Lado B
Vampires vs The Bronx: hispanos a la Bram Stoker, vampiros a la Joel Schumacher
Vampires vs The Bronx nos dio exactamente lo que prometía. Su premisa se centran en el mítico barrio neoyorkino El Bronx, en el que sus habitantes deberán enfrentarse a una comunidad de vampiros blancos y malos
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
15 de octubre, 2020
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Vampires vs The Bronx nos dio exactamente lo que prometía: vampiros vs el ya mítico barrio neoyorkino El Bronx. De una cosa podemos estar seguros… por lo menos no fuimos timados.

Queridos padawans, llega un momento en la historia del crítico moderno en la historia del crítico digitalizado que se vuelve complicado hablar de una película sin morir en el intento debido a que está repleta de mensajes y discursos políticos bastante vigentes: 

“Las mujeres deben ser empoderadas”. “Las minorías deben ser exaltadas”. “Dile no al racismo”. “Sé feliz y tolerante”. “Adiós a la homofobia”. “Abajo la xenofobia”. “Y ahorra agua, báñate con tus amigas”.  

Un movimiento en falso y corres el riesgo de llevarte el odio de toda una comunidad. Que si la película te parece forzada por su mensaje, “eres un intolerante fascista generador de odio” o que si estás de acuerdo con ella, ya te transformaste en “un progresista que se traga todo lo que estos movimientos te dicen”. Nunca hay medias tintas.

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Por ello es menester empezar a ver este tipo de cine desde otra perspectiva. Reconocer estos mensajes porque a veces lo valen, saber si funcionan o si son una mierda… y en ocasiones solo en ocasiones no basarse jamás en estos discursos políticos para calificar una película. Separar su premisa de estas constantes críticas sociales porque, la verdad, se han vuelto un verdadero fastidio. O al menos, cuando la crítica es demasiado evidente.  

Sé que parece un mal consejo, pero a como están las cosas hoy en día, hasta puede salvarte la carrera. O quizá la vida, ¿qué sé yo?  

Vampires vs The Bronx

Fotograma de Vampires vs The Bronx (2020) / Foto: Netflix

Vampires vs The Bronx, cuya premisa gira entorno al diverso y cultural barrio de Estados Unidos repleto de hispanos y caribeños que deben hacer frente a una comunidad de vampiros blanquitos que son malos y quieren apoderarse de la zona tiene una crítica taaan estúpidamente clara, que me parece ridículamente ingenuo empezar a elogiarla o bien, criticarla desde esa simple perspectiva.  

Si los vampiros representan la maldad de una nación que se ha construido a base del racismo y la xenofobia o que si su director, Osmany Rodríguez es un dominicano residente de Estados Unidos y quiere hacer una película para exaltar los problemas de una comunidad desplazada en medio de una metáfora fantástica de horror, me parece bien. Pero si eso es bueno o malo en esta película… ¡ja! Eso pregúntenselo a los eruditos de YouTube.

En lo que a mí concierne, lo único que quería era ver a vampiros colmilludos enfrentarse a los residentes del Bronx y ohlalá queridos padawans, eso fue exactamente lo que recibí. 

Como cuando uno se topa con la película del canadiense Lee Demarbre, Jesus Christ Vampire Hunter (2001), sobre un Jesucristo llamado en pleno siglo XXI para cazar vampiros al lado del mismísimo Enmascarado de Plata. Muy bonita la parodia al catolicismo y la burla de la fe con una película de horror de bajo presupuesto, ¿pero acaso esto es bueno o esto es malo? Al religioso le parecerá ofensivo; al ateo le parecerá la ostia. 

Pero lo más importante: uno espera ver a Jesucristo empalar vampiros por lo que dice su portada Y ESO ES LO ÚNICO QUE IMPORTA. Consúmelo o vete al diablo. 

Con Vampire vs The Bronx pasa lo mismo. Leyendo simplemente el título sabes con qué vas a toparte y lo mejor es que la película sabe de antemano lo que realmente está ofreciendo. Y ya sabes lo que dicen: que una película sea tan consciente con lo que ofrece, hace que en ocasiones su desempeño pueda llegar a sentirse bastante bien logrado. 

La película del dominicano intenta contarnos una típica historia de terror con los típicos demonios chupasangre de siempre -“los transilvánicos” salidos de las hojas de Bram Stoker- pero de una manera completamente distinta: en pleno siglo XXI y envuelto en algunas problemáticas actuales. Una mezcla hilarante entre temáticas, temporalidades y muchos telones de fondo. 

