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Masculinidad: ¿un asunto de hombres?
Lo cierto es que estamos frente a una caja de masculinidad que, además de cuadrada, es sumamente frágil y difícil de llenar
Por Lado B @ladobemx
22 de septiembre, 2024
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Ivonne Montes | Girl Up México*

Ante la construcción de un mundo dicotómico y binario, parece inevitable la idea de que ciertas cuestiones corresponden a ellos y otras a nosotras, como si nada fuera compartido, mutuo o fluido. Nuestro comportamiento, modales y accionar deben alinearse a lo dictado por el cis-tema. No haytodavíamanuales entregados al nacer que expliquen detalladamente cómo ser hombre o mujer, pero sí es posible identificar varios mecanismos, dispositivos y tecnologías que refuerzan ideas predominantes, sin considerar (por supuesto) más posibilidades identitarias. Basta con echarle un vistazo a las revistas con mayor difusión, industrias culturales e instituciones educativas, ¿acaso no guían éstas nuestras más profundas aspiraciones, nos enseñaron, y enseñan, cómo ser?

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Los primeros años de vida traen consigo aprendizajes que se manifiestan incuestionables: eres masculino o femenina, no hay otra opción. Así, los asignados varones tienen que seguir un modelo para (algún día) convertirse en el hombre ideal, ese que es héroe, patriarca, proveedor, preñador, político, violento, seductor y perspicaz. 

Por otro lado, la feminidad corresponde a las designadas mujeres, con la puesta en escena de dinámicas asociadas a las emociones. El llanto, la empatía, la alegría permanente, la preocupación por el bienestar de lxs demás, la sensibilidad y el miedo son algunos de los elementos que pueden conformarle. Jamás la ira, la rabia o el reclamo en voz alta, pues es algo vinculado a la masculinidad hegemónica: un patrón de poder muy bien delimitado que, entre muchas otras cosas, resulta doloroso. 

¿Te has preguntado cómo ese patrón tiene la capacidad de operar en todxs y cada unx de nosotrxs? Pensemos en las dinámicas que fluyen y confluyen en nuestros (tangibles e intangibles) espacios cotidianos: la vía pública, el salón de clases, el transporte colectivo, las redes sociales. Para mí es imposible no identificar juegos sumamente masculinos, que evocan constantemente a demostrar virilidad. Y en ese sentido, quizás también es inevitable descubrirnos hípermasculinxs, con el afán de cumplir expectativas, metas o mandatos. 

Lo cierto es que estamos frente a una caja de masculinidad que, además de cuadrada, es sumamente frágil y difícil de llenar. Tal vez esa sea la razón por la que adquirimos máscaras diversas: somos firmes, férrexs, resilientes, protagonistas y sobre todo, dejamos claro que nosotrxs siempre podemos. El “yo puedo” nos persigue incansablemente, hasta convertirse en un fenómeno recalcitrante. Seguro todxs podemos remontarnos a una situación específica que nos permite entenderlo. Me he sorprendido en más de una ocasión saboteando mis labores, logros y sueños bajo la dañina premisa de la autoexigencia,porque mi desempeño nunca es suficiente. 

Pero, ¿esa es una regla a seguir? Varios grupos organizados afirman que no, que la edificación de otras masculinidades es posible. Hoy día es posible identificar puntos de transición, en los que hay un llamado de atención general que cuestiona ciertas conductas, incluso a través de tratados internacionales. 

Sobre esa línea es que han comenzado a proliferar redes colectivas con el sólido propósito de bosquejar rutas diferentes. Nuevas Masculinidades MX, el Instituto para el Desarrollo de Masculinidades Anti Hegemónicas,  el Programa Integral de Trabajo con Hombres (PROITH) de la Universidad Nacional Autónoma de México y hombres mexicanos trabajando por derribar estereotipos y ser mejores padres son ejemplo de ello. 

Igualmente, el tema se ha abordado en los encuentros de las mujeres que luchan. La interrogante “¿cómo habita la masculinidad en mí?” es cada vez más recurrente.  La importancia de la educación para la política de la masculinidad se deriva de la ontoformatividad de las prácticas de género, del hecho de que nuestros decretos respecto a lo que es masculinidad y feminidad hacen que cierta realidad social se ponga en acción. 

Es innegable que hay configuraciones específicas de subjetividades para categorizar y colocar a los seres humanos en zonas de existencia o no existencia. Las restricciones permanecerán en búsqueda de asegurar que perpetúe, de manera continua e infinita, el status quo; no obstante, cabe recordar que siempre hay alternativas, que somos capaces de alcanzar horizontes más amables y menos agresivos. Merecemos autonomía de cualquier índole, afectos completos, sentimientos no negados y justicia social. 


*Ivonne Montes es parte de la comunidad de Girl Up México, una organización liderada por juventudes que capacitan, inspiran y conectan con otras activistas por la igualdad de género. Haz clic aquí para leer más sobre Girl Up México y su trabajo impulsando a jóvenes agentes de cambio.

Foto principal de Etactics Inc en Unsplash

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