• Barack Obama recorre los tres sitios perpetrados por Al Qaeda

Foto: Joel Merino

Lado B

La caída de las Torres Gemelas, el incendio en el Pentágono y el avión que cayó en Shanksville, Pensilvania, del vuelo 93. Diez años han pasado desde estos atentados perpetrados en Estados Unidos, y a la fecha aquellas imágenes transmitidas en Televisión, así como los hechos que vivieron miles de personas, continúan recordándole al pueblo estadounidense que cualquier potencia mundial siempre estará en riesgo.

Foto: Joel Merino.

Este domingo el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, acudió a estos tres sitios para rendir homenajes “a los caídos”, así como a todos aquellos que participaron en las labores de rescate ante una crisis que la mañana del 11 de septiembre del 2000, conmocionó no sólo al pueblo norteamericano, sino a todo el mundo.

Aquella mañana los televisores parecían sintonizar el mismo canal, aunque en realidad no se trataba de ello, sino del mismo hecho que jamás se había imaginado podía ocurrir.

En un primer momento los conductores de programas informaron que el humo que salía de una de una de las torres gemelas, se debía a un incendio; sin embargo, mientras la transmisión continuaba y esta información intentaba corroborarse en redacciones de todo el mundo, un segundo avión aparecía en la imagen que se transmitía y llegaba a su destino final: estrellarse en la otra torre.

Luego de varios minutos, los noticiosos informaron que se trataba de un atentado que, el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, había perpetrado contra los Estados Unidos.

Foto: Joel Merino.

El recuerdo de las víctimas del 11-S

Los homenajes comenzaron en la “Zona Cero”, donde el mandatario estadounidense pronunció un salmo de la biblia: «Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar. Bramaron las naciones, titubearon los reinos, dio él su voz, se derritió la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob».

De manera solemne y acompañado por su esposa y su predecesor, George W Bush, guardó un minuto de silencio en el parque que se construyó en dónde se alzaban las Torres Gemelas, como recordatorio de aquella mañana del 11-S.

Los estadounidenses acompañaron en todo momento a “los caídos”, observando los nombres grabados en bronce de cada uno de ellos, y rememorando las imágenes que esa mañana vivieron.

Más tarde, en Shanksville, Pensilvania, el ánimo de los estadounidenses no fue diferente: silencio y sobriedad ante la corona de flores que homenajeaba el monumento de las 40 víctimas del vuelo 93, el cuarto avión secuestrado por Al Qaeda.

La tercera parada, el Pentágono, también fue en completo silencio por parte del mandatario; solamente depositó una ofrenda floral de rosas blancas.