Lado B
Sobre Lee Miller y la fotografía de guerra
Esta no es una película de guerra, es una película sobre una mujer que tomó fotografías en la guerra y eso también aporta a conocer qué estaba pasando alrededor del conflicto y a entender un poco más cuál era el papel de las mujeres
Por Greta Rico @GretaRico
12 de junio, 2025
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Sobrinas, hoy vengo a contarles sobre una película que vi el fin de semana y que me generó muchas reflexiones sobre las mujeres fotoperiodistas, la fotografía de guerra y la representación de las mujeres creadoras en el cine. 

Lee, de 2023 dirigida por la cineasta Ellen Kuras es una película protagonizada y producida por Kate Winslet, actriz que da vida a Lee Miller, una fotógrafa que durante la Segunda Guerra Mundial trabajó como corresponsal de guerra para la revista Vogue. 

Lee Miller formó parte, entre 1939 y 1945, del London War Correspondents Corp y, sin embargo, en la película se muestra cómo al inicio cuando la mandaban a hacer reportajes, no podía entrar a ciertos lugares de la base militar, porque ahí no les permitían la entrada a las mujeres. Y también que, por más que insistía a su editora que la mandara al frente, no podía ir a tomar fotografías de la guerra porque el Reino Unido no mandaba mujeres como corresponsales. 

Esta es una película que además de contar la historia de una mujer fotoperiodista, también cuenta cómo las mujeres enfrentan la guerra, la violencia sexual sistemática, los abusos y la explotación.

De manera absurda, y como suele contarse la vida de las mujeres artistas, mucho se dice de Lee como la modelo y la musa, como la mujer víctima y poco se profundiza y se rehistoriza sobre lo que le implicó ser una mujer fotoperiodista que quería contar la historia desde ángulos poco explorados durante la segunda guerra mundial. 

Ver esta película me hizo reflexionar y valorar que el equipo de producción (conformado mayormente por mujeres) se haya preocupado no solo de decirle al mundo: oigan, gente, sí había mujeres fotoperiodistas retratando la segunda guerra, sino que además se preocuparon por narrar con cada una de las escenas todo lo que tuvo que hacer la fotógrafa, los estereotipos y los mandatos que tuvo que enfrentar para poder realizar su trabajo. 

Hay muchas cosas alrededor de esta película que resultan interesantes y una de ellas es que así como a Lee Miller, en los años 40 se le cerraban las puertas en el mundo por ser mujer, hoy en pleno 2025 Winslet ha mencionado en diversas entrevistas de cómo, a pesar de ser una actriz reconocida, esta película se tuvo que filmar de manera independiente porque “como mujer es muy difícil hacer películas sobre mujeres fuertes”. Al equipo le tomó nueve años terminar la película debido a la falta de apoyos y financiamiento. 

Contar la historia de esta fotógrafa, pero además contarla de la manera que lo hicieron, me parece maravillosa y acertada. En los últimos años, Kate Winslet ha sido criticada por defender su aspecto físico como una mujer que ya no es joven ante las cámaras. 

Siendo fiel a eso, pero también a los retratos y las anécdotas que le compartieron familiares y personas cercanas de Lee, en esta película vemos la representación de una fotógrafa de guerra a la que le importaba poco maquillarse, usar ropa entallada o agradar a los señores que le hacían la vida imposible. 

Vemos a una mujer con carácter, que no es complaciente con los hombres que la rodean incluyendo a su pareja y que toma decisiones en función de sus deseos y sus aspiraciones y eso, queridas sobrinas, aunque parece algo muy sencillo de enunciar, resulta algo verdaderamente imposible de encontrar en la mayoría de las películas que vemos, y mucho menos en las películas que veíamos cuando éramos niñas o mujeres más jóvenes.

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La imagen crea cultura, y es por eso que la representación importa, porque nosotras, como mujeres, como creadoras y también como fotógrafas aprendemos a ser como el mundo nos dice que debemos ser. Porque cuando vemos una película, leemos un libro, vemos las pinturas y las esculturas en los museos y también a las actrices en la televisión absorbemos una cultura de género que nos educa para obedecer. 

