Jorge Noris pasa de los 30 años y trabaja en una empresa gubernamental asociada a la informática y las comunicaciones. Antes de 2021 cobraba alrededor de 2300 pesos mensuales. Previo a la llegada de la COVID-19 a Cuba, esa cantidad le permitía comprar pollo, hamburguesas, picadillo, escoger entre varias marcas de artículos de higiene y llevarle golosinas a sus dos hijos. Comprar un bombillo con su salario solo dependía de los inventarios de las tiendas. Hoy, buena parte de esos productos solo están disponibles en el mercado subterráneo a precios que llegan a triplicar los oficiales. Comprarlos en las tiendas en divisa (denominadas de Moneda Libremente Convertible, MLC) del Estado requiere paciencia y suerte, con el trámite inevitable de canjear “en la calle” los pesos cubanos por dólares. Desde hace meses, las tiendas en divisa son la principal fuente de abasto para la población de la isla. Sus similares en la moneda nacional permanecen prácticamente vacías.
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A finales de 2020, el Gobierno cubano emprendió su mayor reforma económica de las últimas décadas, nombrada Tarea Ordenamiento. Buscaba resolver viejos problemas de la economía nacional, entre ellos, aumentar el poder adquisitivo de los ciudadanos, revaluación del peso cubano como moneda oficial mediante la eliminación del peso convertible y establecer una tasa de cambio única del peso cubano frente a las divisas extranjeras. Más de seis meses más tarde, ninguno de esos propósitos se ha alcanzado. El salario no puede emplearse para comprar en las tiendas más abastecidas; los precios en el mercado negro, incluido el de las divisas, se han disparado; circulan el peso cubano, el dólar y el euro; y la cotización de la moneda estadounidense entre los cubanos en la calle es más de dos veces la establecida por el Banco Central.
Antes de la Tarea Ordenamiento, en Cuba funcionaban varias tasas de cambio entre el peso cubano, el peso cubano convertible y el dólar. Los ciudadanos solían usar las dos primeras monedas, que se canjeaban a razón de 24 pesos cubanos por cada peso convertible. En diciembre de 2020, Marino Murillo Jorge, jefe de la comisión para implementar las reformas económicas, argumentó que esta situación sería resuelta “sin hacer otra devaluación en el sector de las personas”. Para ello, se tomó la tasa de 1×24 entre el peso cubano convertible y el peso cubano, y se estableció que un dólar equivale a 24 pesos.

La Tarea de Ordenamiento acentuó la escasez de productos que ya vivían los cubanos. / Foto: Yandry Fernández
Para el economista Pavel Vidal, quien trabajó como experto del Banco Central de Cuba y es profesor de la Universidad Javeriana de Cali, Colombia, el peso cubano se ha devaluado unas diez veces. “Con un proceso de tal magnitud, los impactos inflacionarios son altos”, alertó.
La nueva cotización se estableció en un momento en que el Gobierno no garantizaba —ni garantiza aún— el cambio de pesos cubanos a dólares en las sucursales bancarias. Además, desde finales de 2019 existen las mencionadas tiendas MLC, un mercado paralelo administrado por cadenas de tiendas estatales donde se venden productos de primera necesidad en divisas.

Timeline: Economía en cuba. / Ilustración: Connectas
A diferencia del resto de los establecimientos comerciales, en estas tiendas solo se puede pagar mediante tarjetas electrónicas en las que se haya depositado divisas. Al principio se dijo que fueron abiertas para mantener ofertas en las tiendas en CUP y CUC, monedas menos fuertes. Ese objetivo se lograría, según Raúl Castro, mediante el incentivo a “las remesas que los ciudadanos cubanos en el exterior realizan a sus familiares en el territorio nacional”. El presidente Miguel Díaz-Canel dijo que ocurriría mediante la recaudación del efectivo circulante. En junio último, durante una sesión del Consejo de Ministros, el mandatario defendió la polémica modalidad comercial, al asegurar que “si no lo hubiéramos hecho el desabastecimiento hoy hubiese sido mucho mayor”.