Lado B
Cura personalis en mi docencia
Por Espacio Ibero @
14 de octubre, 2021
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Juan Ernesto López Martínez 

Cura Personalis (CP) es un término en apariencia evidente en su significado. Aunque está en latín, podemos imaginar con facilidad a qué se refiere. Tiene que ver con la cura o la sanación, el cuidado a la persona. Así, es sencillo pensar que en su práctica es igual de evidente o simple de concretar.

La primera parte: cura, viene del latín «curare» o «cuidar». Cercano a lo que imaginamos en el párrafo anterior: el cuidado. Algunas aplicaciones comunes del término que encontramos en la vida diaria ayudan a entender este cuidado.

Hemos escuchado sobre el «Señor cura». El clérigo que se encarga del cuidado de la grey, del rebaño, de la comunidad de fieles cristianos. El «curador» en la galería de arte elige el cúmulo de obras a exponer con un sentido o significado, dicho esto en muy resumidas palabras. La «curación de contenido» tiene que ver con la recopilación de información con un criterio y fin bien definido. O la «curatela», que en el ambiente jurídico tiene que ver con asistir o complementar la capacidad de otro incapaz de hacerlo.

Sin embargo, la CP es un hallazgo de San Ignacio de Loyola (1491-1556) durante la práctica de sus Ejercicios Espirituales (EE). Encuentra que el hombre en la vida y su camino hacia la felicidad que es Dios necesita de la cura y el acompañamiento. Imposible hacerlo solos. Ignacio escribe los EE como anotaciones para orientar en la oración, examen de conciencia, meditación, contemplación y otras actividades espirituales de una vida dirigida a Dios. Anotaciones que sirvan a quien da los EE y a quien los recibe.

La CP es un acto humano de dar, transmitir y recibir. Se establece en una relación directa entre quien da los EE y quien recibe los EE. Las anotaciones de los EE no son un manual. No es un saber, una doctrina, método o ideas rectores para proceder. “Porque no el mucho saber harta y satisface el alma, sino el sentir y gustar las cosas intensamente” dice Ignacio en la notación de los EE número dos.

La cura personalis puede confundirse con el counselling o el coauching, pero no. No es una técnica. Ni de manejo de grupos o de psicoterapia o de orientación profesional. En la CP el que da los ejercicios deja conducirse y decidir al que recibe los EE. Para Ignacio todos necesitan CP. Nadie puede valerse por sí mismo. Rechazar el acompañamiento lleva el riesgo de perderse.

En la práctica docente el alumno se acerca y pregunta. Busca el acompañamiento. Ese es un primer avance y una de las primeras características de la CP. Disposición (EE 18) a corregirse (EE 24) y de “reflectir en mí mismo” EE 114. Una actitud abierta y dispuesta a que llegue y se acerque quien sea. No es una actitud de buscar que el otro se acerque. Me parece que es fortuito y aleatorio cuando sucede. Pero si pasa, ya hay un avance que no podemos dejar pasar.

Otra característica de la CP es el diálogo. No me impongo, no hago un monólogo donde yo hablo y me hago escuchar. Todo lo contrario: escucho, comprendo y retroalimento. La CP en la educación implica formar la libertad personal para que quien es acompañado responda y decida el camino que elige. Evitamos ser el capataz y/o la pilmama. Aunque ni duro ni severo, diría Ignacio en EE siete.

La CP es un encuentro entre personas. Me sensibilizo a la diversidad de las personas (edad, cultura, madurez, condición de vida EE 18-20) y a las agitaciones del espíritu (EE 17). Sí pregunto, con respeto, e indago (EE 17) cuando no veo movimiento en su espíritu (EE seis). Atiendo la diversidad personal. Debo conocer para llevar la “cura” y el cuidado. El encuentro es entre personas y como tal me doy a conocer. El otro es una persona con su propia realidad.

No hay nada que temer si pregunto por cosas que me permitan reconocer a la persona que está frente a mí. En tiempos de clases en línea, se ha vuelto más complicado interactuar con una pantalla llena de cuadros con fotos fijas o en negro, producto de cámaras apagadas. La CP es un diálogo personal y constante. Tengo que conocer para curar. ¿Cómo conozco a alguien? ¿Cómo me acerco? ¿Qué preguntar? ¿Cuándo preguntar? ¿Para qué preguntar? ¿Cuándo parar?

La notación 22 de los EE es para mí la más orientadora: “se ha de presuponer que todo buen cristiano ha de estar más dispuesto a salvar la proposición del prójimo que a condenarla. Y si no la puede salvar, pregunte cómo la entiende, y si la entiende mal corríjale con amor”.

La condición necesaria para el encuentro es el diálogo. Establezco un diálogo o coloquio o conversación en lenguaje coloquial, corriente, informal, familiar y/o distendido. Se trata de un encuentro personal, humano, abierto amoroso y dispuesto a valorar la propuesta del otro con preguntas que me ayudan a evitar los juicios de valor de lo que oigo.

La CP es acompañamiento anticipatorio en el primer frente de la educación, el aula. Implica un abordaje protector en comunidad, con una mirada y escucha: atenta, aguda, profesional y amorosa. Mirar y prestar atención como profesor, ser compasivo y, sobre todo, amoroso. Todos tenemos el compromiso del cuidado; la exigencia, preocupación y atención para mirar y escuchar, sin prejuicio.

San Ignacio de Loyola. Ejercicios espirituales. Texto modernizado por Manuel Iglesias, SJ. México: Buena Prensa, 2016

*Foto de portada: Kampus Production | Pexels

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