Lado B
La lucha de los egos y la revocación
De un lado y otro los egos mandan. Unos señalan con facilidad que ellos son moralmente superiores; otros se sienten adalides de la democracia
Por Juan Manuel Mecinas @jmmecinas
04 de enero, 2022
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De un lado, un presidente y un partido que denuestan a consejeros electorales; del otro, un instituto donde algunos consejeros entienden su papel como contrapeso del Ejecutivo, cuando en realidad deberían comportarse como árbitros electorales.

De un lado y de otro los egos mandan. Unos señalan con facilidad que ellos son moralmente superiores, aunque en sus filas se forme el artífice de la caída del sistema y decenas de impresentables que harían sonrojar a cualquiera que se asuma como demócrata. Otros se sienten adalides de la democracia y veneran al INE como institución purísima, olvidando las penosas decisiones de ese organismo en las elecciones de 2006 y 2012, y sus vergonzosas investigaciones y votos sobre uso de recursos ilícitos en campañas electorales en todos los procesos electorales.

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Unos y otros exhiben sus miserias en un espectáculo circense que a nadie conviene y a muchos avergüenza. Es un circo en el que el presidente de la república es el maestro de ceremonias y en el que su partido y el INE forman parte del elenco. Una función poco atractiva en términos políticos y democráticos, pero que encanta a quienes, como en la antigua Roma, solo quieren ver cuerpos mutilados y cabezas rodantes.

Unos y otros se asumen como poseedores únicos de la razón. La constitución solo debe interpretarse como ellos (unos u otros) la interpretan; solo ellos son verdaderos demócratas y los demás son enemigos de nuestra “democracia”. Unos exigen hacer una consulta que nadie quiere (porque es un ejercicio inútil) pero sin otorgar dinero necesario para su organización; otros exigen dinero o paran la maquinaria electoral, y de no ser por las decisiones de la Suprema Corte y del Tribunal Electoral, estaríamos aún en el limbo de la incertidumbre sobre si el INE tiene derecho a suspender el proceso de revocación o no.

Por supuesto que es inaceptable que el presidente de la Cámara de Diputados denuncie penalmente a consejeros del INE por tomar decisiones que no favorecen a los intereses de su partido, como inaceptable es que el INE suspenda el proceso de revocación de mandato que la constitución le obliga a organizar.

Los protagonismos de uno y otro lado desgastan los procesos democráticos. De estas discusiones no saldremos con un mejor INE ni con partidos o poderes de la unión con mayor legitimidad; presenciamos un espectáculo triste: un INE que es incapaz de asumir un papel menos protagónico y más autocrítico, y un partido en el poder que es incapaz de reconocer el valor de un instituto como el INE -con todas sus deficiencias.

En medio de la discusión de élites se encuentran los ciudadanos a quienes se engaña: ni porque el INE tenga 5 mil millones más será mayor o mejor adalid de la democracia ni porque se lleve a cabo una consulta de revocación de mandato el pueblo manda.

Esta visión romántica (el INE como defensor de la democracia o Morena como defensor de la voz del pueblo) está lejos de ser la realidad de las elecciones en el país, y lejos de conducir a una democracia con todas sus letras. Las elecciones en México están dominadas por la violencia y la verdadera voz del pueblo tendría que escucharse en los reclamos de mayor seguridad, mejores servicios, mayor empleo, mejores condiciones de vida.

Los grandes protagonistas antagónicos de este circo engañan a todos: ni todo es tan blanco, ni todo es tan negro. Ni de un lado ni del otro.

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Autor Lado B
Juan Manuel Mecinas
Profesor e investigador en derecho constitucional. Ha sido docente en diversas universidades del país e investigador en centros nacionales y extranjeros en temas relacionados con democracia, internet y políticas públicas.
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