Queridas todas, me da mucha emoción lanzar nuevamente esta botella al mar después de dos semanas de descanso. Tengo mucho que contarles.
Primero, permítanme una celebración tardía por la despenalización del aborto en Hidalgo y Veracruz. Se trata de un logro del movimiento feminista que me llena de gozo, y una muestra más de la voluntad política de la que carece el Congreso de Puebla y su patrón que atiende en Casa Aguayo.
Bueeeno, en ese sentido el Congreso de Quintana Roo no vende piñas, pues vaya que sus integrantes le han hecho al cuento para darle la vuelta a la aprobación del aborto legal y seguro, pese a la rudísima presión de las colectivas feministas y la toma pacífica de 95 días. Pero muy caros les saldrán sus votos en contra de la iniciativa presentada en marzo pasado, pues la Red Feminista Quintanarroense ya inició un recurso legal para obligarles a fundamentar el sentido de su voto.
Y es que sabemos bien que con más frecuencia de la deseada, diputados y diputadas de diferentes partidos, incluyendo aquellos/as que se dicen “de izquierda”, votan atendiendo a sus creencias personales y no a los intereses de la sociedad que —supuestamente— representan, a pesar de que con ello violan los derechos de las mujeres.
El informe “Mi cuerpo me pertenece. Reclamar el derecho a la autonomía y la autodeterminación” del Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa), publicado este año, establece que “las leyes penales relacionadas con la anticoncepción, la educación sexual integral, el aborto y el acceso a la información sobre la salud sexual y reproductiva violan los derechos a la autonomía e integridad corporales”.
Esto es: legalizar el aborto (de cierta manera, tampoco nos hagamos ilusiones, vivimos en un sistema capitalista) haría realidad la frase “mi cuerpo, mi territorio, mi decisión”. Más sobre esto nos cuenta la muy querida Tere Juárez en su columna.
Mención aparte merece el Congreso del Estado de México que dispersó una manifestación feminista con gas y agua. Chingaderas de la 4T, pues allá, como acá, Morena tiene mayoría legislativa. Qué pinche decepción.
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