Lado B
Parlamento Abierto en Puebla, una agenda para transformar
Por Roberto Alonso @rialonso
03 de agosto, 2020
Comparte

La LX Legislatura de Puebla, que está por iniciar su último año de labores, eligió como lema tres palabras que le comprometen institucionalmente: legislar para transformar. A las claras, esta consigna no ha sido la que ha hecho destacar por entero el trabajo de las y los actuales diputados. Al contrario, el Congreso de Puebla se ha caracterizado más por prácticas de continuidad que de ruptura. No obstante, el tiempo que queda puede ser propicio para innovar, haciendo del Parlamento Abierto parte de la nueva normalidad democrática.

La literatura alrededor del parlamento sugiere que la legitimidad y la aceptación de las decisiones y los acuerdos políticos de largo aliento son resultado de intercambios públicos de argumentos. Este procedimiento es el que justifica la existencia del parlamento en un régimen democrático, de manera que, en un contexto de pérdida de confianza y lejanía con la sociedad, una agenda para la revitalización de esta institución exige atender y fortalecer este mecanismo a través de oportunidades como la cocreación de productos legislativos con la ciudadanía.

Esa y no otra es la finalidad del Parlamento Abierto en un sentido conceptual. Evidentemente, la noción de apertura en esta expresión baña toda la institución parlamentaria; no sólo aplica a la función legislativa, que es una de todo un conjunto de facultades y atribuciones que recaen en un parlamento. Como lo ha reconocido ParlAmericas, el Parlamento Abierto implica una nueva forma de interacción entre ciudadanas, ciudadanos y representantes con la finalidad de asegurar procesos legislativos transparentes, con participación ciudadana, rendición de cuentas, ética y probidad, todo lo cual puede ser favorecido con un uso estratégico de las tecnologías de la información.

También puedes leer: Designaciones públicas, prueba de fuego en democracia

Desde este mirador es posible sostener que el Parlamento Abierto no se reduce a foros o audiencias públicas, sin duda importantes en un ejercicio de esta naturaleza. Es, ante todo, colaboración y construcción conjunta de productos legislativos, pasando por espacios de escucha que, sin embargo, no agotan su alcance. Dejando de lado la conversión institucional que esta denominación le reclama a una asamblea, un ejercicio de Parlamento Abierto requiere transparencia en la metodología, la elaboración conjunta –entre la ciudadanía y representantes populares– de ésta, espacios reales para la participación ciudadana, esquemas de rendición de cuentas a lo largo del proceso y la mayor publicidad del mismo.

Así, el Parlamento Abierto constituye un nuevo modo de proceder con el potencial de transformar de forma y fondo la actividad legislativa.

A nivel federal son diversos los ejercicios de Parlamento Abierto, desde aquellos que han permitido construcciones legislativas conjuntas como leyes o nombramientos, hasta aquellos que enunciados como tal no pasan de ser simples espacios de escucha, ni siquiera de diálogo o deliberación, en los que las voces ciudadanas no tienen mayor efecto en las decisiones del Congreso de la Unión. En el plano local el impulso de este tipo de ejercicios es aún precario, lo que significa una oportunidad en la perspectiva de dotar de contenido a la democracia representativa con dosis sustanciales de democracia participativa.

Frente a este umbral se encuentra el Congreso de Puebla, que el pasado 7 de julio convocó formalmente a la primera sesión de Parlamento Abierto de una de sus comisiones. La sesión, con carácter virtual, se realizó el pasado 31 de julio y en ella participamos 10 personas, seis hombres y cuatro mujeres, en representación de diferentes organizaciones y también a título individual, quienes planteamos el mismo número de iniciativas para reformar o crear nuevas leyes en el estado.

Fue una pena que la sesión, que pudo seguirse en vivo a través de las redes sociales del Congreso, sólo haya sido atendida por tres diputados de siete que integran la Comisión de Organizaciones No Gubernamentales. La sesión estuvo presidida por el diputado del PRI Javier Casique Zárate y el diputado sin partido Marcelo García Almgauer fungió como secretario; también atendió la convocatoria el diputado del PES José Miguel Trujillo de Ita. No obstante, la sesión “histórica” en palabras del diputado Casique Zárate, fue soslayada por las diputadas Nora Yessica Merino Escamilla (PES) y María del Carmen Cabrera Camacho (PT), así como por los diputados Fernando Sánchez Sasia (Morena) y Uruviel González Vieyra (Compromiso por Puebla).

Junto con otros esfuerzos como la iniciativa de Ley en materia de Desaparición de Personas para el Estado de Puebla trabajada por el colectivo Voz de los Desaparecidos en Puebla, revisada técnicamente por académicas y académicos de la Universidad Iberoamericana Puebla y presentada por la diputada Estefanía Rodríguez Sandoval (Morena) el pasado 15 de julio, esta experiencia liminar de Parlamento Abierto podría ser el comienzo de una verdadera transformación.

En la ruta hacia procesos legislativos más democráticos, el Parlamento Abierto debe transitar de la excepción a la regla, de lo histórico a lo cotidiano.

*Foto de portada: Sesión Virtual de Parlamento Abierto en el Congreso de Puebla / Foto: @CongresoPue | Twitter

Comparte
Autor Lado B
Roberto Alonso
Coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Iberoamericana Puebla y del Observatorio de Participación Social y Calidad Democrática.
Suscripcion