Lado B
Enviado el 04/03/2021 Ara no quiere ser mamá
Por Lado B @ladobemx
04 de marzo, 2021
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Ahora que estamos juntas…

 

Queridas todas, hoy le cedo este espacio a Ara, ya la conocen, esa muchacha que anda casi siempre de animalprint, y hace tutoriales sobre cómo destapar una chela con destapador (for real), se aventó una cobertura el año pasado con madres que buscan a sus hijos o hijas que han desaparecido, y regresó con todas estas palabras atoradas en la garganta. 

Esta semana finalmente publicamos un especial sobre personas desaparecidas y, en ese contexto, las invito a que la lean:

Este texto lo escribí en octubre del año pasado, después de una visita a La Uno para reportear desaparición de personas. Ahora lo retomo justo en el marco de la publicación de nuestro especial colaborativo con Manatí.

Tengo mucho miedo de ser mamá.

Mi relación con mi madre es excelente. Tuvimos un par de episodios raros en la prepa y en la universidad, pero nada grave. Jamás nos hemos peleado, distanciado. Cada vez se vuelve más necia –como mi abuela–. Le digo y se enoja, pero es parte de lo mismo. Me tiene y la tengo, y siempre ha sido así, incondicional, inherente, orgánico.

Sé que la maternidad no es así para todas las mujeres, ni para todas las personas en relación a sus madres, pero hablo de mi mamá específicamente.

Lo digo porque últimamente he reflexionado mucho sobre la maternidad. Hace poco, con mis amigas de LADO B hablábamos de ser madres, y de las diferentes razones por las que no queremos, por las que decidimos no serlo, y justo cuando Karen preguntó, mi respuesta fue que no quiero ser madre. Es un rotundo NO. Y no me había detenido a reflexionar el porqué. Pero es por las madres de los desaparecidos. Mi abuela fue una de ellas. Doña Rosita murió sin saber dónde estaba su hijo Manuel, desaparecido durante 23 años.

He tenido el honor de poder acompañar a mujeres increíbles en su camino, en su lucha por buscar a sus hijos e hijas, y eso me cambió la vida. Su amor, devoción, su fuerza inigualable, nadie, nada se le compara.

Y me da miedo tener hijos porque no creo tener la fuerza de ellas si es que algún día fueran desaparecidos.

No tengo más que admiración, una admiración que va más allá de lo que se describe con palabras. Quisiera agradecer a María Luisa Núñez Barojas, fundadora y dirigente del colectivo “Voz de los desaparecidos en Puebla”, por permitirme acompañarla en su camino, y por su enorme fuerza. A Vicky, mamá de Nadia. A Mary, mamá de Brandon. A doña Martina, mamá de Karina. A Berta y Carmen, mamás de Josmar y Víctor Manuel. 

Pero también quiero agradecer y honrar a quienes aman de manera incondicional, como las tías de Michell Jiménez Toxtle, como Patty Solís, hermana de Poncho, como Lenit, hermana de Jonit. 

Quiero expresar mi agradecimiento a doña Mary Herrera, a Vicky de Nayarit, a Tranquilina, a Vicky de Coatzacoalcos; a Fabiola, mamá de Argenis Yosimar; a Yadira, hermana de Juana, y a todas las buscadoras. Porque las búsquedas en México se hacen, impulsan, mueven y organizan por mujeres. 

 

 

A veces creemos, como periodistas, que ya dijimos todo. Ya contamos la misma historia mil veces, ¿qué vamos a decir de nuevo? Sí, pero nosotros. En un país con más de 120 millones de personas, si calculo que la red de periodistas que cubrimos desapariciones somos cerca de 50 personas, y los medios aliados, extendidos, somos unos 80, ¿a cuánta gente llegamos? ¿Apoco los 120 millones de mexicanos y mexicanas saben qué pasa, están conscientes, están actuando? No.

Siempre he cubierto temas locales. Hace poco más de un año empecé a cubrir un poco más temas nacionales. Y entonces conocí a familiares de muchos lugares de México, cuya historia, en teoría, “ya todos se sabían”. Pero de muchas no encontré más que dos o tres párrafos en una nota perdida de hace años. Por eso, si como periodistas tenemos que volver a contar las historias una, dos, tres, diez, cien veces hasta que haya justicia, lo haremos.

A Elba, cuya historia jamás podré olvidar, desde ese lunes de febrero en Poza Rica.

 

 

Posdata: La fuerza increíble y eterna no es sólo de las madres, sino de las tías, hermanas, abuelas, primas. Así como dice una canción que compusimos hace poco en un taller del proyecto de narrativas sobre desapariciones con las compañeras del colectivo Madres en Búsqueda Coatzacoalcos.

Gracias a todas. Gracias por inspirarnos a seguir luchando para reconstruir este país.

 

 

PD. ¡¡Nos vemos el domingo y el lunes!!

Abrazos

M.

 

 

 

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