México es considerado uno de los 17 países megadiversos, de acuerdo con el Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente de Naciones Unidas, ya que posee entre el 10 y 12 por ciento de la biodiversidad del planeta; sin embargo, esta diversidad se ve amenazada por el tráfico ilegal de vida silvestre.
Particularmente, datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) señalan que, en el territorio nacional, 392 son las especies de aves que están consideradas en riesgo, de las cuales 95 se encuentran en peligro de extinción.
La Unidad de Manejo Ambiental (UMA): Konkon, de la BUAP, trabaja en el rescate, rehabilitación, liberación, investigación científica y concientización a la población sobre el cuidado e importancia de las aves rapaces para el ecosistema.
La unidad fundada por el Doctor en Ciencias Biológicas, Andrés Estay Stange, también profesor investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas de la BUAP, trabaja en colaboración con el Hospital Veterinario de Pequeñas Especies y normalmente con 25 estudiantes al año. Resultado de estos esfuerzos conjuntos, en los últimos cinco años, 40 aves de distintas especies han sido rescatadas.
Ahora, como consecuencia del confinamiento por la pandemia de COVID-19, el modo de operar de este proyecto se ha visto modificado temporalmente y, por el momento, el Doctor Andrés Estay es quién realiza todas las actividades del centro de rescate.
En LADO B decidimos hablar de la importante labor que se hace en esta UMA, por lo que entrevistamos al fundador del proyecto, quien nos habló de los principales problemas que enfrentan las aves de presa en la actualidad, y de la importancia del cuidado y conservación de la biodiversidad.
En las culturas prehispánicas, los búhos eran animales muy importantes porque representaban conexiones sagradas con el inframundo, por lo que eran respetados. Sin embargo, en la actualidad, existe una arraigada creencia de que estas aves anuncian la muerte, que son malas y deben ser temidas, explica el director de Konkon.
Mientras el Doctor Estay realizaba su doctorado, estudiaba poblaciones de búhos y su relación con los humanos. Esto lo llevó a reconocer que existe un grave problema de agresión hacia estos depredadores nocturnos, basado en prejuicios, miedo y estigmas.
«Muchas comunidades piensan que [los búhos] son brujas, que son malos, que son de mala suerte». Fue así que, a partir de reconocer dichos problemas, surgió la iniciativa de realizar un acercamiento práctico a estas aves, para aplicar su conocimiento en su conservación y rescate, el resultado fue Konkon.
Así pues, la Unidad intenta hacer frente a este problema buscando la apertura de dichas comunidades, a través de pláticas para desmontar los mitos y estigmas acerca de estas aves, y hacer ver a las personas que los búhos y lechuzas son simplemente animales.
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De igual manera, Konkon ofrece talleres de educación ambiental para escuelas –que pueden ser solicitados en su sitio web– con la finalidad exponer la importante función de las aves rapaces en la naturaleza, pues estas contribuyen al control de plagas de insectos, ratones y ratas; su papel es esencial para mantener el equilibrio de los ecosistemas, pues son depredadores tope, es decir, están en lo más alto de la cadena alimentaria.
UMA Konkon ha colaborado en proyectos de asesoramiento en prevención de la vida silvestre entre México y la Unión Europea con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio); ha apoyado revisiones de propuestas de ley para el gobierno federal, y ha colaborado en eventos del festival Pottermania dedicados a los fanáticos de Harry Potter –por su gusto hacia las lechuzas–, con la intención de crear conciencia acerca de que las aves rapaces no deben ser tratadas como mascotas.
Una historia peculiar que nos cuenta el Doctor Estay es la de Kimi, una lechuza de campanario (de la especie Tyto alba) que nació de dos ejemplares que fueron rescatados y rehabilitados por Konkon, y que ahora ayuda con las campañas de la Unidad.
Junto a voluntarios y especialistas en cuidado de vida silvestre, Kimi colabora en el trabajo de concientización sobre el papel de las aves rapaces en el ecosistema, pues –como nació y se crió en cautiverio– está acostumbrada a convivir con las personas.
De igual manera, Kimi ha participado como emblema en la Campaña Permanente de Prevención del Suicidio de la Dirección de Acompañamiento Universitario BUAP. Así, se ha vuelto en un ave muy popular y estimada por la comunidad universitaria; prueba de ello son los más de 2 mil 500 seguidores que tiene su perfil de Facebook.
Sin embargo, más allá de los prejuicios sobre estas aves rapaces, estas enfrentan –así como el resto de animales silvestres– un problema aún mayor: la tenencia y el tráfico ilegal de especies. El doctor Andrés Estay explica que: «Mucha gente piensa que yendo al mercado y comprando un ave ilegal la está rescatando, cuando en realidad se está volviendo cómplice de un delito fuerte, de un delito federal».
La legislación ambiental mexicana establece que la tenencia ilegal de animales silvestres es un delito de conformidad con el artículo 420 fracciones IV y V del Código Penal Federal, que se castiga con multas o hasta penas que van de uno a nueve años de prisión.
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La demanda de fauna silvestre en el mercado ilegal propicia el tráfico y pone en peligro a una gran cantidad de especies animales y a los ecosistemas. Entre las aves más afectadas están las psitácidas: guacamaya roja, guacamaya verde y loro cabeza amarilla; de las aves rapaces: el águila real, el halcón de Harris, el halcón cola roja y el gavilán tirano. La mayoría de las aves que son canalizadas a Konkon provienen de esta tenencia y tráfico ilegal.
Un ejemplo particular de los peligros del tráfico ilegal de especies lo vemos en el caso del águila azor negra, también llamada “águila tirana” (Spizaetus tyrannus), presente en la geografía de Puebla, que se encuentra en peligro de extinción debido al tráfico de la biodiversidad.
Así pues, frente a los problemas y peligros que enfrentan estas aves rapaces, preguntamos al director de Konkon cómo ayudar a la conservación de la vida animal, y estas fueron sus recomendaciones:
Por último, el Doctor comentó que, a pesar de que organismos como Profepa y los refugios de animales trabajan en la prevención del tráfico de vida silvestre, la participación de la ciudadanía es fundamental para lograr frenar el problema.
*Foto de portada: Facebook Konkon UMA
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