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Nuevo estudio sugiere que el océano se convertirá en una fuente de CFC-11
Un nuevo estudio sugiere que el océano empezará a emitir CFC-11 para más o menos 2075 y que habrá cantidades detectables de la sustancia en la atmósfera en la primera parte del siglo XXII
Por Mongabay Latam @
20 de abril, 2021
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 Elizabeth Claire Alberts

En 1987, líderes mundiales firmaron el Protocolo de Montreal en un intento de reducir la cantidad de clorofluorocarburos (CFC) y otras sustancias químicas perjudiciales que se liberaban a la atmósfera, y que han sido relacionados con la reducción de la capa de ozono que preserva la vida en la estratosfera terrestre. En general, parece que el acuerdo funciona. Aunque las emisiones de CFC-11 llegaron a su punto máximo a finales de los 80, por lo general los niveles han disminuido, y las investigaciones han demostrado que el agujero en la capa de ozono sobre la Antártica se está recuperando lentamente.

Sin embargo, un nuevo estudio en Proceedings of the National Academy of Science sugiere que el océano se convertirá pronto en una fuente de CFC-11, una de las principales sustancias responsables del agotamiento del ozono.

Ahora, el océano actúa principalmente como un depósito de CFC que extrae esas sustancias —antes utilizadas en refrigerantes, aislantes y aerosoles— de la atmósfera y las secuestra en lo más profundo del océano. Pero eso cambiará en unos 50 años, según el estudio. Se estima que aproximadamente para el 2075, habrá un “flujo inverso” de CFC del océano a la atmósfera, según el autor principal Peidong Wang.

“Siempre ha habido equilibrio entre la atmósfera y el océano”, dijo Wang, investigador en el Departamento de Ciencias Terrestres, Atmosféricas y Planetarias del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). “Cuando las emisiones [de CFC] bajan, la concentración en la atmósfera también baja. Y cuando la concentración en el océano es más alta que la concentración en la atmósfera, los CFC vuelven [a salir del océano]”.

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Wang dijo que las emisiones futuras de CFC-11 del océano serán “bastante pequeñas”, y no deberían “tener impactos significativos en la recuperación del agujero de la capa de ozono”. Sin embargo dijo que hace falta más investigación para ver si otras sustancias que reducen el ozono tendrán un impacto más significativo en la recuperación del agujero de ozono.

Los investigadores dicen que habrá cantidades “detectables” de CFC-11 desde alrededor del año 2145.

“Para cuando se llegue a la primera mitad del siglo XXII, tendremos suficiente flujo saliendo del océano y parecerá que alguien está haciendo trampas en el Protocolo de Montreal, pero podría ser solo que esté saliendo del océano”, dijo en unas declaraciones la coautora Susan Solomon, Profesora Lee and Geraldin Martin de Estudios Ambientales en el Departamento de Estudios Terrestres, Atmosféricos y Ambientales del MIT. “Es una predicción interesante y que, con suerte, ayudará a los investigadores futuros a evitar la confusión sobre lo que está pasando”.

A finales de los 80, las emisiones de CFC-11 experimentaron un máximo de unos 300 gigagramos al año. Aunque las emisiones de CFC-11 se han desplomado desde el Protocolo de Montreal, un estudio de 2018 descubrió que las emisiones de CFC-11 habían aumentado en unos 13 gigagramos cada año desde 2012, e identificó las actividades en el este de Asia como fuente posible de emisiones. Un par de meses después, un informe de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA) descubrió que 18 empresas en China estaban utilizando espuma de aislamiento que contenía CFC-11. Otros estudios también han señalado a China como fuente de emisiones de CFC-11.

Según Wang, los cálculos de emisión actuales podrían ser una sobreestimación, ya que el océano está absorbiendo cada vez menos CFC-11 al año a medida que está más sobresaturado con la sustancia.

 

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*Foto de portada: La Gran Barrera de Coral en Australia/ Foto: Rhett A. Butler

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