Lado B
Con la eventual llegada al PRI de Beltrones se redefine todo el 2018
Tengo la sospecha que uno de los perjudicado con la muy segura elección del señor Manlio Fabio Beltrones al frente del Revolucionario Institucional (PRI) no son los grupos de Atlacomulco e Hidalgo, sino quien actualmente despacha como omnipotente gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas, quien fustiga el buen decoro ciudadano con ser candidato presidencial.
Por Ernesto Aroche Aguilar @earoche
09 de agosto, 2015
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Ociel Mora

@ocielmora

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[dropcap]T[/dropcap]engo la sospecha que uno de los perjudicado con la muy segura elección del señor Manlio Fabio Beltrones al frente del Revolucionario Institucional (PRI) no son los grupos de Atlacomulco e Hidalgo, sino quien actualmente despacha como omnipotente gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas, quien fustiga el buen decoro ciudadano con ser candidato presidencial.

Salvo, claro, que en un movimiento de catapulta los Morales Flores (su verdadero padre putativo) lo reinstalen en el PRI, pero mucho me temo que entonces tendrá que tomar su turno en la cola.

Hasta donde se entiende, Moreno Valle no tiene partido, fama pública, ideología, ni grupo político de mediano prestigio que lo acoja. Salvo, como digo, los Morales Flores. Pero ellos son buenos en la aldea. Felizmente, y para enojo y fastidio de su clase política, este país ha salido de ese estado mental para entrar en uno de mayor conciencia cívica.

Con el sonorense Beltrones retornará la vieja ortodoxia priista que le dio sentido y estabilidad política a este país durante siete décadas seguidas. La suya es un estrategia de consenso más que de confrontación. En la que todos ponen para que el partido no pierda. El ganar-ganar es la norma suprema. En la que los contrarios tienen poco margen de maniobra porque en general carecen de oficio político. Frente a los priista la oposición siempre termina ofreciendo sus flancos más vergonzosos frente a la opinión pública. Mucho de eso ha quedado al descubierto en las últimas semanas en el gobierno poblano. Su secretario de Seguridad Pública cómplice de una camarilla dedicada a robar gasolina al estado mexicano.

Cuesta creer que el grupo de Moreno Valle Rosas pueda con el nuevo grupo que se apresta a tomar las riendas del PRI y lo doblegue como, en efecto, lo ha hecho con algunos presidentes municipales de pueblo, dirigentes de movimientos sociales, o simples ciudadanos ejemplares comprometidos con su comunidad.

El ejemplo sonoro del gran poderío del norteño es la derrota de la profesora Gordillo como coordinadora de la fracción priista en la Cámara, no obstante la complacencia que gozaba en los Pinos con los Fox. Podemos especular incluso que Beltrones nunca fue el candidato de Los Pinos, y que su llegada fue obligada por la crisis del presidente y su grupo.

Elba Esther esta en la cárcel. Manlio Fabio Beltrones se dispone a tomar las riendas del partido que la ex lideresa siempre dijo que dirigirlo era la mayor ilusión de su vida. La profesora fue la principal tutora de Moreno Valle en las grandes ligas. Habría sido ella quien lo alentó a abandonar el PRI y afiliarse al PAN.

En esta perspectiva es difícil de asimilar que el viejo partido pierda la elección presidencial con el sonorense al mando del timón. Salvo, claro, que llegado el gran momento la derrota priista le reditué más que su triunfo.

Se ha dicho mucho que los principales ganones con el par de derrotas infligidas al PRI por el PAN fue la dupla Belrones-Gamboa. Quienes habrían ganado con la pérdida de su partido. Y en efecto, desde que Carlos Salinas mal gobernó este país, hace 27 años, sólo ellos han logrado sobrevivir en las cúpulas del poder.

Incluso se dice que la sobrevivencia del Revolucionario Institucional durante doce años de orfandad es obra suya, gracias a un dominio sui generis ejercido sobre los gobernadores priistas en sus diferentes etapas.

Enrique Peña Nieto ha consentido entregar el control del aparato electoral de su gobierno a la fracción contraria. Lo que en términos estrictos es equivalente a rendir la plaza mucho antes del disparo de los primeros tiros.

El presidente no sólo ha perdido afuera, ante la sociedad, con unos índices de popularidad penosos, tocado él y su grupo cercano por la sospecha de corrupción, sino que ahora también ha perdido dentro de su propio partido.

[pull_quote_right]En esta perspectiva es difícil de asimilar que el viejo partido pierda la elección presidencial con el sonorense al mando del timón. Salvo, claro, que llegado el gran momento la derrota priista le reditué más que su triunfo.[/pull_quote_right]

Por lo pronto los aspirantes presidenciales del grupo de Peña Nieto quedan fuera de toda posibilidad. Se puede decir desde ya que el candidato presidencial del PRI no saldrá del gabinete, sino de alguna gubernatura.

