Lado B
Trabajo en red, juntos ciudadanía y gobierno
La fuerza del trabajo en red no consiste en pasarle el trabajo al de al lado, sino en responsabilizarse de los propios asuntos y sumar esfuerzos con otros
Por Espacio Ibero @
30 de mayo, 2019
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Foto tomada de PxHere

Mtra. Mercedes Núñez Cuétara

El pasado 20 de mayo en la Universidad Iberoamericana Puebla, se llevó a cabo el foro titulado «Juntos Ciudadanía y Gobierno para la Construcción de Procesos Integrales de Desarrollo Resiliente”. Este foro fue organizado por la Red JUNTOS 19s. Dicha organización se formó a finales del 2017 cuando, debido a los estragos causados por sismos de ese año, varias organizaciones e instituciones comenzaron a encontrarse en los municipios afectados y coincidieron en que, una vez pasada la emergencia, se reunirían para dialogar y pensar juntos la posibilidad de hacer un trabajo conjunto que no se quedara sólo en la reconstrucción, sino que implicara una planeación a largo plazo para mejorar las condiciones de vida de estas comunidades que los sismos evidenciaron.

Aunque el gobierno en cualquiera de los niveles no es parte activa de la Red JUNTOS 19s, se ha trabajado esporádicamente con ellos. Es por esto que se organizó el foro mencionado en el que participaron actores de la academia, organizaciones no gubernamentales e integrantes del gobierno municipal de Puebla para compartir experiencias de colaboración positivas e ir vislumbrando y delineando posibles colaboraciones futuras. El evento tuvo una conferencia inaugural y tres mesas de trabajo con los temas: gobierno ciudadano, seguridad humana y territorio, y bienes comunes.

En este escrito me gustaría plasmar algunas de las ideas expuestas en la primera mesa de diálogo “Gobierno ciudadano” y algunas reflexiones derivadas de esta participación. Ya que a mi parecer el trabajo en Red entre diversos actores es necesario y fortalece las acciones ejercidas; sin embargo, presenta algunos retos que deben ser atendidos para mejorar el trabajo en red y que se exponen brevemente a continuación.

El primer reto es la concepción del propio término de «ciudadanía». ¿A qué nos referimos cuando hablamos de ciudadano? Este término se ha convertido en una palabra excluyente y que invisibiliza la diversidad de las poblaciones. El origen gramático parece remitirnos a los habitantes de la ciudad  pero, ¿qué pasa entonces con las zonas rurales? Si logramos salvar esta brecha lingüística e incluimos las zonas rurales, podemos observar también que este término se ha usado para referirse a los tomadores de decisiones, mas ¿quiénes son ellos? Por lo general varones mayores de edad, en muchas de las prácticas en el cotidiano.

Voy a permitirme contar un breve ejemplo que ocurrió hace un mes en una asamblea comunitaria a la que tuve oportunidad de asistir. La asamblea comenzó con el pase de lista, todos ellos hombres, aunque en las sillas había alguna que otra mujer. Cuando pregunté a la persona que se encontraba a mi lado ¿por qué tantos hombres?, ella me dijo: “todos los ciudadanos mayores de edad”. Por lo tanto, parece que el término ciudadano nos remite a un sistema patriarcal y excluyente.

Aunado a esta complejidad hemos metido en el término «ciudadanía» también a las organizaciones de la sociedad civil, universidades y otras instituciones privadas. A mi criterio, estas obedecen a otra lógica. En resumen, «ciudadanía» se está utilizando para nombrar “todo aquello que no es gobierno”. Dicha simplicidad y homogenización hace que las particularidades y las diferencias de las poblaciones y de las diversas organizaciones se pierdan. Es por esto que es indispensable repensar la idea de este término y empezar a hablar de ciudadanías en plural.

Otro de los retos expresados durante esta mesa es que el trabajo en red que implica colaboración de organizaciones no gubernamentales, poblaciones y gobierno ha generado en ocasiones un deslinde de las responsabilidades que el gobierno tiene con la gente, y que pasan a ser ahora de las organizaciones o de las propias poblaciones. ¿Cómo trabajar en red sin que las responsabilidades se deleguen? La fuerza del trabajo en red no consiste en pasarle el trabajo al de al lado, sino en responsabilizarse de los propios asuntos y sumar esfuerzos con otros para abordar nuevos asuntos o bien abordarlos con mayor amplitud. El gobierno no es el único que incurre en el deslinde de responsabilidades, las propias organizaciones o las poblaciones también han caído en esto. En resumidas cuentas, el trabajo en red debe potenciar lo que cada quien puede dar y ponerlo a trabajar en conjunto.

El último de los retos es de carácter más operativo; sin embargo, es importante considerar el hecho de tener que cazar tiempos, objetivos y formas de trabajo de cada uno de los integrantes de las redes –llámese gobiernos, comunidades, organizaciones no gubernamentales o instituciones privadas–. Las lógicas, las prioridades, e incluso el manejo de los tiempos suelen ser diferentes, lo que dificulta el ejercicio de las acciones y la toma de acuerdos. Por lo tanto, hay que ser conscientes que el trabajo en red implica un esfuerzo de conocimiento de los otros con quienes colaboramos, y de encontrar formas comunes de trabajo dando cabida a las diferencias de cada integrante.

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