Lado B
A propósito de los propósitos
De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno” dice una conocida expresión de sabiduría popular y es cierto que para construir una buena vida humana, para edificar una sociedad justa y pacífica, para ir realizando progresivamente a la humanidad para salvarla de la catástrofe no basta con tener buenas intenciones, propósitos loables, sueños y utopías maravillosas.
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
13 de enero, 2016
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Martín López Calva

@M_Lopezcalva

[dropcap type=»1″]“D[/dropcap]e buenas intenciones está empedrado el camino del infierno” dice una conocida expresión de sabiduría popular y es cierto que para construir una buena vida humana –objeto de la autoética-, para edificar una sociedad justa y pacífica –objeto de la socioética-, para ir realizando progresivamente a la humanidad para salvarla de la catástrofe –fin de la antropoética- no basta con tener buenas intenciones, propósitos loables, sueños y utopías maravillosas.

El cambio de un año a otro, si bien es una mera convención social con cierta base científica, responde al muy humano deseo de dividir la existencia en ciclos y de tener oportunidades de renovación y por ello resulta siempre un buen momento para hacer balances y en nuestra cultura contemporánea, definir propósitos de mejora.

Es así que año con año, alrededor del 31 de diciembre vamos todos de manera explícita o implícita, por escrito o mentalmente, definiendo nuestros propósitos de año nuevo y muchas veces compartiéndolos con nuestras personas cercanas y significativas.

La palabra propósito tiene su origen etimológico en el prefijo Pro, que significa hacia delante y la palabra Positum, participio de Ponere, que significa poner. De esta manera, propósito significa literalmente poner algo hacia delante, hacia el futuro. El diccionario dice que propósito no implica necesariamente propuesta porque puede ser simplemente una intención.

Tal vez por esto mismo, porque propósito no es necesariamente propuesta o proyecto sino que puede ser solamente una intención, resulta que la mayoría de las veces nuestros propósitos no se llegan a cumplir. No necesitamos muchas veces de doce meses para hacer una revisión y darnos cuenta del incumplimiento de nuestros propósitos. Muchas veces las buenas intenciones de inicio de año se van desvaneciendo durante los primeros días o meses.

En lengua inglesa se habla de “new year resolutions”, lo cual puede tener mayor garantía de cumplimiento dado que la palabra Resolution implica determinación y decisión personal, lo cual conlleva un compromiso con aquello que se resuelve cambiar en el futuro.

Parece que ahí radica la clave para que nuestros propósitos de año nuevo puedan tener viabilidad para cumplirse: en que respondan a una determinación personal, a una decisión que se deriva de un acto de comprensión deliberativa o práctica, es decir, de la aprehensión del valor que lo que vamos a proponernos tiene para nuestra vida y para el mejoramiento de nuestro entorno social y planetario.

Porque los propósitos de año nuevo pueden ser simplemente “sueños guajiros” si expresan meros deseos sin sustento real y sin posibilidades de realización. Pueden ser también auténticos despropósitos si lo que nos proponemos no está bien reflexionado y aunque parezca muy atractivo tendrá implicaciones negativas para nuestro proceso de realización humana o para el bien de orden social y planetario. A veces también los propósitos de año nuevo son simples respuestas a un ritual externamente impuesto en el que realmente no creemos y por tanto no tendrán ninguna posibilidad de cumplirse porque no nos comprometeremos con ellos.

En su blog: Elegir la vida. Autoayuda de la buena, Mariana López González plantea algunos tips que ayudarían a que los propósitos de año nuevo y los propósitos de cambio en general para ser viables y positivos.

El primero es que antes de escribir nuestros propósitos, reflexionemos sobre nuestra vida seriamente para poder partir de un genuino autoconocimiento. El segundo tip es que los propósitos deben ser personales, es decir, no tener un nivel genérico de formulación. Un propósito debe decir concretamente algo que nosotros a nivel personal estamos decididos a realizar.

El tercer tip está relacionado con el segundo. Para realizar un propósito personal, es necesario que los propósitos sean concretos. Por ejemplo, en lugar de decir: “tengo que atender la dimensión artística en mi vida”, se puede escribir: “voy a empezar a tomar clases de piano” que es algo concreto que se puede empezar a hacer realidad.

Fijarse propósitos realistas evitará que formulemos meros sueños irrealizables y pondrá las condiciones de probabilidad para lograrlos. El quinto tip sugiere hacer una lista reducida de propósitos ya que cuando generamos un listado enorme de intenciones resultará demasiado complicado priorizarlas, organizarlas y por lo tanto irlas haciendo operativas.

El sexto consejo es que miremos hacia adentro, es decir, que nuestros propósitos respondan a nuestras motivaciones profundas y no a meras exigencias externas o a la copia de lo que otras personas se proponen. Conocernos mejor hará que seamos capaces de conocer estas motivaciones y los valores que las sustentan para poder generar un compromiso con cada propósito formulado.

Por último, se recomienda hacer al menos un propósito recreativo para que lo que nos fijamos como metas en el inicio de año no sean puras obligaciones sobre cosas formales y serias de nuestra vida laboral o de salud o familiar sino también cosas que nos diviertan y nos hagan la vida un poco más relajada. Hay que vigilar que estos propósitos no se conviertan también en obligaciones rígidas porque entonces se perderá su intención recreativa.

Esta semana marca propiamente el regreso paulatino a nuestras actividades cotidianas después del larguísimo “Maratón Guadalupe-Reyes” que marca en México el fin de un año y el inicio del siguiente. Quienes nos dedicamos a la educación vamos a recibir a nuestros estudiantes después de un receso en el que seguramente tuvieron en mayor o menor medida la oportunidad de pensar en lo que implicó el año anterior y lo que desean para este que inicia.

Sería una buena actividad que contribuirá a desarrollar la competencia de planeación del propio proyecto de vida, que realizáramos con ellos un ejercicio de redacción de sus propósitos del año nuevo –ya sea que los recuperen y afinen a partir de estos tips o bien que los redacten si no los hicieron durante el receso vacacional- y de diálogo sobre ellos.

La Educación es la profesión de la esperanza decía Xabier Gorostiaga S.J. y la esperanza tiene que ver con la capacidad de visualizar y proyectar mejores escenarios de futuro para la vida personal y social y poner los medios para ir haciendo realidad estos escenarios.

Ojalá seamos capaces de educar a las nuevas generaciones en el hábito y la competencia de generar proyectos viables de futuro y de comprometerse de manera resuelta con su realización.

Feliz año nuevo a los lectores de esta Educación personalizante. Que todos sus propósitos se hagan realidad.

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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