Satisfacer lo que sentimos inmediatamente después de realizar una actividad. Ver un video, escuchar música, comprar algún producto o hasta ingerir algún alimento. Todo eso es parte de la gratificación instantánea que, a pesar de sonar inofensiva, porque no tiene nada de malo sentir placer al realizar alguna actividad cotidiana, puede afectarnos más de lo que pensamos.
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Empecemos por el principal de los medios de distribución de gratificación instantánea: las redes sociales. El internet y, en específico, las redes sociales han cambiado a lo largo de los años para ser más atractivos y agradables de consumir. Anteriormente, medios audiovisuales en línea como YouTube eran muy populares por su variedad de contenido, temas y creadores; sin embargo, poco a poco, han ido perdiendo popularidad y usuarios debido a los efectos de la gratificación instantánea.
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Con variaciones según el tema, el contenido en YouTube y otras plataformas generalmente duraba entre 10 y 40 minutos. Los videos populares tenían millones de visitas, la mayoría de jóvenes. No obstante, con el paso del tiempo, la audiencia empezó a aburrirse de ver un video de 10 minutos, y por eso se añadieron las herramientas para adelantar partes del video o aumentar su velocidad. A pesar de ello, estas modificaciones no fueron suficientes para mantener la atención del público, lo que causó que videos en formato corto en redes como TikTok, Instagram Reels y YouTube Shorts ganaran popularidad.
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Pero ¿qué sucede cuando un video de 10 segundos ya no es suficiente? Queremos consumir más contenido, pasamos horas en redes sociales. Y esto no solo abarca lo que vemos, sino también los productos que adquirimos porque la publicidad tiene mayor alcance. Ya no solo se consume lo que necesitamos, sino que buscamos el sentimiento de placer que nos genera adquirir el nuevo producto en tendencia.
Los efectos de este fenómeno salen de nuestras pantallas y llegan a los lugares donde pasamos la mayor parte del tiempo: la escuela, el lugar de trabajo, nuestro hogar.
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La búsqueda del placer al momento puede elevar los niveles de ansiedad en las personas puesto que, si no se consigue una recompensa de inmediato, entramos en un estado de estrés y tensión que nos impide desempeñarnos correctamente. Puede llevar a las personas a desarrollar adicción a sustancias que les generan este sentimiento, como el alcohol y las drogas. Problemas de concentración, ansiedad, deserción de trabajos y adicciones son otros ejemplos de sus consecuencias.
En ese caso, ¿qué podemos hacer para combatir este fenómeno? Primero, disminuir la cantidad de tiempo que dedicamos a las redes sociales y optar por actividades que requieren más dedicación y trabajo: leer, hacer actividad física, tener una conversación sin interrupciones con algún conocido o meditar. Es importante comprender que todos los objetivos conllevan un esfuerzo prolongado y que es imposible adquirir conocimientos integrales en unos minutos.
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Vivir en el presente, ser paciente y aceptar las adversidades que se presenten. Poco a poco, el rechazar la gratificación instantánea nos llevará a encontrar una felicidad plena, lo contrario al efecto de sobreestimulación al que lentamente nos hemos convertido adictos.
*Chelsea Rentería es parte de la comunidad de Girl Up México, una organización liderada por juventudes que capacitan, inspiran y conectan con otras activistas por la igualdad de género. Haz clic aquí para leer más sobre Girl Up México y su trabajo impulsando a jóvenes agentes de cambio.
**Foto principal fue tomada de Freepik