Por todo lo anterior resulta comprensible por qué nadie les quería dar dinero para filmar esta película, y también responde el por qué esta tía fotógrafa la considera una gran película que deberíamos ver todas nosotras. Lee representa la posibilidad de recordar que gracias a mujeres creadoras como ella, muchas de nosotras podemos tener la profesión que tenemos.

Me atrevo a auto citarme e integrar el párrafo de una columna que escribí hace unos meses también sobre este tema, y es que las mujeres suelen aparecer en las películas de guerra como madres, esposas, enfermeras, refugiadas, pero muy pocas veces o casi nunca como protagonistas del conflicto. Esto a pesar de que, por ejemplo, en la literatura ya se han escrito libros para desechar el mito de que las mujeres no habían tenido una participación activa en los batallones. 

De una detallada e importante investigación de Svetlana Alexiévich nació el libro La guerra no tiene rostro de mujer, donde se cuentan relatos de mujeres que participaron en la Segunda Guerra Mundial que la historia oficial se encargó de borrar.

En la película no vemos tanta acción como de esa que les gusta a los señores, no vemos bombardeos constantes, pero tampoco es necesario y, a mi parecer, eso también es un acierto en cómo se cuenta la historia. 

Y es que esta no es una película de guerra, es una película sobre una mujer que tomó fotografías en la guerra y eso también aporta a conocer qué estaba pasando alrededor del conflicto y a entender un poco más cuál era el papel de las mujeres. ¿Acaso las guerras solo se cuentan en el frente? Y si pensamos que la respuesta es sí, ¿quién nos ha enseñado que debemos pensar así? ¿Cómo se ha contado la historia? ¿Quiénes la han contado? ¿Hemos sido las mujeres? 

En esta película vemos a una fotógrafa de guerra que se quiebra, que llora, que reconoce que la guerra le cambió la vida y le dejó trauma, y cada vez que hablo de esto me quedo pensando que nos siguen faltando esas representaciones donde los hombres fotógrafos y “los grandes maestros” también se rompen. 

Siendo una fotógrafa y periodista mexicana pienso mucho en cuánto daño nos hacen esas representaciones que nos hacen pensar que está mal que te duela vivir en un país con una guerra de baja intensidad, donde la muerte y la violencia son una constante, y me pregunto todo el tiempo cómo esas representaciones de hombres que nunca se quiebran están construyendo la masculinidad de los colegas.

Al mirar el archivo y las fotografías de Lee, especialmente a la que se refiere la portada de esta columna, nos debería de quedar claro que ella, a diferencia de lo que nos enseñaron en la escuela de periodismo, no dudaba en tomar postura. Con ese retrato y con el que le tomó a su colega David Scherman, la fotógrafa tenía claro que quería realizar un statement. 

Al igual que ahora, hace 60 años estaban pasando cosas en el mundo que obligaron a muchas personas artistas y creadoras a dejarse de tibiezas y utilizar lo que sabían hacer para que el mundo lo supiera. Lee está disponible en algunas plataformas de streaming, las invito a que se la programen en su lista de películas para ver y por qué no, que me cuenten qué les pareció y cuáles fueron sus impresiones. En todas mis redes me encuentran como @gretarico

* Imagen de portada: fotograma de la película Lee Miller, en la que la actriz y directora Kate Winslet recrea la icónica fotografía en la que Miller se baña en el apartamento de Hitler, en Munich, Alemania, 1945.

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Autor Lado B
Greta Rico
Fotógrafa documental, periodista y docente enfocada en temas sobre género, medioambiente, cambio climático y alimentación. Su trabajo tiene como eje explorar nuevas representaciones sociales en la cultura visual contemporánea. A través de sus proyectos reflexiona sobre la economía de los cuidados, la colonialidad, el despojo capitalista y el trauma social de fenómenos actuales.