“Las mujeres que asesinaste, no morirán” es, tal vez, la primera consigna/canción que escuché en una marcha del 8 de marzo. Y claro, me rompió, me dolió, había tanta desesperación y enojo en esa palabras, en esos gritos. Tenía que saber qué más decían las morras que llevaban los tambores y gritaban, y cantaban. 

Escuché con más atención: “las balas que disparaste, van a volver. La sangre que derramaste, la pagarás. Las mujeres que asesinaste, no morirán. ¡NO MORIRÁN!”. No era sólo una consigna, o una canción, era casi un conjuro, que revivía a las asesinadas. Ellas estaban (están) entre nosotras. Ellas, las que ya no tienen voz mas que a través de nosotras las vivas, o las que apenas y sobrevivimos. 

Esa conciencia de hablar con ellas, para ellas, por ellas, es lo que lleva a tantas a componer las consignas y canciones, a ponerles ritmo, a hacer el mayor ruido posible, para que las que ya no están con nosotras sean escuchadas y nosotras también.

El conjuro también condena a los feminicidas, de todos los tiempos, de todos los rincones de la tierra. A los violadores, a los acosadores, a los golpeadores, a los machitos: “Jamás tendrán de nuevo la comodidad de nuestro silencio”, dice otra consigna, “lo que sí tendrán es nuestra exigencia de justicia”. Nuestras voces hacen eco en todos lados: “¡Y tiemblen, y tiemblen, y tiemblen los machistas!”.

Ilustración: Gogo

Un cancionero es lo que me dijo Karlita que quería hacer. Algo que juntara las composiciones que cantan el dolor de millones de mujeres, la felicidad también (nuestra mayor venganza). Un cancionero que juntara en papel y palabras los cantos que ya de por sí nos unen. Yo llevaba casi un año como batuquera con esas morras, mis manas, que antes yo sólo había escuchado y visto en las marchas. Así que serví de puente, entre unas y otras, entre las mujeres que cantan y tocan tambores y las mujeres que crean, que editan (como Karla Gallegos) y que ilustran (como Gogo Ortiz).

Así, nació el fanzine/cancionero de morras para morras, A ver ¡quién lleva la batuta!, hecho por mujeres en distintos puntos geográficos: Puebla, Barcelona, Mexicali, Ciudad de México, Argentina, Colombia, Chile, Estados Unidos. Algunas sin conocernos nunca en persona, sólo por videollamada, o ni eso. Pero colaborando y unidas, articulando nuestras voces para que ninguna sea silenciada. Cantando en marchas, cantando en el trabajo, cantando en las calles que recorremos todos los días, cantando en nuestras casas, cantando para nosotras mismas, cantando para todas. Y conjurando, conjurando una y otra vez, un mundo diferente: “Que retumbe fuerte ‘Nos queremos vivas’, que caiga con fuerza el feminicida”. 

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*Ilustración de portada: Gogo