Lado B
Los desplazados del Canal
Recorrido por 278 kilómetros del proyecto: incertidumbre y angustia de campesinos
Por Lado B @ladobemx
22 de junio, 2015
Comparte

Recorrido por 278 kilómetros del proyecto: incertidumbre y angustia de campesinos.

Wilfredo Miranda Aburto | Confidencial

@Confidencial_ni

I. La inseguridad en Rivas: de Brito a Ometepe

Brito, la puerta en el Pacífico

Genaro Bustos García deja de descascarar los tamarindos. Hace un ademán de resignación con los hombros y salta del tablón. El retumbo de las olas explotando en las costas de Brito, en el Pacífico de Rivas, no cesa. El sol cae con aplomo desde el cielo azulado, pero solo unas cuchilladas de luz atraviesan la frondosa arboleda de tamarindos cuyos frutos marrones estos hombres se apuran a recoger y a pelar para vender a 300 pesos el quintal.

— Yo vivo en Río Grande, un pobladito de aquí, de Brito. Los chinos vinieron hace meses a medir mi casita — narra Genaro, mientras otro de sus compañeros de recolección apunta al sitio donde vio a los ingenieros asiáticos de HKND, utilizando aparatos sofisticados, midiendo esta playa que será la puerta en el Pacífico del proyecto del Canal Interoceánico, una mega-obra de ingeniería cuyo concesionario es el empresario chino Wang Jing, con un costo que asciende a más de 40 mil millones de dólares.

Las expediciones de HKND para medir terrenos y propiedades fueron comunes en la ruta afectada por el paso interoceánico, al igual que en los lugares en los que el concesionario ha proyectado los sub proyectos canaleros. El poblado de Río Grande está ubicado a pocos kilómetros al noreste de las costas doradas de Brito. Los días aquí parecen un Viernes Santos perpetuo: la polvareda caliente pica al estrellarse con la piel y nada, más que las hojas de los árboles, pareciera moverse por el vaho ardiente. Esta geografía cambiaría radicalmente, pues aquí será construida la exclusa Brito. Brito forma parte del municipio de Tola, donde según un estudio de la Red de Desarrollo Local, se verían afectadas por este proyecto 7,117 personas, incluyendo poblaciones localizadas en la ruta y en los subproyectos.

—Yo he oído desde hace varios años del Canal, pero nunca había pasado eso, de que son los chinos los que se quieren adueñar de Nicaragua— reniega Genaro—. Y usted sabe que eso no es así. Uno está acostumbrado a vivir donde uno nació, y cómo va ir a rodar en otro lado. Nadie está de acuerdo por donde quiere pasar eso. Yo sería uno de los afectados en Río Grande.

María Nicolasa García se había acercado a los hombres agachada, recogiendo el abundante tamarindo que tapiza la arena de mar. El olor agridulce del fruto se mezcla con el salitre cuando se pisan; es un aroma dulzón y áspero a la vez. A sus 66 años, el trabajar en cuclillas no parece ser un problema para María, de hablar impetuoso.

—Yo mejor estoy en mi lugar y no queremos ningún Canal, porque estamos hechos donde estamos, así viva en una lomita. Allí voy a pasar tranquila los últimos días que Dios me está dejando.

El repudio a la obra canalera fue patente en toda la ruta recorrida. Los afectados directos e indirectos eran tajantes en sus respuestas: “No queremos Canal, ni expropiaciones”. La ley canalera, conocida como “la 840”, establece en su artículo 12 la expropiación de cualquier propiedad que el concesionario Wang Jing considere necesaria para desarrollar el proyecto. El afectado no puede refutar la decisión, únicamente discutir el precio de la indemnización. Y el precio a pagar, según la normativa, será el de catastro, inferior al de mercado.

Esta disposición ha enfurecido a los potenciales afectados, tanto así que han realizado 46 marchas contra el Canal. Una encuesta independiente sobre el mega proyecto, realizada por la Universidad de Vanderbilt, de Estados Unidos, concluyó que 91.3% de los nicaragüenses no está de acuerdo con las expropiaciones. El rechazo se intensifica mientras más cerca se vive del paso interoceánico.

[quote_right]

«No queremos ningún Canal, porque estamos hechos donde estamos, así viva en una lomita. Allí voy a pasar tranquila los últimos días que Dios me está dejando».

María Nicolasa García, habitante de Río Grande, Brito.

[/quote_right]

“El público nicaragüense no está convencido de que el gobierno tiene el derecho de expropiar, ni siquiera en nombre del interés nacional, si los propietarios no están de acuerdo”, refirió la encuesta.

Ligia Lara, quien también se dedica a “tamarindear”, sostiene que no vale pena vender las propiedades ni al mejor precio.

