusiasmas, y te convences a ti misma de que sí, que es por ahí, porque al final del camino está la promesa de la pasión, que quizás, incluso, ya hasta tenga otra forma pero no importa, ajustas tus expectativas, porque al final crees, esperas, confías en que valga la pena.
Y sigues caminando porque además hay mucho ruido, muchas voces, muchos planes que no te dejan pensar, que te impiden poner atención a tu cuerpo, a tu intuición, a tu cansancio; como una bruma que no te deja ver, pero tampoco te detiene porque lo único cierto es que bajo tus pies sigue el camino. |
