Lado B
Color, vida, memoria y ciencia en el Corredor Cultural UPAEP
Paula Natoli y Santos Cuatecontzi coordinan la intervención del espacio público en el barrio de Santiago
Por Ámbar Barrera @astrobruja_
24 de junio, 2015
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Foto: Alan Aldama

Foto: Alan Aldama

Ámbar Barrera

@Dra_Caos

El ambiente de la 11 poniente entre la 19 y la 21 sur está más ajetreado de lo usual. Por lo general, siempre hay mucho movimiento porque ahí se ubica la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP), pero desde hace una semana, se percibe una emoción y un ánimo diferente, más activo y entusiasta.

En uno de los muros de la universidad, hay un andamio y al menos 5 personas platican y ríen mientras pintan una especie de mosaico trazado en la pared. Más adelante, al interior de lo que antes era una cafetería se ven unos patrones extraños sobre un material que parece poroso, en forma de estensiles, y al fondo, en el muro junto a la entrada de la UPAEP, el dibujo de un águila liberándose de una serpiente comienza a llenarse de color azul.

Se trata de un proyecto que se había pensado desde hace casi 20 años, en 1996, pero que hasta hoy va tomando una forma más hacía el exterior de la universidad con la activación visual de los muros a través de 3 murales.

–La idea era trabajar un proyecto de colaboración con la comunidad del barrio de Santiago – dice Santos Cuatecontzi en entrevista para Lado B– Entonces (desde mediados del 2000) se hacían pláticas, conferencias y apenas comenzó a tomar forma la cuestión de las activaciones visuales. Este año empieza la primera fase.

La primera etapa concluye el lunes y en agosto arranca la segunda etapa, donde también habrá activaciones visuales pero sobre todo actividades culturales y actividades relacionadas con la tecnología.

El proyecto del Corredor Cultural es un trabajo conjunto entre el Departamento de Bellas Artes de la institución y el Museo UPAEP, bajo la coordinación de Paula Natoli y Santos Cuatecontzi, respectivamente. El objetivo a largo plazo es que la calle misma se transforme para estar en sintonía con el resto del corredor cultural, para lo que se requiere el trabajo de la administración municipal de la ciudad de Puebla.

— Suponemos que eso va a llevarnos como 5 años –dice Paula Natoli– o sea, los apoyos, los patrocinios… pero la idea es activar el espacio. Ahorita elegimos activar muros, para empezar con una activación visual, pero después será hacer uno o dos eventos fuertes al año donde los mismos murales sirvan de escenografía para teatro, música o performances.

Para la segunda etapa del proyecto, la universidad ya acordó la participación con uno de los vecinos de la Colonia Santiago para intervenir el muro de su casa y así se espera que poco a poco, se establezca una mayor participación con el resto de la comunidad.

El proyecto tiene 3 ejes conceptuales: memoria, naturaleza y tecnología. Cada uno de los 3 murales se adhieren a esos conceptos; el mural a cargo de Jorge Bordello (artista de Tlaxcala) es sobre memoria social; el mural a cargo de Edith Medina (Artista e investigadora del DF) cuenta con elementos de ciencia, memoria y espacio, y el mural de Marcos Castro (Artista del DF) explora la memoria simbólica.

–la idea es que después se hagan eventos sobre la vía vehicular como conciertos y así la gente se adueñe del espacio y lo transite tranquilamente –dice Santos.

La primera etapa arrancó la semana pasada con un taller de Edith Medina necesario para la posterior realización de uno de los murales que habla de memoria biológica. La tercera etapa podría inicie el año entrante.

En esta primera etapa estuvieron involucrados sobre todo los alumnos de la universidad, es por eso que el 10 de julio a las 10 am se realizará una inauguración oficial de la activaciones visuales, para involucrar más a la comunidad y a los vecinos de la zona en la segunda etapa.

— Ya ha habido comentarios (de los vecinos). En primer lugar están sorprendidos y en segunda están muy contentos de poder tener estos acercamientos por medio del arte para poder transformar estos entornos y retomar estos espacios que le pertenecen a todos, desde estudiantes hasta las personas que viven y han crecido aquí.

La calle es un universo

Edith Medina no tiene formación inicial propiamente como artista ni como científica. Ella estudió Relaciones Internacionales pero su camino, desde su curiosidad, ha desembocado en la ciencia y el arte, a veces por separado y otras, como en esta ocasión, se conjuntan.

La primera etapa del proyecto inicio con su taller titulado «Laboratorio gráfico biológico del mundo real».

–Este taller tiene una lógica de trabajar con elementos biológicos de reconocimiento del espacio público para posteriormente llevarlo a cuestiones gráficas y poder hacer un mural.

Foto: Gerardo Sánchez

Foto: Gerardo Sánchez

Los participantes del taller (la mayoría alumnos de la universidad), hicieron una descripción del espacio e incluso dibujaron una especie de mapa de la calle con la intención de reconocerlo, pues al transitar un espacio diariamente se puede llegar a invisibilizar los detalles.

Ellos se ponían guantes, se organizaban en equipos e iban a recoger muestras de desechos u otros objetos como piedras, colillas de cigarro, entre otras cosas que podían encontrar en el piso. Después metían esos objetos en bolsas de plástico ante el asombro de la gente, algunos por ejemplo, que se dedican a recoger plástico o metales de la basura y que al ver a los alumnos con guantes y tan cuidadosos, dejaban su actividad para preguntar, preocupados, o con recelo, la razón de que fueran tan protegidos y levantaran “basura”, aunque en realidad sólo fuera parte del protocolo científico.

