Como era de esperarse, el nuevo director del CIDE fue elegido a dedazo, por encima de todas las normas establecidas para una designación de este tipo. En la entrega anterior ya había comparado lo ocurrido en los centros de investigación del Conacyt con lo que pasa habitualmente en la iniciativa privada, donde esto es pan de cada día. Aquí se simuló ante medios de comunicación un proceso justo y democrático, aunque ya sabemos que hacer estos papeles no es ni será su fuerte; la peor actuación hasta ahora.
A quienes estamos al margen del mundo académico, aunque no sabíamos con exactitud los mecanismos para elegir tal puesto, tampoco nos sorprende, solo podemos ser testigos de un cambio de administración como cualquier otro en este y otros gobiernos que le han precedido, en el que se privilegia la lealtad a la experiencia en el puesto. En la administración actual, podrán ser buenos escritores, doctores, investigadores, deportistas, activistas, etcétera, pero como funcionarios públicos demostrarán una torpeza de manual por su ingenuidad y falta de carácter.
En este momento, en las instalaciones del CIDE hay estudiantes en paro y algunos profesores e investigadores ofrecen resistencia a la designación, pero quienes seguramente ya reciben embates físicos y virtuales por trolls del gobierno, funcionarios y colegas que en este momento ya hacen fila para besarle la mano al ganador.
Estas son algunas noticias de la ciencia que me gustaría compartir con ustedes.