Ahora que estamos juntas… Ahora que sí nos ven. Abajo el patriarcado, se va a caer, se va a caer. Arriba el feminismo que va a vencer, que va a vencer.
Desde hace tanto tiempo que no recuerdo cuándo, dejé de hacer propósitos de año nuevo. Algo pasa con la edad, que te obliga a reconocer que no hay un verdadero reset al inicio del año. Sólo pasas al siguiente, sin mayores cambios que el número grandote en el calendario.
Lo que es innegable es que hay ciclos, y si bien el término de un año es el final de un ciclo, no necesariamente coincide con los ciclos de una. Cerramos ciclos cuando cerramos ciclos, sin importar la fecha.
Además, en pleno pico de la pandemia, con tanta tristeza y zozobra por todos lados, no sé si debamos exigirnos mucho más allá de lo necesario para sobrevivir, mantener la salud y cuidar a quienes queremos.
En todo caso, queridas, les propongo sólo querernos, querernos a nosotras mismas y entre nosotras, sin más propósitos que darnos amor y fortalecer esa red en la que podamos caer cuando lo necesitemos. Qué mayor certeza en tiempos inciertos que el amor propio y la sororidad.
Si nunca o poco lo hemos hecho, es un buen momento para aprender.
Ahora bien, en términos colectivos sí que tenemos propósitos, aunque no son de este año, porque los hemos impulsado desde hace mucho tiempo, el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos es uno de ellos y la toma del Congreso le puso fechas, habrá que estar muy pendientes de que se cumplan, y no olviden que es año electoral (cof, cof, Biestro-que-quiere-ser-presidente-municipal).
Y justamente las elecciones sacarán mucha porquería machista, una de estas es la candidatura que Morena pretende darle a Félix Salgado Macedonio en Guerrero, a pesar de tener dos denuncias por violación en su contra.
Precisamente en un intento por recordar los feminicidios y mantener la exigencia de justicia, en Guadalajara un grupo de mujeres colocó una Antimonumenta a unos pasos de la oficina del gobernador, pese al rechazo de las autoridades y su intento de quitarla bajo la justificación -oh, qué sorpresa- de que afecta el patrimonio histórico.