Este domingo 11 de julio miles de cubanos y cubanas salieron a las calles en distintos puntos de toda Cuba. Las primeras manifestaciones de que se tuvo confirmación ocurrieron en San Antonio de los Baños (Artemisa) y Palma Soriano (Santiago de Cuba); poco después llegarían reportes de Mayabeque, La Habana y el resto de las provincias, además del municipio especial Isla de la Juventud.
“Las calles son del pueblo”, “Patria y vida”, “Libertad”, “No tenemos miedo” son algunas de las consignas que gritan hombres y mujeres de distintas edades, algunos en bicicleta o motocicletas.
El presidente Miguel Díaz-Canel desconoce la legitimidad de las protestas multitudinarias y las atribuye a «propósitos malsanos», sin mencionar la precariedad económica cuyo efecto acumulativo, agravado por la COVID-19, ha provocado el estallido. Al final de su intervención televisiva afirmó «la orden de combate está dada: a la calle los revolucionarios».
También puedes leer: Estirar el dinero, el impacto económico de la pandemia en el sector privado en Cuba
Estas protestas simultáneas, inéditas en décadas, coinciden con que Cuba atraviesa el peor momento en cuanto a nuevos contagios y muertes por COVID-19 desde el comienzo de la pandemia. La crisis económica, que el Gobierno ha denominado «situación coyuntural», desde hace más de un año impide el acceso regular a alimentos, medicamentos, productos de aseo y otros bienes y servicios. El ordenamiento monetario y la reforma de precios empeoraron sensiblemente esta situación.