Lluvias, de Yun Heung-Gil • LADO B

El Increíble Devorador de Libros

Plumas B

Lluvias, de Yun Heung-Gil

Por Lado B @ladobemx

26 de julio, 2013

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Alejandro Badillo

La literatura de oriente es poco conocida en México. A últimas fechas el éxito editorial de autores como Haruki Murakami ha reavivado el interés por obras que, durante muchos años, permanecieron desconocidas para el público de otros idiomas. Sin embargo, si hacemos un repaso de libros y escritores podemos ver que la mayor parte del material traducido se concentra en dos países: Japón y China. El resto de Asia es un territorio poco frecuentado en México y, supongo, en otras partes del mundo. Ediciones del Ermitaño intenta subsanar esta deuda impulsando una colección de literatura coreana que descubre para el lector en lengua española problemáticas e inquietudes que no siempre salen en las primeras planas o, incluso, son tratadas superficialmente en los cursos de historia universal.

Traducción Kim Uh-sung e Isabel Ishiharada de Lee. Ediciones del Ermitaño. Colección de Literatura Coreana. 1era edición 2007

Lluvias, colección de seis cuentos de Yun Heung-Gil (1942), sigue dos líneas claras: un personaje infantil que registra con minuciosidad la debacle familiar que lo rodea y la reconstrucción de los desastres que ocasionó la Guerra de Corea (1950-1953) en la que murieron de 2.5 a 3.5 millones de personas. La aproximación de Yun Heung-Gil a la guerra que marcó a su país es valiosa porque en el imaginario cultural de occidente siempre ha habido predilección por otros conflictos bélicos como la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto o la Guerra de Vietnam. Sin embargo, como sucede de vez en cuando, la tensión entre las dos Coreas permanece como una pregunta sin responder que cada cierto tiempo acapara los reflectores. En “Lluvias”, “Una flor silvestre en la memoria” y “Cordero” se registran, con diversos matices, las dificultades que enfrentó la población coreana durante la guerra y, sobre todo, el enfrentamiento y los lazos que se rompieron entre familias que quedaron a mitad del camino entre los bandos comunistas y capitalistas. En “Lluvias”, quizás uno de los relatos más duros del volumen, un niño narra cómo se perdió la vida cotidiana con el avance y el retroceso de los combatientes. La escasez de comida, el frío y la constante amenaza de ser denunciados son pesos que arrastran los personajes de estos tres cuentos. El autor usa a personajes niños para explotar una voz intimista que se identifica desde las primeras líneas por el lector. Además, este recurso evita la tentación de tomar partido por uno de los dos bandos: el niño-narrador, sin ser ingenuo, apenas tiene conciencia de las razones de la guerra, sin embargo, su visión de los cambios en su vida funcionan como una especie de espejo en el que se reflejan las decisiones y los errores de los personajes adultos.

“Alas o esposas” es uno de los pocos relatos que abordan la vida moderna de Corea del Sur. La historia cuenta el dilema de un grupo de trabajadores que se resisten a usar el uniforme que les quiere imponer la empresa en la que laboran. Aquí tenemos la otra cara del país moderno, con altas tasas de crecimiento, paradigma de muchos países en vías de desarrollo: una homogeneización en los estándares, el perenne temor al despido, la productividad como única meta y una imagen final: el trabajador quedándose solo en su rebeldía, mirando al resto de sus compañeros integrados al sistema de la empresa.

Lluvias es una aproximación valiosa de un país que mira de frente a la modernidad pero que, al mismo tiempo, aún está atado a un pasado que es una pregunta abierta, una herida que aún pulsa en la historia de varias generaciones marcadas por la guerra.