—¿Qué remediamos que nos paguen bien si tenemos que empezar de nuevo a gatear, a hacer sacrificios, para comprar terreno, hacer nuestras casas, todo eso? Usted sabe que la vida está dura.

scale-2000x0x0x0-untitledpan-1434475520-72

Vista panorámica de las costas de Brito, donde entraría el Canal. Foto: Carlos Herrera.

Ligia nos guió de la costa hacía Río Grande, el poblado de Genaro. En el trayecto encontramos a Allan Cárdenas Zapata faenando en su finca. Es recio, muy moreno, de pocas palabras. En una esquina de su casa de ladrillo rojo hay una roca muy extraña. Tiene forma de misil. Mide casi medio metro y pesa demasiado. Dice que los chinos la extrajeron de su propiedad. Taladraron el suelo dos días hasta encontrarse con una capa sólida en la que la broca encalló en seco. Allan dejó que los chinos estudiaran su propiedad porque, dijo, está consiente de algo:

—El problema es que nadie está dispuesto a vender, pero si el gobierno te saca… No podes oponerte. Es lo que no sabemos.

En diciembre pasado, en Brito, el empresario asiático Wang Jing inauguró “el inicio de la construcción del Canal”. Cuatro meses después, en la zona sólo hay una trocha angosta que es abierta por un par de máquinas amarillas y media docena de hombres a paso muy lento. Los pobladores que pasan desearían encontrar una respuesta en estos trabajadores sobre su futuro, porque ni el gobierno ni los chinos lo han hecho.

— ¿Dónde vamos a ir? Esa es la pregunta— insiste Ángela Novoa, una mulata de ojos azules—. Yo no sé cuánto irán a pagar, dicen que es sobre catastro, pero si es así uno no podría comprar otra casa. Imagínese cuánto vale un pedacito de tierra.

La vivienda de Ángela fue la última que visitamos en Brito. Además de los pobladores en esta zona, hay vastas fincas. Son tierras apetecidas. A pocos kilómetros de las playas más preciosas de Nicaragua, como las de Tola.

Obrajuelo, el primer grito contra el Canal
scale-2000x0x0x0-dsc5229-1434471312-64

Una de las pintas contra los trabajadores chinos de la empresa HKND, en Obrajuelo, en las costas del lago de Nicaragua, en Rivas. Foto: Carlos Herrera.

La ruta canalera parte en dos el istmo de Rivas. Desemboca en el Lago Cocibolca cerca del Río Las Lajas, propiamente en un caserío llamado Obrajuelo, en la costa del Lago Cocibolca, del municipio de San Jorge. Las expediciones de chinos visitaron este lugar y fue el primero donde encontraron resistencia.

En las incursiones de los funcionarios de HKND, en compañía de efectivos de la Policía y el Ejército Nacional, más un representante de la Procuraduría General de la República, una camioneta del concesionario fue apedreada.

Isaac Flores recuerda que les impactó cuando les dijeron que Obrajuelo desaparecería. Y la noticia de que serían desalojados crispó totalmente los ánimos. Aunque muchos de los pobladores habitan en la costa del Cocibolca, lo que significa que sus propiedades pertenecen a la municipalidad, la idea de dejar sus hogares les pareció más drástica.

“Nunca habíamos pensado en irnos, vernos en otra forma de vida. No encontraríamos otro lugar como la playa, pero en la actualidad la mayoría de la gente nos encontramos en la sin remedio”, afirma Flores, un pescador que todos los días sale en un pequeño bote de madera a buscarse la vida en las aguas del Gran Lago de Nicaragua.

El dilema sobre el precio de catastro o de mercado no tiene tanta importancia para Flores como el precio “sentimental” de su terreno. “Aquí vivieron mis abuelos, mis papás, nosotros… es un valor que no se paga nunca. Ahora, está el valor de vivir al frente de la playa, que es un centro turístico, atractivo para los extranjeros”, arguye Flores.

Noel Ibarra, abogado de profesión, posee en Obrajuelo “su casa de verano”. Es una edificación de amplio corredor frente a la costa. Él sí considera injusto que le paguen el precio de catastro. “El vocero ha dicho muchas veces que van a negociar persona a personal, casa a casa, el valor de las propiedades. Si el proyecto del gran canal se da, es un progreso para el país, pero los individuales salimos chimados (afectados)”, aprecia.

El ingeniero Telémaco Talavera, vocero del proyecto del Canal, explicó en una conferencia que brindó en la sede de la Confederación de Asociaciones Profesionales de Nicaragua (CONAPRO), que el tema de las indemnizaciones “forma parte de los estudios realizados”. “De lo que sí estamos convencidos es que la discusión será transparente, persona a persona, comunidad a comunidad”, prometió.

Según Talavera, hay tres opciones para resolver las expropiaciones: “La permuta, en donde se les dará una propiedad a cambio de la suya; la indemnización directa (se le pagará el valor de su propiedad), o una indemnización por comunidad, en el caso de las comunidades de la Costa Caribe, donde la propiedad es comunal”.

