Por favor, dejemos atrás la frase “cada quien desde su trinchera”. En términos castrenses se refiere a una situación estática, quedarse inamovibles para defender una posición, pero no para avanzar. Claro que para muchos es pelear desde sus puestos, pero en un sentido práctico esto no contribuye mucho a ganar la batalla, mucho menos la guerra. Pero bueno, es un lugar común, algo hueco, una frase hecha ante la falta de otras ideas.
Ahora bien, comprendo que es necesario hacer énfasis en la necesidad de estimular el interés por la ciencia entre la sociedad, otorgar libertad de investigación a los científicos y por supuesto solicitar más recursos económicos, además de detener la fuga de cerebros (este sí un tema que se arrastra desde hace décadas) y dar oportunidades a jóvenes investigadores, pero todo esto se ha repetido hasta el cansancio en todos y cada uno de los foros, entrevistas y reportajes sobre el tema en los últimos meses; se ha mencionado tanto que corren el riesgo de convertirse en palabras huecas para la sociedad en general, repetidas por los científicos “desde sus trincheras”.
Resultó sin embargo muy interesante escuchar la opinión de la Doctora Saraí Miranda Juárez, del Colegio de la Frontera Sur, quien se desmarcó de los lugares comunes, hablando desde las relaciones jerárquicas de poder en el quehacer científico y la política contractual de los investigadores de las cátedras Conacyt. Habló realmente de política científica, de alejarse de esa perspectiva que se tiene de los investigadores como “maquiladores de conocimiento”, de las irregularidades en las prácticas laborales que afectan a los jóvenes científicos. Si este hubiera sido el eje de la plática creo que se habría llegado a algo más concreto, pero fue interrumpida porque su tiempo de participación se terminó para dar paso a otros comentarios que, aunque necesarios, no fueron más allá de ser un pase de lista de problemas ya conocidos por todos los involucrados, sin aportar una idea o solución concreta.
