Las cadenas de la culpa. Engrillados de Atlixco
Cada Viernes Santo, hombres y ahora también algunas mujeres realizan una procesión expiatoria cargando cadenas, en Atlixco
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Al inicio de esta tradición, hace más de 100 años, el recorrido de los engrillados se limitaba al atrio del entonces Convento de San Francisco, en el municipio de Atlixco, Puebla.
Con el paso del tiempo, la ruta de la procesión ha ido creciendo hasta llegar a ocupar las principales calles de la ciudad, donde se encuentran repartidas las 14 estaciones del Víacrucis.
Incluso ya no se realiza una sola procesión. Actualmente otras iglesias, como la de Nuestra Señora de Guadalupe y la de Cristo Rey también organizan procesiones, en las que participan mujeres.
Foto: Mayra Guarneros
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Las personas que participan en la procesión deben cargar pesadas cadenas cruzadas en sus torsos y arrastrar otras más atadas a sus pies. Hay quienes llegan a cargar hasta 60 kilos de peso.
Foto: Mayra Guarneros
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Con corona de espinas como la que llevó Jesús en su Pasión, un paño que cubre el rostro, taparrabos, blusa sin mangas en el caso de las mujeres, y pesadas cadenas sobre sus hombros es como las y los penitentes recorren las calles de Atlixco cada Viernes Santo.
Foto: Mayra Guarneros
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En el ritual expiatorio de los engrillados las espinas de monte forman parte fundamental. Las y los penitentes se hacen incrustar espinas de monte en brazos y piernas, las cuales provocan intenso dolor que se magnifica si alguno de los “camotitos” de espinas llega a ser mínimamente tocado.
Foto: Mayra Guarneros
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Este año (2023) tres mujeres participaron en la procesión que partió del templo de Nuestra Señora de Guadalupe. La inclusión de mujeres en este anejo ritual ocurrió durante la última década.
Foto: Mayra Guarneros
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Una vez finalizado el ritual, las espinas son retiradas cuidadosamente, provocando más dolor.
Ya sin espinas, las extremidades son talladas con estropajos con alcohol, con la intención de retirar todas las espinas y de evitar infecciones en la piel.
Foto: Mayra Guarneros
Parte de los datos de este trabajo fueron obtenidos de la crónica Engrillados por un dedo de muerto en Atlixco de Samantha Páez, que se puede leer completa aquí.