Lado B
Enviado el 23/03/2021 Podría revivir premio al periodismo de ciencia
Por Lado B @ladobemx
23 de marzo, 2021
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Buen día, querida #ComunidadLadoB

 

 

 

Durante unos años cobró especial relevancia el Seminario Iberoamericano de Periodismo de Ciencia organizado por el CONACYT, cuyas últimas ediciones según recuerdo se realizaron en la ciudad de Puebla. Se trataba de un foro importante, no solo por las ponencias de profesionales e intercambio de opiniones, sino por el contacto personal con colegas de otras ciudades o países y de los más diversos medios. Eso sí, la presencia de divulgadores y responsables de comunicación institucional era la de mayor proporción en contraste con los periodistas de ciencia.

Al final del evento, que duraba unos tres o cuatro días, se realizaba la entrega de reconocimientos del Premio Nacional de Periodismo de Ciencia, Tecnología e Innovación, un auténtico cierre con broche de oro para este tipo de evento. Desafortunadamente con el cambio de sexenio este evento llegó a su fin. Sin embargo, me acabo de enterar que existe la iniciativa para traerlo de vuelta, esta vez desvinculado del CONACYT pero con el apoyo del IPN y la BUAP. Si esto llega a realizarse imagino que el tema principal será hablar acerca de la cobertura de la pandemia y todo lo que la rodea, así como el tema recurrente de exigir que las redacciones contraten a profesionales especializados (no hay que cansarse en repetirlo, ¿o quizá ya fue demasiado?).

Me pregunto entonces si con la oferta creciente de webinars y otras actividades en línea relacionadas con la especialidad no se caerá en los tópicos de siempre, empezando con variedades de la frase “La pandemia cambió las reglas del juego…” No digo que estos temas no sean urgentes, ni que algunos estemos cansados de estar frente a la computadora escuchando casos de éxito que solo un puñado de lectores en línea conocen. Porque al momento creo que si bien en el pasado se han tocado temas relevantes, lo cierto es que no voy a sentarme por horas mientras escucho celebraciones u obviedades; si hubo algo que la pandemia dejó al descubierto no fue solo que las redacciones y los departamentos de prensa no tuvieron la suficiente capacidad de respuesta ante un evento de tal magnitud, sino que por años en estos eventos se creyó que la cultura científica en el país y en Latinoamérica quizá avanzaba con pasos lentos pero seguros gracias a una gran cantidad de trabajos de excelencia que los periodistas y/o divulgadores entregan cada temporada.

Son relevantes por supuesto, aunque su impacto mediático desafortunadamente es limitado. A un año de iniciada la pandemia una parte nada despreciable de la sociedad ha perdido la confianza en la marca Ciencia y prefiere informarse con gente que es bastante popular pero jamás será experto en temas científicos. Muchos siguen en la negación de que esto ha sido también responsabilidad de quienes se dedican a difundir la ciencia. ¿Cómo recuperar la confianza del público? Es muy cierto que el trabajo de un periodista o comunicador de la ciencia es asomarse a la ventana para verificar si lo que dice la gente en Internet acerca de que está lloviendo es verdad. La gente debe confiar en que lo que uno escribe es exacto y confiable, diría Thomas Baekdal, pero ¿esto es suficiente? Si hubiera una línea temática que pueda abordarse en este y otros seminarios de periodismo de ciencia de manera urgente podría ser cómo recuperar las audiencias perdidas, pero también cómo atraer nuevas.

 

 

 

 

Estas son algunas de las noticias de ciencia que me gustaría compartir con ustedes.

Es momento de poner el tema del agua sobre la mesa: 2,200 millones de personas en el mundo no tienen acceso al agua potable y 2,500 millones al saneamiento, prácticamente un tercio de la población mundial. Un grupo de expertos de la UNAM opinan sobre este problema creciente.

 

 

 

Para entrenar a los futuros exploradores de la Luna, en China entrenan a jóvenes científicos manteniéndolos en aislamiento por largas temporadas en los llamados “sistemas biorregenerativos de apoyo de la vida”, que son descritor como ecosistemas artificiales y cerrados en los que el oxígeno, el agua y las principales fuentes de alimentación se reciclan para recrear un medio ambiente similar al de la Tierra. Un chico pasó 200 días encerrado en ese tipo de hábitats. Qué gran historia.

 

 

 

 

La pandemia cambió la vida de muchas personas. Chequen estas crónicas de Fernando Merino Noriega para Lado B. Jóvenes que a un año intentan lidiar con las consecuencias emocionales, de salud y económicas de esta situación.

 

 

 

 

Si, me sorprende enterarme por universidades extranjeras de este tipo de noticias. Pero vaya, es bastante interesante. Se trata de un mural en Calakmul, Campeche, de al menos 2,500 años de antigüedad, en el que se encontró el primer registro documentado de la comercialización de la sal entre los pueblos mayas.

 

 

¡Saludos!

@sifuentes
gerardo.sifuentes@gmail.com

 

 

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