Por ahí la explicación de los parabienes adelantados y fuera de lugar del gobernador de Chiapas, y el silencio tronante de muchos otros, no vaya a ser que en una de esas cayeran en el garlito.

Me parece que el señor Peña Nieto habría perdido mucho menos si como priista anuncia que el próximo dirigente de su partido debe surgir de un proceso democrático, y abre el proceso a todas las corrientes. Pero ni eso.

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En el fondo se trata del viejo discurso manido de toda la vida. Unos periodistas vinculados con el poder sueltan el dato, se alborota la gallera, se suceden los intercambios en pro y en contra, los liderazgos partidistas guardan silencio sepulcral, por aquello de que quién sabe.

En Los Pinos se toma el pulso de lo dichos. El virtual ungido, como no queriendo la cosa, sale a palestra e indiferente hace unas declaraciones. Dirá que agradece las muestras de adhesión, pero que para eso falta, y que por lo pronto él sigue trabajando por el bien de México en la línea marcada por el presidente de la República. Palabras vacías.

Eso hizo el señor Beltrones unas horas antes de su unción (a estas alturas nadie la pone en duda). “Respetando los tiempos, esperaré a que se publique la convocatoria y si las reglas me lo permiten me registraré de inmediato como candidato a la presidencia del PRI”, manifestó en una estación de radio.

Que la presidencia le haya asignado una parienta suya como segunda de abordo, sólo ha servido para agigantar la figura de un grupo y empequeñecer la del otro.

En las horas álgidas del proceso, Beltrones, pronunció un galimatías al viejo estilo: “no seré jugador sino arbitro”… pero en el 2016

Y que en cuanto proteste como dirigente “se terminará la sana distancia entre el partido (el PRI) y el presidente”. ¿Alguien con dos dedos de frente cree de veras que con el mexiquense César Camacho en el Revolucionario institucional hubo un distanciamiento de los dictados del presidente?

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La politóloga María Amparo Casar definió de este modo el viejo ritual para el periódico El País. “Está confirmado. Será el candidato único y siguiendo con la antigua tradición priista, es el presidente de la República, Peña Nieto, el que ha nombrado al presidente de su partido. Aún faltan los formalismos de la votación de los consejeros, pero la decisión está tomada”.

No ha faltado el condescendiente en este momento de grandes apuros en Los Pinos que ha dicho que el presidente suelta el partido pero no la elección presidencial.

El viejo Cosío Villegas afirmó en los setenta que el PRI descansaba su poderío monárquico en dos grandes pilares, el presidente y el partido.

Peña Nieto y Osorio Chong gobernaron sus respectivas entidades no con base a dos pilares, sino a cinco. Un gobernador que hacía las veces de poder ejecutivo, legislativo, judicial, órgano electoral y presidente multipartidista.

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Para nadie es un secreto que la gran apuesta para el 2018 del gobernador Moreno Valle Rosas no es un proyecto de gobierno, ni la democratización del país, ni el progreso, ni las mayorías electoras, ni la ponderación de su paso por Puebla.

Su apuesta más firme es el debilitamiento del presidente Peña Nieto hasta alcanzar el grado cero, y ante ese panorama de fatalidad nacional ofrecerse como el salvador de México.

Lo que busca es reeditar el fenómeno de Mario Marín en la figura de Peña. Montarse en su desprestigio y desde allí impulsar una campaña publicitario de denuedos personales en la que al final él aflore como el hombre imprescindible. Con la pequeña salvedad que los niveles de racismo de Puebla no son los del país entero.

Es posible que para eso cuenta con el apoyo de algunos consorcios empresariales del mundo con intereses en nuestro país. La imagen que se ha labrado es la de un gobernante que combate a muerte a los grupos disidente y movimientos sociales opositores al gobierno. Par el gobernador la democracia es un obstáculo para sus propósitos.

Esa estrategia pudo ser tolerada en el grupo de Peña, en el entendido que grupos del EDOMEX ya hacen negocios en Puebla. No en el de los Beltrones, quienes ahora tendrán el control de prácticamente toda la actividad política.

Por lo pronto, y a juzgar por las últimas declaraciones, los priistas ya le perdieron el miedo a Moreno Valle, y de hoy en adelante la pauta será contradecirlo.

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Sin embargo, la gran lección con la elección del nuevo dirigente priista es que cada vez serán más los electores que tomen distancia de los partidos políticos en general. Los priistas, un sector de ellos, podrán estar de plácemes. Tal vez habrán ganado.

El fardo del peñismo poco a poco se irá constriñendo a la estructura de gobierno, y los priistas se irán liberando de él. Ganará pues un sector del PRI. Pero no la democracia, y muchos menos quienes confían en ella.

El desencanto se ensanchará todavía más. El foco de atención se mueve hacia los sin partido. No es de gratis que AMLO se encuentre a la cabeza de todos.

ocielmora@gmail.com

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Autor Lado B
Ernesto Aroche Aguilar
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