Nadie estaba seguro del impacto a corto plazo que tendría la pandemia en los bosques del mundo en 2020.
Algunas personas creyeron que las medidas de aislamiento y los shocks económicos frenarían las tasas de deforestación; mientras que otras pensaron que el aumento de los precios de los activos, los programas de incentivos desde el gobierno, la flexibilización en la aplicación de la ley ambiental y una reversión repentina de la migración del campo a la ciudad impulsarían la tala de bosques.
Los datos publicados por la Universidad de Maryland brindan un primer panorama integral de lo que sucedió en los bosques del mundo en 2020.
Las cifras indican que la pérdida de bosques se mantuvo en ascenso inmediatamente después del inicio de la pandemia, pero “no muestra cambios sistémicos obvios en la pérdida de bosques como resultado de la pandemia de COVID-19”, según el World Resource Institute (WRI), que ha publicado los datos en su plataforma Global Forest Watch.
Sin embargo, es probable que la respuesta política a la pandemia tenga un impacto mayor en el destino de los bosques, dice Frances Seymour del WRI.
También puedes leer: Colombia: el saber indígena revela el valor de los bosques amazónicos
“La pandemia de COVID-19 perturbó vidas y medios de subsistencia en todo el mundo, y la economía global se contrajo alrededor de un 3.5 % en 2020. Sin embargo, a pesar de la recesión económica, la pérdida de bosques tropicales primarios aumentó un 12 % en comparación con 2019, continuando la tendencia al alza”, escribió Seymour. “Es probable que los impactos más significativos de la pandemia en los bosques aún estén por llegar”.
“A menos que vean alternativas, los gobiernos que luchan con recursos fiscales limitados y altos niveles de deuda se verán tentados a recortar los presupuestos de las agencias ambientales y otorgar licencias para nuevos proyectos de inversión que podrían aparecer en los datos de pérdida de bosques en años futuros”, indica la experta del WRI.
Según los datos, el planeta perdió un área de cobertura arbórea más grande que el Reino Unido en 2020, incluidas más de 4.2 millones de hectáreas de bosques tropicales primarios. La pérdida de cobertura arbórea aumentó tanto en los trópicos como en las regiones templadas, pero la tasa de aumento de la pérdida fue mayor en los bosques tropicales primarios, liderada por el aumento de la deforestación y la incidencia de incendios en la Amazonía, la selva tropical más grande de la Tierra.
“La señal más ominosa de los datos del 2020 es el número y la variedad de casos en los que los bosques mismos sufrieron eventos climáticos extremos”, escribió Seymour. “En la Amazonía, la quema ahora ocurre dentro de la selva tropical, en lugar de solo en los límites de las zonas recientemente taladas”.
La destrucción de los bosques tropicales primarios, los ecosistemas con mayor diversidad biológica del mundo, liberó 2.64 mil millones de toneladas de carbono, una cantidad equivalente a las emisiones anuales de 570 millones de automóviles, que es “más del doble de la cantidad de automóviles en las carreteras en los Estados Unidos”, según un análisis publicado por Mikaela Weisse y Elizabeth Goldman de WRI.
Brasil (1,7 millones de hectáreas de bosques primarios perdidos), República Democrática del Congo (RDC) (490 000 hectáreas) y Bolivia (277 000 hectáreas) encabezaron la lista. La pérdida solo en la Amazonía brasileña ascendió a 1.5 millones de hectáreas, un aumento del 15 % con respecto a 2019.
El aumento de la deforestación en la Amazonía brasileña en 2020 fue ampliamente anticipada debido a los esfuerzos mundiales de monitoreo de la deforestación en Brasil, que incluyen informes regulares de la agencia espacial del gobierno INPE y ONG independientes como Imazon. La pérdida de bosques en la Amazonía brasileña representó más del 40 % de la pérdida de bosques primarios en los trópicos en 2020.
