Si el gobierno busca financiar algo, lanza convocatorias para concursos; es lo ideal pero también sabemos que se trata de una lotería que la mayoría de las veces, como por ejemplo en proyectos de infraestructura, ya se tendrá de antemano a los elegidos. Así ha ocurrido siempre, a veces no basta con cumplir con los requisitos de manera sobresaliente sino, además, de un leve empujón o una dosis de suerte. Claro que los únicos que salen contentos de estos procesos son los ganadores. La gran duda es saber quiénes son estos ganadores exactamente.
Se han publicado los resultados de proyectos de divulgación científico cultural, que en lenguaje burocrático-legal son una “red de espacios de acceso universal al conocimiento científico, tecnológico y humanístico a través del arte”. Se repartirán alrededor de 50 millones de pesos entre 36 proyectos seleccionados, cada uno dependiendo de su propuesta se llevará a casa entre 200 mil y 1.5 millones de pesos. El propósito de apoyar estas iniciativas, otra vez en lenguaje buro-legal, es “propiciar una revolución de las conciencias con sustento científico, pertinencia local y/o regional de una manera incluyente, atractiva y apropiada para público infantil, juvenil, grupos subrepresentados y en atención a las disposiciones oficiales referentes a la nueva normalidad” (creo que la última frase está de sobra).
Quisiera saber cómo estará financiada esta “revolución de las conciencias con sustento científico”, pero al parecer esa parte no será del todo transparente hasta conocer los resultados, ya que de algunos proyectos solo se tiene el nombre, sin hacer mención de las partes involucradas. Entre los ganadores que se pueden identificar hay institutos veteranos como el Instituto de Geología de la UNAM, que busca rehabilitar el llamado paseo-museo del Geopedregal, o el Museo de Ciencias Tezozómoc del IPN. También los hay conocidos, como el Museo Kaná de Ciencia y Tecnología, en Xalapa, o no tan conocidos, como el Centro de Readaptación Social de Tanivet, en Oaxaca. Estos son los que incluyen su nombre en el título del proyecto.
Estas son algunas noticias de la ciencia que quisiera compartir con ustedes:
Podría tratarse de una especie de paraíso. En un área protegida de 16 kilómetros cuadrados entre los desiertos de Sonora, Chihuahua y Estados Unidos se descubrió que existen más de 470 especies de abejas. Esto lo pueden leer en LADO B.
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