Lado B

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No hubo sorpresas: la fiesta del gobernador, el acto protocolario que abre la ventana para que, con el argumento de informar la sociedad del trabajo realizado, el mandatario en turno se replique en carteles, anuncios televisivos y radiofónicos acompañado de grandes cifras –que dicen mucho y dicen nada– e inunde con su publicidad oficial el espacio geográfico gobernando –y si se puede más allá–, se llevó a cabo conforme al guión.

Foto: congresopuebla.gob.mx

El Congreso del estado y su legislatura recién estrenada recibió de manos del gobernador Moreno Valle el informe completo de las acciones realizadas en el tercer año de labores, y aprovechó el espacio para fijar una postura política que hace prever que difícilmente ese cuerpo edilicio jugará su papel de contrapeso, por más que los priístas hayan aprovechando para poner sobre la mesa la pobreza que vive el estado, una pobreza no nos olvidemos de la cual también son responsables.

Cumplido con el protocolo constitucional dio inicio la segunda parte de la fiesta gubernamental, en la que se hace alarde de grandes escenarios, videos y parafernalia mediática, para mandar un mensaje simbólico político.

Y si en el primer año se replicó el modelo priísta de los grandes eventos masivos, con miles de acarreados de colonias populares y la distribución de sombrillas y ediciones especiales de revistas, de esas que hacen del culto a la personalidad la única posibilidad editorial, para colmar el Centro Expositor –el mismo espacio que un año antes Mario Marín no había podido llenar en su último informe de labores—, en su tercer informe Moreno Valle prefirió un lugar más pequeño, el recién remodelado Auditorio de la Reforma, alejado del contacto con las masas con una selecta lista de invitados que lo mismo incluyó a gobernadores que a presidentes nacionales de partidos y a la clase política local.

Y en la exclusión de las masas, hayan votado o no por él, Moreno Valle y su equipo también excluyeron a la prensa.

El equipo de comunicación del gobierno del estado colocó a reporteros y fotógrafos en un pequeño espacio cercado por vallas alejado de la zona de ingreso de invitados y personalidades, con la certeza además de que no podrían ingresar al auditorio para cumplir con su trabajo periodístico, si no que tendrían que seguir desde  unas pantallas colocadas en una sala ubicada a cien metros de distancia todo el evento.

La decisión de cercar a los reporteros provocó que, imposibilitados de realizar entrevistas, pronto estos saltaran las vallas para buscar su insumo informativo. El grupo fue contenido por guardaespaldas y equipo de seguridad y confinados nuevamente al pequeño espacio sin capacidad de maniobra.

Foto: Pablo Spencer

A la par, a los fotorreporteros a los que inicialmente se le había informado que entrarían a la auditorio en pequeños grupos y por lapsos de tiempo breve, se les cerró el paso, con el argumento de que la pequeña insurrección reporteril había molestado a los directivos del área de Comunicación Social, por lo que el ingreso se había cancelado en represalia.

Trabajando desde el corral periodístico. Foto: Pablo Spencer

Y no, no hubo sorpresas, dentro del recinto, el mismo que hace varios años ya no recibía visitantes, el gobernador pasó revista a las acciones realizadas en su mandato, que si la construcción de puentes y distribuidores viales, que si la puesta en marcha de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA), que si la pavimentación con concreto hidráulico de arterias importantes en la capital poblana, o si la instalación de la planta armadora Audi en el municipio de San José Chiapa…

(Con información de Pablo Spencer)