Lado B
La Navidad más cara de la historia
La crisis logística mundial gravitará sobre las fiestas de fin de año con escasez de ciertos productos y un alza en el costo de la vida en América Latina. ¿Será un tema de temporada o una nueva realidad permanente?
Por Connectas . @
28 de noviembre, 2021
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Leonardo Oliva

Como todas las semanas, Víctor fue al supermercado cercano a su casa en Bogotá (Colombia) para comprar la cerveza que le gusta. Pero su sorpresa fue grande cuando advirtió en la góndola una oferta de marcas muy escasa. Elizabeth, de Santo Domingo (República Dominicana), lleva varias semanas usando productos de maquillaje diferentes a los habituales, que hoy escasean en su país. Marcos, en Mendoza (Argentina), espera hace cinco meses por el auto nuevo que compró y que ya está pagando en cuotas. En la fábrica le repiten siempre lo mismo: “No hay chips”, los semiconductores vitales para la industria automovilística.

Como ellos, millones de latinoamericanos empiezan a sufrir en carne propia un fenómeno que ya viven los estadounidenses desde principios de este año: la escasez de productos de consumo masivo. Una anomalía que anticipa una mala noticia: la de 2021 puede ser una Navidad escandalosamente cara, producto de una alarmante subida de precios como consecuencia de los faltantes de mercaderías.

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Desde hace meses se habla de que, por efecto de la pandemia pero no solo por ella, una tormenta perfecta jaquea al comercio mundial. En el centro del problema está la llamada “crisis de los contenedores”, un fenómeno que ha roto la cadena logística de abastecimiento desde Asia al resto del planeta. Así como el coronavirus con su imparable ola de contagios evidenció el lado oscuro de la globalización, la escasez mundial de mercaderías refleja otra vez que el aleteo de una mariposa en un puerto de China puede sentirse con fuerza en cualquier lugar.

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Las causas de esta crisis confluyen en el gigante asiático, hoy la gran fábrica del mundo. Primero, la pandemia. Para contener la expansión del virus, el gobierno chino aisló a millones de trabajadores, por lo que muchas industrias manufactureras debieron cerrar o trabajar a media máquina. A la par Estados Unidos, su mayor comprador, empezó a demandar más productos chinos una vez su economía tomó impulso de nuevo con la vacunación. Y lo mismo hicieron Europa y Latinoamérica, en menor medida. Con baja producción en el origen y mayor demanda en el destino, la cadena de suministros empezó a colapsar a mediados de este año. Y lo que parecía una situación temporal se extenderá varios meses más según los pronósticos optimistas. Algunos arriesgan, incluso, que llegará a 2023. Así que en nuestros países habrá que acostumbrarse a las góndolas semivacías o con menos variedad. Y sobre todo a precios más altos, en medio del empobrecimiento general que dejó la pandemia.

 

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*Foto de portada: Alexandr Podvalny | Pexels

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