Ivette Sierra Praeli
La deforestación ilegal y cultivos como la soya, palma, cacao y café están directamente relacionados. Según un estudio publicado recientemente por Forest Trends, el 88 % de las tierras en América Latina que se dedican a la agricultura comercial o agronegocios, así como a la pequeña agricultura doméstica han sido deforestadas de manera ilegal.
Esta cifra que corresponde a los bosques en Latinoamérica es superior al 66 % de deforestación ilegal en África y al 41 % en Asia de pérdida de bosques de manera ilegal que se dedican a las actividades agropecuarias.
La investigación que abarca la pérdida de bosques tropicales del mundo, ocurrida entre los años 2013 y 2019, revela que en ese periodo de tiempo se deforestaron 34 millones de hectáreas en América Latina, casi la mitad de la cantidad de hectáreas totales contabilizadas por el estudio, que asciende a 77 millones de hectáreas.
«Si bien la agricultura de subsistencia y la tala siguen contribuyendo a la deforestación, la expansión agrícola a escala comercial se reconoce ahora como, con mucho, el principal impulsor de la deforestación en todo el mundo», indica el reporte Cosecha ilícita, insumos cómplices: el estado de la deforestación ilegal para la agricultura.
El reporte de Forest Trends también nos recuerda que en el año 2010 el Foro de Bienes de Consumo acordó lograr una deforestación neta cero para el año 2020 en cuatro sectores prioritarios: soya, aceite de palma, papel y celulosa, y carne de res. Este foro reúne a unos 400 ejecutivos de fábricas y proveedores de servicios en 70 países del mundo que para el 2014, cuando se firmó la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, se comprometieron a trabajar para reducir la deforestación en el planeta. Sin embargo, este compromiso no se ha cumplido y como indica el informe, cultivos de soya y palma, así como el creciente mercado de la ganadería avanzan sobre bosques primarios en todo el mundo.
Durante el periodo de investigación que señala el estudio, la pérdida promedio anual de bosques tropicales aumentó a más de 11 millones de hectáreas por año, en comparación con las 7.3 millones de hectáreas anuales en los primeros 12 años de este siglo.
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Según la investigación, la soya, el aceite de palma y los productos ganaderos impulsan las cifras mundiales de deforestación ilegal, pero otros productos como el cacao, el caucho, el café y el maíz, también tienen su cuota en esta pérdida de bosques.
Brasil encabeza la lista mundial con 20.4 millones de hectáreas perdidas entre 2013 y 2019, seguido por Indonesia y República del Congo. Pero a nivel regional, entre los países de Latinoamérica, a Brasil le sigue Bolivia con 2.5 millones de hectáreas deforestadas, en tercer lugar va Colombia con 1.8 millones de hectáreas, México con 1.6, Perú con 1.5, Paraguay alcanza 1.1, mientras que Argentina llega a 1 millón de hectáreas y Honduras a 0.6. Los 3.4 millones de hectáreas deforestadas restantes se distribuyen entre otros países de la región.
«El impacto del agronegocio es lo que más causa la deforestación en los bosques tropicales. En América Latina, sin considerar la deforestación por minería y petróleo, la pérdida de bosque por los commodities (materia prima) es muy grande», menciona Beto Borges, director de la Iniciativa de Gobernanza Territorial y Comunidades de Forest Trends.
Borges hace referencia a las cifras del estudio para los países de América Latina, las mismas que indican que en Brasil el 95 % de la deforestación de bosque tropical es ilegal, en Colombia llega al 89 % y en Perú el 50 % de la pérdida de sus bosques tiene origen ilícito.
«Cada país tiene su dinámica, la ganadería está presente en tres países, por ejemplo, pero algo que ocurre en toda la Amazonia son las invasiones y el trafico de tierras, relacionado con los grandes especuladores de tierras», agrega Borges.
Otra cifra en esta investigación para tener en cuenta indica que por lo menos el 69 % de la conversión agrícola se llevó a cabo en violación de las leyes y regulaciones nacionales.
«La presión sigue aumentando y mucho más dentro de la coyuntura política en nuestros países de la Amazonía. En Brasil, Bolivia, Colombia y Perú, la deforestación esta aumentando», señala Borges. Comenta, además, que con la pandemia los pueblos indígenas están más vulnerables a la deforestación pues la presión sobre sus territorios se ha intensificado.
Borges también se refiere a la conexión que existe entre la producción de los commodities y la demanda. «Se debe demostrar a los importadores el impacto que están teniendo sus compras en los bosques. El único mecanismo para frenar la deforestación es la presión económica en los países».
La propuesta de una regulación a nivel de países importadores de commodities como la soya y el aceite de palma se incluye también en el informe publicado por Forest Trends. «Para detener una mayor pérdida de bosques, la Comisión Europea (CE), el Reino Unido y los Estados Unidos (EEUU) están considerando legislación u otras medidas comerciales que prohibirían la importación de productos cultivados en tierras convertidas ilegalmente».
Julia Urrunaga, directora de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA por sus sigla en ingles) en Perú, dice que junto a otras 28 organizaciones enviaron una carta a la nueva administración de Estados Unidos de Joe Biden y Kamala Harris, así como al Congreso de ese país para pedir acciones que enfrenten la deforestación mundial.
«Lo que se plantea es que se prohíba el ingreso a Estados Unidos de commodities que sean producidos en áreas que han sido deforestadas ilegalmente según las normas del país de origen», indica Urrunaga y explica que para ello el país comprador tiene que asegurarse de contar con la trazabilidad del producto hasta su origen. «Los productores deben contar con un mejor récord de su cadena de producción para poder entrar en estos mercados».
Urrunaga también informó que el senador norteamericano Brian Schatz, del partido Demócrata, ha presentado un proyecto de ley sobre este tema. La propuesta obligaría a las empresas importadoras de productos básicos como carne de res, cuero, aceite de palma, soya y cacao que conozcan dónde se originan estos insumos y se aseguren que se produzcan de acuerdo con las leyes del país.
«No se trata de crear nuevas leyes en países productores sino de poner requerimientos en los países consumidores para que no generen violación de leyes en las naciones de origen de estos insumos», señala la directora de EIA y agrega que la Unión Europea esta planteando normas similares.
El estudio ubica a Brasil como el país con mayor deforestación en el mundo, pero además señala que «por lo menos el 95 % de toda su deforestación fue ilegal».
El informe también señala que América Latina ha sido el mayor productor de emisiones de carbono debido a la agroconversión ilegal y ello se debe, principalmente, a la pérdida masiva de bosques en Brasil asociada a los incendios de los últimos años.
«El Gobierno de Brasil informa que la tasa anual de pérdida de bosques primarios en 2020 fue un 26 % mayor que en 2012. Brasil perdió 20 millones de hectáreas de cobertura forestal entre 2013 y 2019, más de una cuarta parte de la pérdida total de bosques en todos los trópicos», indica el informe.
También se señala que el principal impulsor de la deforestación fue la agricultura comercial y que los principales productos agrícolas responsables de la deforestación en Brasil son la carne de res y la soya.
«Los pastos impulsaron el 74 % y la soya el 20 % de la pérdida de bosques en Brasil», añade el reporte, pero precisa que la soya muchas veces desplaza los pastizales ocasionando que la expansión ganadera se traslade a la Amazonía.
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*Foto de portada: Campos de cultivo en Brasil/ Foto: Archivo Mongabay Latam