La película debut de Darren Aronofsky, “Pi”, subtitulada en México como “El orden del caos”, narra la historia de un genio matemático obsesionado con encontrar un patrón numérico de comportamiento en la bolsa de valores de Wall Street. La elusiva cifra que busca es también el objetivo de una gran corporación, por lo que le regalan un costoso chip de última tecnología para instalarlo en la computadora con la que el matemático corre sus simulaciones. Sin embargo el número que busca es también la meta de un grupo de judíos ultraortodoxos, quienes ven en este una manera de entrar en contacto con un plan divino. Al conversar con su mentor, este reprende al genio por buscar una quimera que se esconde entre las matemáticas (ciencia) y la numerología (superstición).
A estas alturas muchos conocen o han escuchado hablar del llamado efecto mariposa, aquel que dice que el batir de las alas de este insecto puede desencadenar una serie de reacciones que terminan provocando un huracán al otro lado del mundo. Pues bien, ahora gracias al análisis en las variaciones diarias en la temperatura en los últimos 40 años, comparados con datos económicos de alrededor de 1,500 regiones en el mundo, se confirma matemáticamente una estrecha relación entre estos dos factores; si la variación diaria en la temperatura es constante, provocará que el desarrollo económico en la zona donde ocurre sea más lento.
Un ejemplo que se menciona en el estudio realizado por el Instituto Potsdam para la Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático, en Alemania, menciona que la temperatura mensual promedio de economías como la de Rusia o Canadá, que están acostumbrados a tener variaciones estacionales de hasta 40° Celsius en un año, son relativamente más estables que sus contrapartes en Latinoamérica o el sudeste de Asia, donde las diferencias de temperatura entre estaciones aunque pueden ser de tan solo 3° Celsius, dichas variaciones provocadas por el cambio climático ocurren con mayor regularidad y son devastadoras.
“Si la temperatura diaria se desvía de las expectativas estacionales, los elementos fundamentales de la economía se ven afectados negativamente, incluidos el rendimiento de los cultivos, la salud humana, las ventas y los costos operativos”, mencionan en un comunicado. Estos resultados pueden estar sesgados por supuesto, ya que si bien el factor climático es un elemento importante que sin lugar a dudas incide en la economía, lo cierto es que no es el único factor a tomar en cuenta; las especulaciones bursátiles, decisiones políticas y otra serie de factores externos deben ser considerados. A manera de conclusión general, mencionan lo siguiente:
«El verdadero problema causado por un clima cambiante son los impactos inesperados, porque es más difícil adaptarse a ellos. Los agricultores y otras empresas de todo el mundo han comenzado a adaptarse. Pero, ¿y si el clima se vuelve simplemente más errático e impredecible? Lo que hemos demostrado es que un clima errático ralentiza la economía. Los responsables políticos y la industria deben tener esto en cuenta al discutir el costo real del cambio climático «.
Lejos de encontrar un patrón exacto que nos ayude a pronosticar con acierto ya no digamos el comportamiento de Wall Street, sino de fenómenos tan complejos como una pandemias (que por cierto, se ha reportado el resurgimiento del ébola en la R. D. del Congo), solo nos queda prestar atención a las señales que diariamente surgen y nos advierten de los retos que tenemos en puerta, para construir poco a poco una estrategia eficaz que nos permita trabajar en soluciones a largo plazo.
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