Esas muestras eran fragmentadas de regreso en el aula y puestas en un portaobjetos para mirarlos por un microscopio. Posteriormente se tomaban fotografías de las imágenes observadas con móviles o cámaras profesionales. De ahí surgieron patrones que fueron vectorizados, luego se dibujaron y esos dibujos se mandaron a cortar especialmente para hacer una especie de esténciles para armar el mural, todo en un proceso de prueba y error.

–La idea no es sólo visualizar el espacio público, sino también los elementos biológicos con los cuales estamos interactuando y pensar en la ciencia y en la biología y en la imagenología de la ciencia, es decir, en imágenes que se acerquen más a lo cotidiano y a nosotros, para que la idea de ciencia ya no sea la de algo que es súper elevado a nosotros.

Ya que la mayoría de las formas orgánicas bajo el microscopio son circulares, Edith pensó para el mural en la idea de una especie de célula principal de la cual se desprenden muchas células más que van haciendo un entramado y terminan en formas más complejas.

–Sería un poco como el proceso de la vida. A partir de algo micro, se genera algo macro y a partir de algo macro se genera algo micro. Es un feedback todo el tiempo en la naturaleza. Y esa es la idea del mural, algo cíclico.

A este tipo de patrones los llama biological drawings como una referencia al dibujo biológico que hacían los antiguos naturalistas.  Ese mismo nombre es el que llevará el mural a su cargo, donde el trabajo es colaborativo con los alumnos.

Edith siempre ha trabajado con plumones así que ahora no es la excepción. Todo el mural se ha hecho con sharpies,  plumones y muy poca pintura, aunque después usarán aerosol.

Los alumnos que se han involucrado en el proyecto vienen de diferentes carreras artísticas y están muy entusiastas con el proceso.

Mitologías libres de interpretación

Marcos Castro define su trabajo como intuitivo. Le gusta observar el espacio donde va a trabajar y pensar en el contexto que se encuentra. En el caso del muro junto a la entrada principal de la UPAEP, Marcos pensó en el águila como uno de sus símbolos principales para jugar con sus múltiples significados, por ejemplo, el del águila como un símbolo también nacional.

Foto: Alan Aldama

Foto: Alan Aldama

El dibujo en negro de un águila liberándose de las cadenas que lo atan a una serpiente apenas va pintándose de azul como una preparación para el color de fondo. Marcos dice que el concepto de la pieza puede considerarse dentro de un una serie sobre la que ha estado trabajando llamada Solve et Coagula (Disolver y coagular, el latín).

Solve et y Coagula se refiere a un paso de la alquimia que es disolver los elementos y coagularlos para crear uno nuevo. Esa es la idea de la identidad, de estos elementos como el águila y la serpiente formando una nueva identidad.

Hasta el momento, el avance del mural ha recibido buenos comentarios, la gente pregunta por su significado pero Marcos busca que cada quien construya su propio significado libremente.

–Es como una imagen de una aparente mitología, entonces la gente empieza a echar ideas y a tener como teorías y empiezan a explicar la pieza y a mí eso me parece muy interesante, siempre les digo que sí es como lo piensan. Me gusta que haya esas interpretaciones diferentes.

Marcos Castro ha trabajado pocas veces en espacios públicos pero le parece que es un trabajo importante en el mundo del arte que tendría que hacerse más.

–El arte en general está muy confinado a estos espacios institucionales como museos o galerías, espacios que aunque sean públicos son bastante elitistas porque se necesita cierto bagaje cultural para inmiscuirte en estos discursos y al hacerlo público, es una forma de acercarse a la gente y una forma de crear identidad en el espacio.

Tejidos comunitarios

El mural que está justo en el muro frente a la entrada del museo UPAEP, tiene marcado ya un tramado de líneas que poco a poco van llenándose de colores brillantes como rojo, rosa mexicano, café, verde, azul celeste y amarillo. Desde lejos, va tomando la forma de una especie de mosaico, sin embargo, Jorge Bordello, artista de Tlaxcala y coordinador de ese mural, aclara que en realidad se trata de un tejido comunitario.

— No se trata de una metáfora del barrio, sino literalmente es algo que estamos tejiendo entre varios y cada uno va llevando un hilo, una de las hebras, por decirlo de alguna manera, y en medida que vamos trabajando, el tejido se va conformando.

Foto: Jorge Bordello

Foto: Jorge Bordello

Jorge es, de los 3 artistas que coordinan, el que tiene más alumnos en su equipo de trabajo, pues el mural consiste en miles de cuadros y aunque está hecho de una manera que sea sencilla la elaboración, de forma sistemática y geométrica, no se trata solamente de rellenar con color, sino que cada colaborador se involucre desde el principio hasta el final en el proyecto.

–Ellos (los alumnos de su equipo) tuvieron una plática introductoria, estuvimos hablando de la importancia del arte público que involucre directamente a las comunidades que habitan los espacios y los edificios y es por eso importante que estén los mismos de principio a fin, pues hablamos de la conformación de un espacio.

El artista dice que es difícil que una apropiación por parte de la comunidad de vecinos suceda en un corto plazo, pero será ese arte público el que por sí mismo haga una labor de convencimiento no sólo para agradar, sino también para que sea apropiado, para que deje de verse como algo que alguien puso ahí pero que no les pertenece.

— Al principio lo percibirán como un cambio ornamental, un cambio en el ánimo del espacio… la estrategia es que hemos tratado de vincularnos directamente con la memoria del lugar, por eso he elegido colores que se adhieren tanto al espacio público como al espacio vivo, colores que hacen alusión a la madera, a las plantas o al pasto… entonces la retroalimentación se verá en un lapso de meses o años. Al menos no hay reticencia, y eso ya es un paso importante.

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Autor Lado B
Ámbar Barrera
Periodista, comunicóloga, fotógrafa, feminista y amante del arte.
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