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El LNS de la BUAP será el supercómputo más potente de México: Humberto Salazar Ibargüen
El equipo adquirido a la empresa Fujitsu tiene una potencia similar a 5 mil laptops trabajando al mismo tiempo
Por Lado B @ladobemx
19 de febrero, 2015
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Luego de un tiempo récord entre la aprobación del proyecto, compra de equipo e instalación del mismo, a finales del mes iniciará operaciones el Laboratorio Nacional de Supercómputo del Sureste de México (LNS), con sede en la BUAP, como el más potente del país, superando incluso a los del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT), de San Luis Potosí, y de la UNAM.

En una primera etapa y durante este año, el LNS será la herramienta de soporte computacional de alto desempeño de casi 30 proyectos científicos de la BUAP, el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y la Universidad de las Américas-Campus Puebla (instituciones que integran el consorcio), principalmente en las áreas de Química Cuántica, Física de Materiales y Física de Partículas.

El equipo que fue adquirido en diciembre pasado, a la firma japonesa Fujitsu, con una inversión de 40 millones de pesos, tiene una potencia similar a 5 mil laptops trabajando al mismo tiempo.

[quote_right]En una primera etapa y durante este año, el LNS será la herramienta de soporte computacional de alto desempeño de casi 30 proyectos científicos de la BUAP, el INAOE y la Udlap.[/quote_right]

El LNS iniciará operaciones en el Data Center del Sistema de Información Universitaria (SIU), en Ciudad Universitaria, como la sede provisional en lo que se construye un edificio propio. Tal herramienta cuenta con más de 5 mil núcleos de procesamiento, con una velocidad superior a los 150 Tflops (Teraflops), interconexión superior a 46 Gbps (gigabit por segundo) y almacenamiento de mil TB (Terabites).

Como proyecto el LNS fue avalado con el currículum de 90 científicos de los institutos de Física y de Ciencias y las facultades de Ciencias Físico Matemáticas, Ciencias Químicas, Computación e Ingeniería de la BUAP, principalmente, así como de las instituciones socias INAOE y UDLAP, que unieron esfuerzos y talento para adquirir una herramienta de soporte computacional de alto desempeño, para elevar la competitividad en la investigación científica y la resolución de problemas sociales.

En la opinión de Humberto Salazar Ibargüen, responsable del proyecto e investigador de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la BUAP, “una vez que inicie operaciones, el LNS se convertirá en el laboratorio de supercómputo más potente del país, superando incluso a los del IPICYT y la UNAM”.

Con el LNS –proyecto presentado en abril y aprobado a principios de mayo de 2014 por el Conacyt- se reducirán los tiempos de investigación: “con un equipo de cómputo normal te puedes tardar meses en hacer un modelo de predicción, y con este equipo se podrá hacer en semanas e incluso en días, lo que permitirá saber si nuestro modelo está funcionando bien y si tiene posibilidades de producirse”, comentó.

Proyectos y colaboraciones en la primera etapa del LNS

El LNS está planeado en tres etapas. La primera está orientada exclusivamente a proyectos de investigación. Se estima que en esta primera etapa se desarrollarán entre 25 y 30 proyectos científicos, por parte de investigadores de los institutos de Física y de Ciencias, así como de las facultades de Ciencias Físico Matemáticas, Ciencias Químicas, Computación e Ingeniería de la BUAP. Además, de investigadores del INAOE y la UDLAP.

Debido a que científicos de la BUAP participan en proyectos internacionales, éstos se beneficiarán igualmente con esta herramienta computacional. Al respecto, Isabel Pedraza Morales, investigadora de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas, señaló que la BUAP colabora con el proyecto binacional México-Estados Unidos del Observatorio HAWC, ubicado en el cerro de “La Negra”, cerca del Pico de Orizaba, dedicado al estudio de las ráfagas de rayos gama. Los datos generados allí, dijo, serán llevados al LNS para su análisis.

Otro de los proyectos internacionales en el que están involucrados investigadores de la BUAP son los experimentos ALICE y CMS del Gran Colisionador de Hadrones, de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN). “La gran cantidad de datos que son producidos por este tipo de investigaciones serán traídos al LNS para su posterior análisis y descubrimientos de Física nueva y exótica”, consideró.

Por otra parte, citó otro proyecto de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas enfocado a la simulación de moléculas y su compatibilidad con ciertas modificaciones: “se hacen pequeñas modificaciones de ADN y se trata de hacerlas compatibles con una molécula de agua para observar cómo se comportan y así trabajar en mutaciones de sistemas vivos”.

Otro proyecto es el diseño de nuevos materiales nano-estructurados para su uso en electrónica, es decir materiales compuestos de partes micrométricas que al unirse forman un conjunto más grande. De igual manera hay investigaciones dirigidas a la creación de nuevos fármacos que permitirán atacar a microorganismos específicos, utilizando propiedades determinadas.

En una segunda etapa, que ocurrirá en 2016, se buscará brindar esta herramienta al mercado de la industria automotriz, así como a empresas e instituciones de gobierno que requieran realizar modelos computacionales de gran magnitud.

“En el sector automotriz las autopartes que son vendidas a las armadoras deben estar certificadas, y una forma de hacerlo es mediante una prueba de modelación, para saber si se cumplen con los parámetros requeridos», señaló al respecto Humberto Salazar.

Evaluar el impacto de una colisión sin tener que destruir un auto, medir la efectividad de fármacos sin haberlos probado antes, o encontrar las mejores rutas de evacuación en tiempo real ante una contingencia, son algunos de los cálculos matemáticos que se podrán reproducir en el LNS.

Para la adquisición del LNS, cuyas dimensiones físicas son cuatro metros de longitud por un metro y medio de ancho, se invirtieron 40 millones de pesos, más otros 10 millones para el acondicionamiento del mismo. De esta cantidad, 18 millones fueron aportados por el Conacyt y el resto por las tres instituciones participantes.

Se espera que el LNS crezca, multiplique su número de clientes y llegue a convertirse, en un futuro no muy lejano, en un proyecto totalmente autofinanciable.

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