Lado B
Cuando la masculinidad puede ser un riesgo para la salud
La renuencia de los hombres a acatar las indicaciones sanitarias para evitar los contagios de COVID-19 está relacionada con una idea de masculinidad, pese al riesgo que implica. Especialistas promueven una alternativa para modificar estas conductas: el autocuidado
Por Ray Ricardez @RayRicardez
02 de febrero, 2021
Comparte

Pese a que las cifras oficiales y la evidencia científica revelan que los hombres se contagian y mueren más a causa de COVID-19, tienden a cuidarse menos. Tan sólo en el estado de Puebla, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud federal, al 2 de febrero de este año, de los 62 mil 200 casos positivos acumulados, 50.11 por ciento eran hombres. En cuanto a defunciones, a la misma fecha, de 7 mil 129, el 63.02 por ciento corresponden a hombres.

Esta renuencia a protegerse del virus y atender las medidas sanitarias, de acuerdo con especialistas, está relacionada a la masculinidad. 

La idea de cuidarse no está muy propagada entre los hombres, dice Cirilo Rivera. El académico, que ha trabajado en Puebla con proyectos de intervención grupal para varones desde procesos reeducativos y de intervención, advierte que determinadas masculinidades, dependiendo del contexto de cada hombre, pueden ser un factor de alto riesgo para su salud integral y de quienes los rodean. 

De acuerdo con Yair Maldonado, coordinador de GENDES AC, organización enfocada en el trabajo con hombres desde la perspectiva de género con énfasis en las masculinidades, podemos entender a estas como todos los símbolos, significados y palabras que la sociedad espera que alguien con cuerpo de varón haga para relacionarse consigo mismo y con los demás. Así, mientras más se alejen de ellas, más se les va a castigar socialmente. 

En México, explica Maldonado, la masculinidad predominante (hegemónica), es machista (con jerarquías de lo considerado como masculino sobre lo femenino).

En el contexto de la contingencia sanitaria, este desinterés por el autocuidado en los hombres, detalla Daniel Garza, coordinador del proyecto Hombres de Cuidado, que utiliza la psicoterapia con perspectiva de género enfocada en varones, se traduce en un riesgo. 

“Los hombres nos consideramos poco vulnerables (al coronavirus y a todo) porque la cultura patriarcal y machista nos dijo que tenemos que aguantar y de nada quejarnos”, sentencia Rivera. 

Detalla que estos pensamientos se construyen desde la idea de que el cuerpo del hombre es para trabajar, conquistar, violentar, producir y someter. Advierte que en la pandemia, los varones siguen de manera no consciente estas lógicas y, ante ellas, es prudente hablar de autocuidado. 

Masculinidades, alta exposición y poca higiene

Al “hombre ideal mexicano” (basado en estos comportamientos), de acuerdo con Maldonado, le gusta mantener su statu quo a través de la violencia o las agresiones; no llora, no demuestra debilidad, no se cuida a sí mismo ni a los demás y reproduce actitudes de riesgo, tales como manejar alcoholizado, pelearse y no ir al médico porque “todo lo puede”. 

El coordinador de GENDES AC añade que los hombres, al tener esta identidad reconocida hacia afuera o a lo público, miden su ego, crecimiento y éxito fuera de casa, lo que hace que busquen exponerse, ya que “su valía está en juego”. 

Asegura que, como al virus no lo perciben directamente y ante la insatisfacción de no salir y no tener logros, el autocuidado disminuye y se minimizan las medidas de cuidado sanitario, de acuerdo con Maldonado, tales como: negarse a utilizar adecuadamente el cubrebocas, no utilizar el gel o alcohol para desinfectarse, no promover la sana distancia, acudir a eventos, salir de casa sin que haya la necesidad, continuar con ligas deportivas locales en donde existe constante contacto, entre otras. 

Y estos son comportamientos peligrosos, explica Daniel Garza, ya que el hombre se observa desde el aguante y el atrevimiento, siendo ajeno a que esta vida puede lastimarlo o hacerle daño y, si sucede así, será menos hombre, y si no, será reconocido. Incluso, anticipa que empezará a verse el fenómeno de “el sobreviviente”, en el que los hombres que se contagiaron del virus y se recuperaron, se verán desde la fortaleza y debilidad (señalando al que no sobrevivió), y nunca desde el cuidado.  

Que los hombres tomen estas actitudes no quiere decir que haya una intención de arriesgar a las demás personas al virus, dice Maldonado, aunque sí lo hacen de manera indirecta, ya que dentro de esta “temeridad del hombre», explica Garza, se da la falta de higiene, y todo lo que sea muy saludable o muy higiénico es sinónimo de debilidad. 

A estos comportamientos, entendidos desde la masculinidad machista, se le suman factores relacionados con el sistema inmunológico. De acuerdo con estudios recientes, las mujeres tienen a ser más resistentes al virus. 

Ser el proveedor

La idea de la proveeduría también se convirtió en un factor riesgo. Daniel Garza explica que, aunque exista la intención de tener cierto cuidado por parte de los hombres, el estereotipo de ser “el sustento de la familia” es una carga que lo obliga a exponerse. Así, el sistema patriarcal, que obedece a este sistema capitalista, mide la valía de un hombre en tanto logre sobresalir dentro de este sistema económico. 

