México, DF. Además de su inequitativa participación en el mercado laboral, limitado acceso a la seguridad social, menores condiciones de salud y el relego social, las mujeres tienen que enfrentar las desventajas del envejecimiento.
En el “Diagnóstico socio-demográfico del envejecimiento en México”, elaborado por el Consejo Nacional de Población (Conapo), se advierte que la vejez es mayormente femenina y se proyecta que para el año 2050 habrá 15.6 millones de adultas mayores.
Conapo explica que en el futuro las mujeres enfrentarán un panorama sombrío, ya que en la etapa de la vejez se quedarán solas, se volverán dependientes y la mayoría deberá vivir solventando los gastos de enfermedades crónicas.
A partir de los 65 años las mujeres se vuelven dependientes debido a la aparición y acumulación de padecimientos crónicos, incurables y progresivos que si bien no son fatales sí tienen serios efectos en la calidad de vida de las personas, se destaca en el diagnóstico.
Ellas se vuelven presas de las enfermedades del corazón, la diabetes, los cánceres y las enfermedades cerebro-vasculares, padecimientos que requieren atención médica y cuidados de largo plazo, y que además son las principales causas de muerte en esa etapa de la vida.
En las últimas cuatro décadas, de 1970 a 2010, la población de 65 años y más pasó de 1.8 a 7 millones de personas y se prevé que para 2050 la cifra crezca a casi 28.7, y por tanto habrá 15.5 millones de mujeres contra 13.1 millones de hombres en esa edad.
En este contexto, el diagnóstico advierte que esta situación era poco problemática cuando los volúmenes de población envejecida eran menores, pero ahora, y sobre todo a futuro, las dificultades se multiplican ante el inminente envejecimiento.
Uno de los principales males del envejecimiento son las enfermedades y la incapacidad que originan, ya que las mujeres y los hombres se volverán dependientes, lo que significan cargas sociales, económicas y emocionales para la persona, la familia y la sociedad, indica el Conapo.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2006, las personas de 65 años y más tienden a padecer hipertensión, en primer lugar, diabetes en segundo, y en tercero enfermedades del corazón.
Hay diferencias significativas por sexo, toda vez que la prevalencia de padecimientos crónicos en las mujeres es mayor que en los hombres. Por ejemplo, la prevalencia de diabetes fue mayor entre las mujeres, con 19.7 por ciento, y en los varones con 14.6.
El Conapo señala que ante la necesidad de prevenir y controlar estas enfermedades para mitigar sus efectos, se genera una creciente necesidad de adaptar y reforzar los sistemas de salud, las instituciones de seguridad social y las relaciones familiares.
El reporte expone que en el año 2000 la mayor parte de las mujeres de 65 a 69 años de edad se dedicaba al hogar (63.7 por ciento), y para 2010 el 68.4 por ciento hacía estas actividades, es decir, hay una baja proporción de adultas mayores trabajando.
El no tener un trabajo con seguridad social repercute en el futuro de estas mujeres; así por ejemplo para el año 2000 sólo entre el 14 y 17.1 por ciento de las mujeres tenía ingresos por jubilación.
En 2010 la cifra aumentó a entre 17.6 y 21.2 por ciento, lo cual se explica por el alto envejecimiento de trabajadores con seguridad social.
A lo anterior hay que sumar que las mujeres que no tuvieron oportunidad de trabajar y no tienen seguridad social, en la vejez probablemente se quedarán solas pues el diagnóstico revela que la viudez de las mujeres se acentúa a los 75 años de edad.