Lado B
La primera planta en gobernar la Tierra
Buena parte de la oposición, conformada por los insectos y plantas reales, demostraron una y otra vez que "la planta" era artificial
Por Samantha Paéz @samantras
16 de diciembre, 2022
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Se decía la primera “planta” en gobernar la Tierra. Pero todos sabíamos que no era una planta, era más bien un robot. Las leyes terrícolas son muy claras: los seres no biológicos están imposibilitados de ocupar cargos de primer nivel. Sin embargo, se votó por «la planta» en el Parlamento, supuestamente por la amenaza de que todos los robots harían paro. Eso no era un problema porque somos suficientes seres biológicos como para operar los sistemas sin las máquinas. El Parlamento, que simplemente no sabe cómo funcionan las cosas, se asustó y así fue como «la planta» asumió el poder. 

Buena parte de la oposición, conformada por los insectos y plantas reales, demostraron una y otra vez que «la planta» era artificial: sus semillas eran infértiles y sus hojas no tenían clorofila. «La planta» acusó discriminación por ser la única de su especie -había mutado, según- y por su condición de infertilidad. El Tribunal le dio la razón y pudo contender en las elecciones. Los seres biológicos, más allá de la discriminación, no queremos que gobierne un robot porque son crueles: no les importa que se termine el agua o la tierra, como no los necesitan, y sólo se preocupan la energía solar de la cual se alimentan. Esa crueldad tan característica de los seres no biológicos los ha llevado a acaparar puntos estratégicos del territorio, destrozando colmenas, colonias y ecosistemas.

El grupo liderado por los mapaches dijo que tiene un plan para el momento de la ascensión de «la planta». Lo han guardado con tanto recelo que algunos dudamos de su existencia y por eso nos negamos a trabajar. El Parlamento pidió un voto de confianza, las plantas verdaderas están molestas y los animales también, los humanos, como somos minoría, no decimos nada. Hay bloqueos de lianas y enredaderas por todas las ciudades, los insectos salen todos a la misma hora del día para saturar los espacios y los humanos simplemente dejamos de trabajar. No ha sido fácil, “la planta” ha mostrado mesura pero sabemos no durará mucho tiempo, quizás sólo espera que los observadores interplanetarios se vayan para aplastarnos sin remordimiento.

Justo el día que los observadores interplanetarios se iba, “la planta” decidió subir a una plataforma para despedirlos. Los seres biológicos sospechábamos que algo ocurriría, desde esa altura podría arrojarnos un rayo u ordenaría a sus tropas atacar. Respirábamos resignación… justo cuando la plataforma se venció, así de la nada, y “la planta” cayó. En un intento por evitar el suelo, movió sus “hojas” como hélices, era demasiado tarde, los observadores y el Parlamento se dieron cuenta que eso sería imposible para cualquier planta terrestre. “La planta”, quizás sabiendo que su destino sería la fundición en el centro del Sol, se quedó quieta para segundos después estrellarse en el piso.

Una inspección más minuciosa arrojó que había nanorobots en su sistema vascular. El Parlamento anuló el mandato de “la planta” y llamó a una nueva votación. Como los mapaches se adjudicaron -sin prueba alguna- la acción que desenmascaró a “la planta” exigieron que su candidato, un pug con poco carisma, fuera tomado en cuenta para sustituir a “la planta”. Por fortuna ganó una orquídea multicolores, perteneciente a un grupo muy reducido de sobrevivientes de la selva y que había luchado por la restauración de su ecosistema. De “la planta” no se supo más, las leyes marcan que debía ser llevada al núcleo del Sol para que se desintegrara, junto con los seres no biológicos que participaron en la conspiración que la llevó al poder. Hay algunos insectos que dicen que los observadores se llevaron a “la planta” para analizarla y sacarle provecho. Así inició el reino de las plantas en la Tierra.

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Autor Lado B
Samantha Paéz
Soy periodista y activista. Tengo especial interés en los temas de género y libertad de expresión. Dirigí por 3 años el Observatorio de Violencia de Género en Medios de Comunicación (OVIGEM). Formo parte de la Red Puebla de Periodistas. También escribo cuentos de ciencia ficción.
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