México ocupa el cuarto lugar de 71 economías con mayor atractivo para inversiones en energías renovables, solo detrás de China, Jordania y Brasil, de acuerdo con el reporte Bloomberg New Energy Finance. La principal ventaja del país es la gran cantidad de recursos solares, eólicos, de biomasa, hidroeléctricos y geotérmicos con los que cuenta.
Por ello, la formación de especialistas en el área es urgente. La BUAP ofrece la Maestría en Ciencias en Energía Renovables, un posgrado bajo la coordinación del Instituto de Ciencias (ICUAP), en colaboración con el Instituto de Física y la Facultad de Ingeniería Química, el cual inicia en enero de 2023 y cuenta con dos líneas investigación: biocombustibles y tecnología de materiales avanzados para energías renovables.
Con esta opción académica se formarán profesionales de alto nivel en la producción y transformación de energías renovables, lo que impactará en la generación de soluciones para la contaminación ambiental y el abastecimiento de combustibles.
Como parte del trabajo que se ha realizado en esta área en la universidad, ya se cuenta con cinco tesis de maestría, tres de doctorado, 10 publicaciones internacionales indizadas y seis patentes registradas.
La doctora Griselda Corro Hernández, investigadora del ICUAP y líder de un exitoso proyecto de producción de biocombustible, a través de una técnica ya patentada, recordó que nuestro país tiene tres tecnologías de energía renovable que predominan en términos de generación de electricidad: energía hidráulica, parques eólicos terrestres y energía geotérmica.
Por otra parte, detalló que los biocombustibles son energéticos obtenidos de recursos biológicos provenientes de materia orgánica, de actividades agrícolas, pecuarias, silvícolas, de microorganismos, etcétera, y son utilizados principalmente como reemplazo de gasolina o diésel. En el caso del biogás, proveniente de residuos y desechos orgánicos, este podría servir como fuente de energía para generar electricidad.
Para comprender la importancia del tema, la doctora Corro Hernández, titular del laboratorio de Catálisis y Energía, mencionó que de los combustibles fósiles proviene casi 80 por ciento de la generación de energía en todo el mundo y su quema provoca emisiones anómalas de CO2, por lo que sustituirlos por fuentes de energía renovable reduciría estas emisiones dañinas y el planeta tendría temperaturas equilibradas y normales.
Lo que ahora sucede es que los combustibles fósiles se someten a combustión, liberando gases como el benzopireno, el dióxido de carbono, el óxido de azufre, el óxido de nitrógeno y el monóxido de carbono, los cuales llegan a la atmósfera e incrementan el efecto invernadero: lluvia ácida, calentamiento global, deshielo en los casquetes polares, aumento en el nivel del mar, lluvias torrenciales, huracanes frecuentes, sequías e inundaciones.
Para enfrentar este problema, la investigadora señaló que una opción es el empleo de combustibles alternativos, como el etanol, procedente del maíz o de otras cosechas, el cual emite menos gases de efecto invernadero; el biodiésel que se obtiene de grasas animales y aceites vegetales; y el hidrógeno, que aunque se genera a partir de combustibles fósiles (como el carbón) o energía hidroeléctrica o nuclear, no emite contaminantes al usarse en los vehículos.
Al aprovechar las energías renovables también se reducirá la dependencia del país de energías convencionales y la compra de tecnologías extranjeras; por eso, la Maestría en Ciencias en Energías Renovables de la BUAP, que inicia en enero de 2023, surge como una respuesta a las necesidades de nuestro entorno, con un campo laboral con alta demanda.
***Contenido patrocinado***
*Foto de portada: Willi Heidelbach | PxHere