La Amazonía brasileña también experimentó un aumento en el número de incendios forestales en 2020 a pesar de que el gobierno federal prohibió las quemas y envió al ejército para controlar la deforestación. El aumento de los incendios y las condiciones cambiantes en la Amazonía han generado preocupación entre especialistas, debido a que algunos sectores de la selva tropical se están secando, poniendo en marcha una transición hacia un ecosistema de bosque seco o sabana como el de los bosques adyacentes Cerrado y Chaco.
La pérdida de bosques primarios en Brasil no se limitó a la Amazonía. Según el WRI, la deforestación de bosques primarios en el Pantanal, el humedal tropical más grande del mundo, fue 16 veces mayor en 2020 que en 2019 debido a los incendios generalizados que quemaron casi un tercio del ecosistema.
“Al igual que en la Amazonía, la mayoría de los incendios de 2020 en el Pantanal fueron iniciados por personas para administrar la tierra, pero se descontrolaron en 2020 debido a niveles de sequía no vistos desde la década de 1970”, escribieron Weisse y Goldman de WRI. “La deforestación en otras partes de América del Sur puede influir en que se seque el Pantanal, y es probable que el cambio climático haga que los eventos extremos sucedan con mayor regularidad”.
La pérdida de bosque primario también fue significativa en otros países amazónicos, como Bolivia (277 000 hectáreas de pérdida de bosque primario en 2020), Perú (190 000 hectáreas) y Colombia (166 000 hectáreas).
La pérdida de bosques primarios de Colombia aumentó un 45 % durante 2019, un aumento que Nicola Clerici, ecologista de la Universidad del Rosario, y Rodrigo Botero, director de la ONG Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, atribuyen a la falta de control en áreas donde el gobierno ha retirado recursos para concentrarse en hacer frente a la pandemia. Más allá del aumento de la deforestación para el ganado y el cacao, Clerici le dijo a Mongabay que las autoridades del parque, las comunidades locales e indígenas y las y los defensores del medio ambiente han experimentado crecientes amenazas y violencia. Botero dijo que algunas empresas parecen estar posicionándose para asegurar los derechos legales sobre la tierra que han invadido recientemente.
“El mercado informal de tierras a gran escala sigue avanzando”, dijo Botero a Mongabay. “Los grandes conglomerados industriales están entrando en áreas legalmente restringidas… [con] la expectativa de que las restricciones legales en el área cambien”.
Para Ernesto Ráez, director Ejecutivo del Instituto de Bien Común (IBC), lo que ha ocurrido el último año en Perú ha sido una agudización de los delitos ambientales que se han expresado en el incremento de la deforestación. “La pendiente de deforestación es hacia arriba, de eso no cabe ninguna duda y el abandono por parte del Estado de amplios territorios sobre todo en la Amazonía el último año ha propiciado este avance de los delitos ambientales”.
Con un aumento del 68 %, la Amazonía ecuatoriana experimentó el mayor incremento en la pérdida de bosque primario en términos porcentuales entre los países amazónicos. Bolier Torres, investigador de la Universidad Regional Amazónica IKIAM, pensó que la crisis económica de Ecuador, anterior al COVID-19 pero agravada por la pandemia, puede estar impulsando la migración de más personas de las ciudades a las zonas rurales lo que repercute en el aumento de la tala de bosques.
Fuera de la Amazonía, en los bosques secos de América del Sur, el aumento de la pérdida de cobertura arbórea en Argentina en 2020 fue más que compensado por una caída significativa en Paraguay. En conjunto, los países representaron más de 440,00 ha de pérdida de cobertura arbórea en 2020 y más de 6 millones de hectáreas de pérdida desde 2010. Gran parte de la deforestación en los dos países se debe a la agroindustria y la ganadería.
Continuar leyendo en Mongabay Latam
*Foto de portada: Cultivos de soya en el Chaco, en Bolivia/ Foto: Rhett A. Butler | Mongabay Latam