Alejandro Badillo

Los libros de entrevistas a escritores y el periodismo cultural son fundamentales para entender la literatura que se escribe en México. Estos ejercicios revitalizan la crítica que aún tiene espacio en revistas y en páginas de de internet. Si nos remontamos a libros de entrevistas emblemáticos en la historia del país debemos citar Protagonistas de la literatura mexicana de Emmanuel Carballo, publicado en 1965, que abarcó un amplio espectro de autores, muchos de ellos ahora parte del canon. En los últimos años el periodista Miguel Ángel Quemain ha publicado un par de trabajos muy interesantes de entrevistas-conversaciones con autores mexicanos y europeos.

Nitro Press / BUAP, 1era edición, 2012

En este contexto se inserta Veintiuno, charlas con 20 escritores de Óscar Alarcón, libro que apuesta al periodismo cultural para dar un vistazo a un grupo heterogéneo de artistas como Luigi Amara, Carlos Fuentes, Eduardo Huchín Sosa, Juan Villoro, Jaime Mesa, Iván Farías, Xavier Velasco, entre otros. Si en muchos libros de entrevistas, compilaciones o antologías parece predominar un criterio generacional para seleccionar a los autores, en Veintiuno no hay más tesis que el azar, las preferencias del autor e, incluso, la suerte para encontrarlo disponible y hacerle unas preguntas. A veces se cree que toda selección debe estar justificada o debe haber una metodología rigurosa para hacer las entrevistas. La heterogeneidad, sin embargo, permite presentar distintas perspectivas de la creación literaria: desde el punto de vista del autor consagrado como Carlos Fuentes, pasando por los que cuentan con alguna obra en editoriales nacionales como Jaime Mesa e Iván Farías y escritores poco conocidos fuera de Puebla como Ricardo Cartas o Rodrigo Durana.

Un punto interesante del libro de Alarcón es que no aplica las mismas preguntas a sus entrevistados y deja que los temas salgan solos, impulsados por las filias y fobias de los autores. Así, se percibe una guía sutil que no dirige y que transmite muy bien la naturalidad de una charla en un café o en un bar. Así, tenemos a los que hablan de las mafias en el poder como René Avilés; los que hablan de su alejamiento de la literatura para concentrarse en la filosofía y las matemáticas como Óscar de la Borbolla: el análisis político de Carlos Fuentes y hasta los que no tienen muy claro por qué escriben como Rodrigo Durana. Esta diversidad también se refleja en el tamaño de las entrevistas; algunas son delimitadas por la dificultad para realizar la entrevista pero también por la locuacidad del personaje.

Un elemento que debo mencionar -porque Alarcón insiste mucho en ello- son las preguntas sobre las generaciones literarias enfocadas, sobre todo, a los autores más jóvenes. La mayoría opina que es un tema aún muy prematuro; también coincide en que en la actualidad es tal la diversidad de intereses, temáticas y estilos que el único elemento en común son los años de nacimiento de los autores. Esto llega al extremo cuando el autor pregunta a varios escritores si han escuchado hablar de los “ultracostumbristas”, un grupo (según me he enterado) de autores poblanos que parecen reivindicar el culto a lo local, lo coloquial, en suma, el reflejo de las costumbres poblanas. Creo que esta pregunta no cuaja en las charlas porque la mayoría de los autores desconoce en absoluto del tema, además, parece un censo personal que no dice mucho al lector.

Esta pregunta llega a un extremo cómico (no sé si calculado por el autor) cuando entrevista a Fernando del Paso: después de muchos intentos por acercarse al autor de Noticias del Imperio –que ya que está muy cansado según su asistente–, logran colar a una colaboradora, Sandra Palacios, para que le haga unas preguntas mientras están en un elevador. Sandra dispara una pregunta que trata sobre la camisa del poeta José Carlos Becerra que conserva Del Paso como un recuerdo-fetiche; después va sobre el tema de las generaciones e, inmediatamente, le suelta a bocajarro: “¿Conoce el Ultracostumbrismo?, a lo que el escritor responde con un indiferente, lacónico y lapidario: “No”. Hay un intercambio más y ahí se acaba la entrevista. Como anécdota se agradece, pero creo que, a pesar del tiempo, se pudo aprovechar la oportunidad para hacerle una pregunta más interesante.

A pesar de estos detalles, Veintiuno. Charlas con 20 escritores es un libro que aporta al periodismo cultural ya que logra reflejar los intereses de los autores. El entrevistador parte del conocimiento de su obra para guiar las conversaciones y no acude a las preguntas prefabricadas que vemos muchas veces en los diarios. Con este proyecto se dibuja el perfil de varias generaciones de artistas que, desde su trinchera, forman parte de una literatura siempre en movimiento, siempre cambiante.

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