Lado B
Humedal de Valsequillo, abandonado por el estado
Pese a que el Humedal de Valsequillo es un Área Natural Protegida de jurisdicción estatal y un sitio Ramsar, de protección internacional, por ser un lugar de descanso de aves y un cuerpo de agua de importancia vital, no hay acciones para su preservación
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
20 de junio, 2021
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Selene Agustín Serrano, bióloga que lleva 18 años viviendo a orillas del lago de Valsequillo, señala un punto cerca del monte a un lado de la colonia “Ampliación Balcones del Sur”, donde se ve un grupo de vacas pastando entre el verde del suelo y los cerros. Ahí, donde está parado el ganado, antes había agua que era parte de la laguna Valsequillo. Ahora, por la falta de atención de las autoridades, el crecimiento desordenado de la mancha urbana y la sequía, el espejo de agua se reduce cada vez más, y donde antes había líquido ahora hay tierra que se endurece y se convierte en suelo.

Martes

A pesar de que el humedal de Valsequillo es un Área Natural Protegida (ANP) de jurisdicción estatal —decretada como tal en 2012—, y que además cuenta con la denominación de sitio Ramsar —desde 2011—, que otorga la Convención de Ramsar (integrada por gobiernos de 160 países) a todos los humedales con importancia internacional por albergar aves migratorias y ser parte de un corredor biológico esencial para el equilibrio ecológico, no se han realizado acciones para su conservación

Así, la existencia del humedal, que es casa de al menos 31 especies distintas de aves, 15 mamíferos, ocho anfibios, 21 reptiles, dos peces y seis invertebrados acuáticos, peligra por el abandono y la contaminación.

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El humedal de Valsequillo, un territorio con fuerte presencia de agua superficial y subterránea a bajas profundidades, comprende más de 23 mil hectáreas en la parte sur del municipio de Puebla, y está integrado no sólo por la laguna sino por la presa y un valle, además de afluentes de los ríos Atoyac y Balsas que llegan directo al cuerpo de agua.

Foto: Olga Valeria Hernández

Por una parte, al ser una ANP, tendría que tener un plan de manejo que determine qué acciones para su preservación pueden llevarse a cabo dentro del polígono protegido (y detallar qué acción corresponde a cada zona), lo cual, en teoría, está a cargo del gobierno del estado de Puebla.

Por otra parte, al ser un sitio Ramsar, el desarrollo de la zona debería ser “una prioridad nacional y [se deberían seguir] los conceptos de desarrollo sustentable”, como lo menciona el documento que justifica el ingreso de Valsequillo a esta red de zonas protegidas a nivel mundial.

Sin embargo, de acuerdo con Selene y Everardo Correa, biólogo que también lleva casi dos décadas en la zona, sólo se han hecho algunos cambios para mejorar el aspecto visual de la zona: sólo en las partes turísticas las autoridades han hecho algo para que se vea “bonito”, pero no han atendido el problema de raíz. 

Ejemplo de esto es que en la parte urbana que abarca el humedal, como la colonia Santa Lucía entre Balcones del Sur y Héroes de Puebla, hay pequeñas vetas de los ríos llenas de suciedad, espuma tóxica y a las que descargan directo los drenajes, que van a Valsequillo.

De acuerdo con el Doctor Ernesto Mangas, investigador de la BUAP con 30 años de experiencia estudiando la zona, hay una cuestión de abandono y una falta de interés por parte de las autoridades, pues en las tres décadas que ha trabajado en el sitio, las acciones ejecutadas por el gobierno han sido inoperantes. 

El Doctor señala también que no hay transparencia en cuanto a las acciones del gobierno, pues no se pueden consultar los planes de manejo ni acciones que se llevan a cabo para la preservación de la zona.

Por todo esto, así como el crecimiento urbano desmedido y poco planeado, y los cambios de clima, la prevalencia del cuerpo de agua se ha afectado enormemente. 

Así, cerca de donde Selene y Everardo se paran, se ve el lago cubierto de lirios (señal de toxicidad, pues la planta limpia los metales pesados del agua), y una colonia que empezó como asentamiento irregular y poco a poco se ha ido expandiendo por las laderas.