Cuando se mueve y trastoca el orden económico para los hombres, dice Rivera, se piensa que se ha perdido algo. Esto porque no sale a trabajar, y contrasta con lo que se le dijo que tenía que hacer: proveer. Garza advierte que existe una respuesta hegemónica de lo que significa ser un “hombre exitoso”, y esta, que de por sí es casi inalcanzable para la mayoría de los varones, en la pandemia expone más su integridad.  

Es preocupante pensar en los hombres que no tienen trabajo, que no tienen ingresos y que no pueden proveer a su familia bajo este esquema, piensa Garza. Y como su única labor en la casa, así considerado, es proveer, además de que tampoco se le enseñó qué hacer con la frustración y los sentimientos, mas que “ponerle el pecho a las balas”, seguir trabajando y seguir adelante, el problema se acrecienta. 

Poco hablamos los hombres de autocuidado

Foto: yanalya | Freepik

La masculinidad, entendida como machista, y la vulnerabilidad se contraponen, explica Rivera. Es por esto que entre hombres conversan poco sobre prácticas de autocuidado (como trabajar en la higiene personal y, ahora, en los cuidados frente al coronavirus), pues es un tema que puede denotar debilidad en uno mismo. 

Garza explica que la masculinidad hegemónica impide al hombre generar situaciones o diálogos de cuidado y autocuidado, ya que si lo hace, dejará de ser reconocido. Rivera plantea el caso hipotético de un hombre que empieza a sentirse mal por los síntomas y que, de acuerdo con esta estructura, se le responderá “que no aguanta nada”.

Para algunos, incluso, el cubrebocas es una forma de “verse menos”, detalla Rivera y da un ejemplo: los gobernantes que se niegan a usarlo y representan figuras patriarcales, como son los casos de López Obrador en México, Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil. 

“En este sentido, no somos empáticos: no me cuido a mí mismo y no cuido a los demás”, dice Maldonado y define esta actitud como un ciclo de violencia estructural en el cual descuidamos a las demás personas y nos descuidamos a nosotros mismos, con el riesgo que implica estando en pandemia.

Podría interesarte: Paternidad responsable, un concepto pendiente en las políticas públicas de Puebla

Agrega que esto se observa desde la poca atención que tienen los hombres frente a los síntomas del nuevo coronavirus, haciendo más probable que las mujeres vayan a buscar atención médica desde el primer malestar, recibiendo tratamiento, mientras que los hombres podrían solicitar ayuda hasta que la situación empeore. El no pedir ayuda, recuerda, es un rasgo de la masculinidad. 

Frente a este virus altamente letal, agrega Maldonado, y justo por la falta de prácticas de salud, muchos hombres llegan al hospital sin saber que son hipertensos o diabéticos. 

Cuidarnos a nosotros es cuidar al resto

Foto: cottonbro en Pexels

Que los hombres reconozcan esta conducta y reflexionen sobre la importancia del cuidado de la salud propia (física y mental), es un primer paso hacia el autocuidado, coinciden los especialistas. 

Cirilo Rivera plantea a los hombres las siguientes estrategias de autocuidado para contribuir al bienestar propio y el del resto:

  • Ser consciente de que puedo contagiar y contagiarme; respetar las medidas sanitarias
  • Hablar sobre los temores acerca del contagio, de la pandemia y lo que puede suceder si me enfermo
  • Externar, en todo momento y con responsabilidad, si presento algún síntoma
  • Siempre tomar en cuenta que se vale sentir miedo y también externarlo a quienes nos rodean
  • Reconocerse vulnerable en lo emocional, físico y económico, sabiendo en todo momento que soy propenso a adquirir el virus 
  • Tomar acciones con mi círculo más cercano, personal y familiar. La participación en casa, explica, es fundamental; dividir equitativamente las labores del hogar es un buen comienzo 
  • Si vas a salir, tomar todas las medidas posibles de cuidado, sabiéndose vulnerable
  • Generar prácticas de bienestar conmigo mismo (como hacer ejercicio en casa) antes de querer apoyar a otras personas 
  • Entender que no me cuido por ayudar, sino por corresponsabilidad con las y los demás
  • Reflexionar si es verdaderamente necesario salir de casa
  • Buscar redes de apoyo entre varones; “siempre habrá un buen amigo que pasa por lo mismo”
  • Dejar de ver la violencia machista como opción; en todos los espacios

Espacios de reflexión y ayuda para hombres en Puebla

Siempre se puede pedir ayuda. En Puebla existen espacios que están trabajando las masculinidades machistas y hegemónicas emanadas de las violencias con una perspectiva de género y propiciando el autocuidado tales como Hombres Trabajándose Puebla, la línea de apoyo de la Secretaría de Igualdad Sustantiva de Puebla, el Observatorio ELP, el grupo Masculinidades Salud y Autocuidado, entre otros. 

*Foto de portada: Pexels

Comparte
Autor Lado B
Ray Ricardez
Licenciado en Relaciones Internacionales por la UDLAP con Maestría en Medios, Comunicación y Cultura por la Universidad Autónoma de Barcelona. Investigador, periodista en proceso y músico de corazón. Coordinador de la revista digital Libertad de Réplica. Interesado en la movilización, el periodismo y el cambio social. Soñando con hacer un mundo mejor ayudado por las palabras.
Suscripcion