El vocero aseguró que los recursos para pagar las indemnizaciones los maneja directamente la empresa HKND y no dio mayores detalles. El concesionario informó en diciembre pasado que el proceso de expropiación iniciaría en el primer trimestre de 2015. Sin embargo, ahora los responsables de la mega obra filtraron que las indemnizaciones iniciarán después de ajustar el diseño del proyecto, de acuerdo a lo aconsejado por los estudios sociales y ambientales. “Dentro y fuera de la ruta puede haber modificaciones y algunas familias podrían quedar fuera o seguir en la ruta y en la zona de influencia”, dijo Talavera.

El problema para el jurista Ibarra no es tanto el precio sino “la alternativa que tenés después”. Flores, por su parte, asegura que los personeros del proyecto no mencionaron el tema de la reubicación. “No nos hablaron de dónde nos reubicarían, nos hablaron de expropiación, de que tenemos que irnos, pero no nos dijeron adónde. No sabemos, nadie sabe, nadie tiene una idea dónde puede ser”, se queja.

 

scale-2000x0x0x0-dsc5201-1434475372-5

Vista del Lago Cocibolca desde las costas de Obrajuelo, en San Jorge, Rivas. Foto: Carlos Herrera.

Obrajuelo es una hilera de casas que se extiende sobre la costa del Cocibolca. Al norte del poblado, vive Leonardo Espinoza, uno de los líderes locales de la protesta anti canal. Es un tipo rudo y en cada planteamiento esgrimido menciona la ley 840. “La ley dice que no hay reubicación y que será pagado el valor catastral, que el chino va a ser inmune; no hay tribunal ni abogado que lo pueda acusar, entonces nos van a matar como perros”, dice. Flores pintó en su casa letras chinas. Usó “Google” para traducir “fuera chinos”.

La tarde que visitamos Obrajuelo un apacible viento transportaba la brisa dulce de las aguas del Cocibolca. Zinia del Carmen García estaba sentada junto a su madre debajo de una estructura de metal a medio construir. “Desde hace cuatro meses estamos parqueados”, resalta la joven. Los chinos dejaron una orden, rememora: “no sigan construyendo porque, de todos modos, les van a quitar las tierras y van a perder más”.

“No veo cómo habrá progreso”, fustiga García. “Si desde el inicio nos están atropellando, pónganse a pensar cuando venga el canal más cerca”, agrega.

No sólo en esta casa hay construcciones suspendidas. Al sur de Obrajuelo vive Carmen Rayo, la abuela que cuida a sus nietas en el mismo patio donde su hija, que trabaja como empleada doméstica en Managua, construye una casa. Desde hace tres meses los albañiles detuvieron el levantado de las paredes.

“Nos vamos a morir de tristeza porque uno es diabético y que le metan así cosas, se aflige”, exterioriza Rayo, especificando en seguida que su hija ha invertido más de 25 mil córdobas en la obra, de a dos mil córdobas por quincena. “Iba al suave para arriba la casa, pero es mejor no seguir metiendo si nos van a sacar”, lamenta.

La iglesia evangélica de Obrajuelo también “está a medio palo”, señala Flores. “Si piensan construir algo en sus casas, mejor guarden el dinero y construyan cuando estén en otro lugar, porque de hecho por aquí pasará el Canal y esto es irreversible”, comenta Flores lo que, supuestamente, le recomendó la figura del “Procurador Especial por Nicaragua” que acompaña a los asiáticos de HKND.

Ometepe, temor por el Cocibolca 

¿Por qué los chinos de HKND tomaron medidas de casas y propiedades en la Isla de Ometepe, cuando la ruta no atraviesa este territorio que estuvo nominado como una de las siete maravillas naturales del mundo? Jairo Carrión Cruz, poblador de esta paradisiaca isla, encuentra la razón en la introducción general del proyecto canalero presentada por la empresa china.

— Aparecen los famosos subproyectos, tres para Rivas, uno para Ometepe y dos en tierra firme, buscando San Carlos (en el río San Juan)— recuerda Jairo. El concesionario pretende montar en la isla el “Volcano Sightseeing Resort”—. Es de siete kilómetros cuadrados para los chinos. Están tocando desde la pista de aterrizaje de la isla hasta la comunidad de San José del Sur. ¿Qué significa? ¡Que nos van a desplazar, hermano!

[quote_box_left]Extracto del texto originalmente publicado en Confidencial. Click aquí para seguir leyendo.[/quote_box_left]

Comparte
Autor Lado B
Lado B
Información, noticias, investigación y profundidad, acá no somos columnistas, somos periodistas. Contamos la otra parte de la historia. Contáctanos : info@ladobe.com.mx