La reactivación del proceso judicial en contra de Miguel López Vega, a pesar de que ya se había demostrado y determinado judicialmente que no existían suficientes pruebas que sustentaran los cargos, deja claro que la lógica colonial y ecocida persiste en la 4T poblana. Más allá de los tecnicismos legales con los que se pretende legitimar ésta injusticia, como se ha hecho cada vez que el Estado Mexicano quiere reprimir procesos de resistencia, el fondo es que quienes deberían usar la ley para proteger a las personas y los ecosistemas de Puebla parecen optar por beneficiar a quienes hacen de la devastación de la tierra y el envenenamiento del agua un negocio.
La amenaza jurídica que pende sobre Miguel López Vega difícilmente puede verse como el resultado de la inercia de la burocracia judicial, no cuando la amenaza es resultado directo de su oposición al envenenamiento del Río Metlapanapa por los deshechos del complejo industrial conocido como Ciudad Textil. No es coincidencia que sea parte del movimiento de los Pueblos Unidos de la Región Cholulteca que han detenido el saqueo de agua por parte de la embotelladora Bonafont, subsidiaria de Danone. No se puede pretender que no tiene que ver con su participación en el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua que se ha opuesto a la construcción de Proyecto Integral Morelos, antes denunciado y ahora defendido por Andrés Manuel López Obrador. La amenaza judicial contra Miguel López Vega difícilmente puede entenderse como otra cosa que no sea el intento de desgastar esos procesos de resistencia en los laberintos burocráticos del sistema de justicia.
Podemos imaginar que la idea de Miguel López Vega preso provoque una perversa y mezquina sonrisa en los rostros de Francisco Rivera Taja, presidente del Parque Industrial Ciudad Textil; o de Mariano Perotti, director general de Bonafont; o de Antonio Llardén, presidente de Enagás; o de Andrea Colombo, CEO de Bonatti; o de Joaquin Fernandez de Pierola Marin, CEO de Abengoa. Será tal vez una sonrisa por sentirse un paso más cerca de alimentar el hambre avariciosa de su reporte trimestral. Será una sonrisa burlona por saber que doblaron nuevamente la ley en México, como lo hicieron en gobiernos anteriores.
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Que esa sonrisa quede en la perversa imaginación de los perversos depende de quienes sabemos que el planeta se defiende como lo están haciendo los pueblos cholultecas, los pueblos indígenas y rebeldes del abajo mexicano, depende de algo más que la solidaridad, de una urgente necesidad de dejar de guardar silencio y aprobar la normalización de éstas prácticas criminales del Estado. La dignidad de los pueblos nahuas y la solidaridad del mundo que hace suya ésta lucha por la justicia serán cruciales no sólo para evitar que Miguel López sea encarcelado, también para que las luchas de las que es parte logren frenar la destrucción convertida en dinero.
Mientras el planeta enferma tenemos la posibilidad de quedarnos callados pensando en los cambios individuales para hacer la destrucción más “amigable con el medio ambiente” o podemos tratar de caminar y acompañarnos con esas experiencias que han sabido resistir durante siglos a quienes quieren conquistarlos, despojarlos y eliminarlos, que saben defender lo suyo para que sea de todos.