Lado B
Pandemia por COVID-19 agravó el papel de las mujeres en manejo del agua
Unicef ha calculado que, en conjunto, las mujeres y las niñas suman más de 200 millones de horas al día recogiendo agua
Por IPS Noticias @
25 de enero, 2022
Comparte

A pesar de que la gestión del agua para uso doméstico suele recaer en mayor medida en las mujeres, su rol en la gestión hídrica es poco valorado y con la llegada de la COVID-19 se volvió aún más desafiante.

Muchas de ellas, encargadas de buscar y proveer agua a sus hogares, tuvieron que traer el recurso para la limpieza, el lavado de manos y el cuidado de enfermos, desde lugares más distantes y hacinados, lo que aumentó su riesgo de agresiones y contagios por la COVID.

En sitios sin agua potable, ni facilidades como baños, excusados y productos sanitarios, mujeres y niñas también tuvieron un impacto en su higiene y salud menstrual.

La pandemia también ahondó las desigualdades en la gestión del agua que han vivido durante décadas las mujeres de comunidades populares rurales y urbanas.

Para Brenda Rodríguez Herrera, integrante de la asociación civil mexicana Red de Género y Medio Ambiente (RGEMA), “la pandemia nos mostró más complicación para obtener agua de mejor calidad, ampliación de las jornadas de trabajo, y los mandatos o los roles de género más marcados con relación al cuidado y la atención de personas enfermas”, dijo a SciDev.Net.

Según datos del Instituto Internacional de Agua de Estocolmo (SIWI), las mujeres y niñas son las responsables de recolectar, administrar y proveer el agua en más del 80 por ciento de los hogares en los que el recurso no está disponible.

“Unicef ha calculado que, en conjunto, las mujeres y las niñas suman más de 200 millones de horas al día recogiendo agua”, y reconoce que la recolección de agua, reduce la posibilidad de que se dediquen a la escuela, el esparcimiento o la búsqueda de alternativas para lograr su independencia económica.

En la agricultura, la actividad económica que más agua consume, la gestión del líquido a cargo de las mujeres ha sido trascendental, afirma la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Desde 2011, la FAO advirtió que las mujeres desempeñan un papel muy importante no solo en la conservación de cuerpos de agua, la recolección de agua de lluvia y la gestión de cuencas hidrográficas, sino también en la agricultura de irrigación y la de no irrigación (secano).

Sin embargo, aunque en los países en desarrollo el 43 por ciento de la fuerza laboral agrícola descansa en las mujeres, “las políticas del agua relacionadas con la agricultura siguen asumiendo erróneamente que los agricultores son hombres, marginando así a las mujeres en la gestión de los recursos hídricos”, dice la FAO.

Esto tiene que ver con la forma en la que generalmente se asumen roles en la gestión del agua. Un informe de Naciones Unidas apunta que mientras los hombres están más concentrados en el agua para su uso agrícola y en el ganado, las mujeres tienen que asumir el uso del agua para la limpieza, el cuidado de hijos y de enfermos, así como para la eliminación de residuos.

En el ámbito rural, “cuando vemos que en más del 90 por ciento de los hogares hay una mujer a cargo de administrar el hogar y esta es la que tiene que lidiar con la escasez hídrica, uno dice: vaya que nos toca pesado a las mujeres“, dijo en una conferencia Claudia Papic, directora del Fondo de Agua de Santiago-Maipo, Chile, como parte de la Alianza Latinoamericana de Fondos de Agua.

“La gestión del agua no está considerada desde un enfoque de derechos humanos, y menos de género”, dijo Rodríguez Herrera.

Añadió que “al mirar las estrategias que hubo [durante la pandemia] para la salud, la prevención y la atención de personas enfermas de COVID-9, vemos una necesidad de contar con agua de buena calidad y en buena cantidad para resolver las problemáticas”.

Y eso implicó mayores impactos para las mujeres “doble o triple jornada de trabajo doméstico y de cuidados, por todo lo que tiene que ver con las medidas sanitarias y, sin duda, la falta de acceso al agua de manera equitativa”.

Menos agua disponible

Con la llegada de la pandemia por COVID, uno de los cambios más importantes fue el aumento en la demanda de agua de uso doméstico para limpiar superficies, bañarse y lavarse las manos, con el fin de cumplir con las medidas sanitarias recomendadas por las autoridades de salud.

Como era de esperarse, y sobre todo en lugares con estrés hídrico, al aumentar la demanda, disminuyó la disponibilidad del recurso.

Una encuesta realizada por WaterAid en 14 países de África y Asia del Sur en enero de 2021, muestra que, para el 65 por ciento de las personas, el agua a la que pudieron acceder no fue suficiente para cubrir todos los usos diarios durante la emergencia.

Pero la escasez de agua implicó un mayor impacto para las mujeres, pues, por un lado, tuvieron que aumentar la frecuencia con la que acarreaban agua. Y, por otro, muchas prefirieron proveer el agua a sus familias antes que a ellas mismas.

“Las mujeres, para proteger a sus familias, pueden desviar el limitado suministro de agua del hogar para lavarse las manos con más frecuencia, sin tener en cuenta su propia necesidad de higiene personal, lo que las expone a infecciones urinarias y vaginales”, explican en un artículo autores de la Universidad de Notre Dame, Estados Unidos.

Continuar leyendo en IPS Noticias

 

*Foto de portada: Una mujer haitiana lava ropa en una acequia / Foto: ONU

Comparte
Autor Lado B
IPS Noticias
Suscripcion