Un edén marchito por el azolvamiento

Selene encabeza el proyecto “Granja la Tierra” desde hace 18 años, un centro autosustentable de permacultura a orillas del lago, dentro del área natural protegida. Ahí se han dedicado a restaurar el ecosistema de la zona, que es selva baja caducifolia (es decir, que las especies de flora que ahí existen no tienen hojas todo el año sino que reverdecen por épocas), y también a dar seguimiento a lo que ocurre en el humedal. 

Granja la Tierra está en Santa Cruz Ixtla, una inspectoría de la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacán, parte del municipio de Puebla, que colinda con las colonias del sur de la ciudad como Balcones del Sur y Ampliación Balcones. 

El cambio al llegar a Santa Cruz es abrupto: después de sortear caminos de concreto, cientos de casas amontonadas unas con las otras, y asentamientos irregulares que apenas empiezan a tener servicios, aparece sin avisar la laguna de Valsequillo (escondida por los lirios) y lo que a simple vista puede parecer un campo limpio. 

Foto: Olga Valeria Hernández

Pero al acercarse se nota la huella de la contaminación del Atoyac que descarga directamente en la ANP: desechos de plástico, olor a drenaje y animales; y cultivos donde debería haber agua, por el asentamiento y solidificación del suelo.  

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A ese fenómeno de la tierra asentándose y solidificándose, donde debería haber agua, se le llama azolvamiento. Ernesto Mangas explica a LADO B que actualmente Valsequillo ha perdido cerca del 45 por ciento de su capacidad de almacenamiento, debido a la erosión del terreno y la sedimentación del lirio acuático.

Durante un recorrido por el humedal, Selene señaló un sembradío de maíz, y otro grupo de vacas, a escasos metros del espejo de agua que es prácticamente invisible por estar cubierto de lirio.

“El río Atoyac entra por (…) la parte oriente de Santa Cruz la Ixtla, entra y ya se forma la presa de Valsequillo. Y en esta parte está azolvándose. Entonces está muy azolvado, tanto que las orillas de la presa son más grandes para la siembra, y antes el lago llegaba acá arriba. Se está haciendo más tierra”, explicó Selene, quien se refiere a una suerte de valle que se aprecia desde los cerros hacia abajo.

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En su opinión uno de los principales problemas es que la ANP está muy cerca de la mancha urbana, de hecho, prácticamente ya es parte de la misma. Pero si se gana espacio de tierra al lago para luego construir y vender, se estaría haciendo en tierra no firme (pues es tierra azolvada) lo que puede significar deslaves o desastres en caso de un temblor.

Otra consecuencia preocupante es que se está azolvando tanto que la parte donde entra el río se estrecha cada vez más, y si en el futuro el agua llega con fuerza se puede desbordar a ambos lados de Valsequillo.

La afectación de las aves

Foto: Olga Valeria Hernández

Algo que no es muy sabido del humedal es que es un punto importantísimo para las aves migratorias en todo el continente. Es parte del corredor migratorio de aves de América, y es uno de los pocos lugares en la cuenca del río Balsas considerado de alta importancia biológica.

Selene y Everardo explican que uno de los detonantes para la declaratoria del sitio Ramsar fue justamente un estudio y un catálogo de las aves que se quedan y las que pasan por Valsequillo. 

“Estamos en un paso de migración de rutas migratorias de aves. Si se compromete la vida del lago de Valsequillo estamos comprometiendo la vida de estas aves migratorias. Los problemas pueden ser hacia distintos lados”, dice la bióloga.

Por su parte, el Doctor Ernesto Mangas explica que en México hay tres corredores de migración aviar: pacífico, golfo y centro, y el humedal está en este último. El largo vuelo obliga a los pájaros a descansar en los primeros cuerpos de agua de gran tamaño, y el humedal es uno de ellos, recibiendo año con año a patos y falcónidos (además de los halcones que viven ahí de manera permanente). 

Además, la calidad del agua, por la contaminación, puede generar problemas de salud en aves, agrega el Doctor, aunque es algo que los científicos aún no estudian a profundidad.

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LADO B buscó a la  Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial, dependencia a cargo del área, para conocer el plan de manejo y acciones para la conservación de Valsequillo, pero hasta el momento de esta publicación no hubo respuesta.

*Foto de portada: Olga Valeria Hernández

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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