Lado B
Carta abierta de un poblano en Nueva York al presidente AMLO: ese problema, el que golpea aquí y allá
Por Marco Castillo @
18 de junio, 2021
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Reciba un saludo desde Nueva York, casa de millones de migrantes que entregan su vida a diario para sacar adelante a sus familias acá y en los lugares de donde salimos.

Acá se supo del problema que tuvieron dos indígenas en México cuando quisieron sacar su pasaporte. Ese problema que millones de otras personas de los pueblos y de migrantes sufrimos a diario. Y es de ese problema que quiero hablarle.

Tenemos ese problema de que la gente de los pueblos sufre para que las autoridades de aquí y allá les reconozcan su nombre, apellido y su pueblo. Que las autoridades no les reconocen el nombre, les quieren cambiar el nombre o no les creen que es su nombre, porque hace años, un juez del registro civil escribió mal o no quiso escribir o borró su nombre. Ese problema que la ley llama “error de registro”, los migrantes le llamamos discriminación, pero también se le diagnostica como opresión, racismo y violación de derecho. Llamémosle ese problema para darme a entender aquí.

Desde hace muchos años, las personas migrantes (todas, pero más las de los pueblos y comunidades) hemos tenido ese problema, como si fueran nuestra culpa los años de ineficiencia, corrupción y mala burocracia en los Registros Civiles y de leyes de documentación que discriminan. Nos castigan negándonos nuestro mínimo derecho a la identidad por un error ortográfico cometido años atrás por un juez de registro civil o por la falta de suficientes documentos de respaldo que demuestren que somos mexicanos. Nos tratan de convencer que son “leyes” para evitar fraude, pero acá muchos sabemos qué es ese problema.  

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Y recientemente vino la pandemia a cobrarle la vida a nuestra gente por miles, mayormente de pueblos y ranchos de México, y dejó a otros miles más con afectaciones en la salud, en el desempleo y en deuda. La Ciudad de Nueva York nos trata de convencer que pegó a “todas las comunidades igual”, pero nosotros sabemos que pegó más a los mexicanos y mexicanas (más a la gente de pueblos y comunidades) por ese mismo problema de que acá el Gobierno de Estados Unidos tampoco nos quiere dar nombre, apellido y documento. 

Mientras la ciudad moría, miles de migrantes siguieron trabajando, pero el Consulado cerró sus puertas por cuatro meses. A pesar de la importante pero poca ayuda que nos mandó usted para el regreso de los cuerpos de quienes fallecieron, los cuerpos de muchas personas de Puebla (y me cuentan que de todos los demás estados también) no pudieron ser reconocidas a tiempo por falta de un documento oficial que acreditara quiénes eran, y muchos familiares no enviaron a sus fallecidos porque no pudieron demostrar ser familia. Nos dicen que eso pasa por las “leyes” hechas para evitar que enviemos cuerpos que no son, pero a muchas personas acá les parece que, otra vez, es por ese problema. 

Antes de la pandemia, el Consulado daba 10 mil citas mensuales. Imagínese: dejaron de darse 40 mil pasaportes en cuatro meses. Ahora, desde que reabrió el Consulado, las citas están llenas y el teléfono que nos dan para hacer una cita es una mala broma donde nunca contestan, mientras miles de nosotras y nosotros necesitamos el pasaporte para reclamar un cuerpo, recibir una ayuda o evitar que nos saquen de casa. 

Y aunque el Consulado está abriendo todas las citas disponibles, a muchas personas acá nos parece, otra vez, que ese problema es desde arriba, porque estamos abandonados a nuestra propia suerte por autoridades en México, sin presupuesto ni capacidad suficiente para las oficinas “del otro lado”, causando que muchos estén a punto de perder su departamento e ir a la calle por falta de un documento oficial. Nos dicen que es por la austeridad republicana (sic), pero acá sentimos y pensamos que es porque allá en México no ven, no saben o no quieren resolver ese problema.

Como ve, señor Presidente, acá el pueblo migrante apoyó su llegada a la Presidencia, pero con mucha pena, le cuento que ese problema nos está quebrando la esperanza. 

Y es que además de la crisis de documentos que hoy vivimos, cuando usted triunfó, vinieron representantes del “nuevo Gobierno” a convocar a toda la gente para decirles que entregaran sus propuestas para hacer un Plan de Migración que acabaría con ese problema. Tuvimos reuniones oficiales en el Consulado y en otros lugares. Participamos con entusiasmo. Hablamos de ese problema. Y nada, nunca hubo un nuevo plan de política migratoria y más bien, cortaron el 3×1 y el presupuesto de los consulados.

Luego, nombraron a un nuevo Cónsul que está haciendo lo que puede con lo que tiene, pero ese problema es más grande y no se resuelve con “estar comprometidos”. Menos con eso de la austeridad.  Las instituciones que están para asegurar nuestros derechos como mexicanos están más flacas de presupuesto, crucificadas por leyes que nos castigan por los errores de registro de otros y sin estructura suficiente para atender ese problema, que con la pandemia se agrandó y se hizo ese gran problema.  

Señor presidente: reforme las leyes que nos niegan el nombre. Presupueste los programas que nos otorguen los documentos para tener un nombre, a tiempo y en forma para ejercer nuestro derecho y poder salir de esta crisis. Póngale nombre y apellido a los héroes anónimos y córtele una de las muchas raíces-cabezas a ese gran problema.

 

PD que se suma en solidaridad a todas aquellas personas que han tenido y tienen ese gran problema, como las gentes zapatistas en camino a la La Gira. #AltoAlRacismo contra ellas y todas las personas del color de la tierra. 

PD 2 que se suma en solidaridad con todas las personas del mundo viviendo en Nueva York que sufren de ese mismo gran problema

 

*Foto de portada: Andrés Manuel López Obrador

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Autor Lado B
Marco Castillo
Marco Castillo es antropólogo y activista poblano. Actualmente es el Co-Director de Global Exchange y fundador de la Red de Pueblos Trasnacionales. Vive, trabaja y sueña entre Puebla y Nueva York.
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