Poema desde el futuro
Para no renegar del contratiempo
provocar el incendio a la
brevedad y saltar desde la
torre,
no hay turbulencia que no
absorban las eternas arenas
de eternos cambios imperceptibles,
callado y a velocidad constante
dar vueltas en círculo
para no renegar del accidente
siempre viable para objetar
el aburrimiento,
en tragedia un día un fulgor
que revierte el conocimiento
de lo asumido,
no pararán los saltos para
no renegar de la inevitabilidad
de escribir desde el porvenir.
Un pilar
Reflexión sobre un pilar en medio
de la habitación vacía salvo por el mismo pilar,
la magia del pensamiento mágico
¿y qué sostiene?
la mirada encontrada tras sondear
posibilidades que se pierden al
negarles lo concreto.
Un pilar en medio de la habitación
vacía llena unas intenciones de
aventura, de peligro, de crecimiento
exponencial una vez evidente la victoria
¿en qué te concentras con el ánimo de
vencer? intenciones apuradas de abrazo,
abrazos, arden en compañía propia,
cimentar la ajena.
Todo sostenido por un pilar en medio
de una habitación vacía salvo por el mismo pilar,
todo cabe alrededor potencialmente,
sueño los encuentros y la falta de
necesidad por llenar espacios.
Pero el milagro obra por cuenta propia.
Retorno
Todo el transcurrir
acurrucado en el regazo
de lo lunar dejó cicatrices
con las que el poema
quiso presentar al amor
en vestidos ceñidos de privación
lumínica,
como arañazos en la caverna
interpelan los himnos
que aprendimos para hacer
arder los fuegos bajo el agua.
Eras en lo no, la fuente
donde el veneno hizo resurgir
un hilo de pasión por donde
distendí un susurro a los ángeles
que hablaba de adoración
y la oportunidad del capricho.
Ahora el naufragio bajo la
inclemente luz de plata
coincide con el más férreo juez,
nombre de mi nombre,
haciendo de la resistencia forzada una
escala vital de aprendizaje
de vuelta al hogar.
Péndulo
Oscilar salvajemente sobre un eje,
que torcido, asemeja la figura de lo
que pronuncio a borbotones
a falta de tu nombre
proscrito de la celebración
en una tumba aún no sellada
por la que me hice
esculpir monumentos de ceniza,
que más allá de la temporalidad,
desvisten mi eventual puesta
en escena del grito
en la noche sin luna
cantar tus alabanzas
tan profundas, tan ardientes,
sin poder llegar a tus desviados
oídos, que apuntan a lo
ensordecedor para hacer de la
ausencia el cobijo de la calma
que oscila salvajemente
noche tras noche
en el ritual de hacer brotar
la sangre para traer de vuelta
la vida que es tu nombre.
Faro
Refugio interior hallo
bajo tu manto, catedral donde
refulge el halo estelar que ha
entrado al corazón que emprende
el camino hacia la estrella.
En tu luz mi luz, la luz
del poema honrando la majestuosidad
del espacio, espejo inmenso
desenvolviendo el tesoro que
guardo desde el nacimiento.
La relación de la mística
estructura no se encoje al pronunciarla,
por entre tus pasillos se encuentran
buscadores de siglos atrás aquí
en este intercambio de visiones.
Guío esta palabra hacia tu cimiento
impoluto, donde aparto una semilla
de la piedra que sostiene
el faro inmenso,
poema de poemas.
Eduardo Sierra Romero es egresado de la escuela de Periodismo Carlos Septién Garcia, los poemas que publicamos en esta entrada forman parte de su libro inédito Lux Desertum, la selección corrió a cargo del escritor Alejandro Badillo.