Los resultados, aunque no son los mejores en cuanto a películas de este tipo, pueden llegar a ser entretenidos para chicos y grandes. O como dicen por ahí, “una suerte de guía básica para entender el cine de vampiros”. Porque eso es exactamente lo que es. Y eso es exactamente lo que ofrece.

Vampires vs The Bronx

Fotograma de Vampires vs The Bronx (2020) / Foto: Netflix

Una película de serie B con su respectivo discurso político ya tradicional en el cine de terror y que solo tiene como única finalidad construir una suerte de comedia horrorífica para toda la familia. Sin llegar a lo descarnado, pero tampoco a lo meloso. Y que tanto rinde homenaje al ya clásico cine de vampiros, como por supuesto, también se toma la molestia de parodiarlo.

Por una parte, retoma las características clásicas de cómo debería funcionar un vampiro de acuerdo a las películas que marcaron la historia del cine, véase Nosferatu (1922) de F. W. Murnau o Drácula (1931) de Tod Browning: desde que son incapaces de soportar la luz del sol, que primero deben ser invitados para poder entrar o hasta que los crucifijos y los ajos pueden dañarles.

Pero por el otro, se permite entrar de lleno a la era de la nostalgia justo como lo haría Stranger Things (2016) o Ready Player One (2018) al ofrecernos una pandilla de chiquillos haciendo frente estas criaturas con el conocimiento otorgado por la poderosa cultura pop. Y que nos recuerdan, por supuesto, a las fascinantes cintas ochenteras como The Lost Boys (1987) de Joel Schumacher o Fright Night (1985) de Tom Holland.  

Una combinación de lo más hilarante, pero con el toque hispano, específicamente dominicano, en una suerte de homenaje a las raíces de su propio director. Y que podemos notarlo a leguas desde la música usada, perteneciente al popular rapero El Alfa, o con algunas actuaciones por parte de actores estadounidenses, pero con orígenes hispanos. Como la mismísima Zoe Saldaña -Gamora en Guardians of the Galaxy I y II (2014 /2016)- haciendo un épico cameo al principio de la película, por ejemplo. 

Lejos de deducir si esto es bueno o malo dependiendo de quién la mire, terminas disfrutándola simplemente porque funciona. Así es. Un producto hispano-estadounidense que independientemente de su carga política, convence al público de que una premisa sobre hispanos luchando contra vampiros no es tan mala y hasta puede llegar a ser divertida. Sobre todo, cuando la película está especialmente dirigida a los dominicanos o hasta hispanos residentes del Bronx, quienes serán los que más entenderán las referencias. 

Esto me recuerda un poco a la bizarrada de Alejandro Brugués Juan de los Muertos (2012) considerada como la primera y única al menos hasta la fecha película de zombis cubana que existe. Y que destaca, además de ese alocado experimento sobre cubanos luchando contra las horripilantes criaturas de Romero, por las interesantes críticas políticas repletas de humor negro hacia esta nación, volviéndola bastante íntima para los residentes de dicho país.  

Las actuaciones, por otra parte, sobre todo de nuestros jóvenes protagonistas, como Gregory Díaz haciendo del portorriqueño friki sabelotodo, Gerald W. Jones como el problemático inmiscuido en las pandillas o incluso Jaden Michael de la película Wonderstruck (2017) como el dominicano que descubrirá a estos malévolos intrusos, están más que perfectos. La química funciona y hasta se vuelve llevadera.

Y la idea de sacar información necesaria para vencer a los vampiros de la mismísima Blade (1998) porque ni modo que escogiéramos a Sarah Michelle Gellar como Buffy the vampire Slayer (1997-2003) en lugar de Wesley Snipes es un chiste divertido que no resulta tan rebuscado para la trama. Y vuelve a recordarnos, por supuesto, a los mocosos amantes de los cómics Edgar y Alan Frog de la película de The Lost Boys (1987). 

Divertida por momentos, infantiloide en ocasiones. El desenlace hasta parece ser sacado de un episodio de la mítica serie Goosebumps (1995 – 1998) de R. L. Stine, pero no está nada mal. Con un bajo presupuesto Osmany Rodríguez logra crearse una película de terror familiar para disfrutarse en Halloween. 

Vampires vs The Bronx

Fotograma de Vampires vs The Bronx (2020) / Foto: Netflix

¡Así que al diablo con el mensaje! Vampires vs The Bronx podrá no ser la mejor película de vampiros del siglo XXI, pero por lo menos sabe atrapar tu atención más que cualquier otra cinta de la saga Twilight. Eso sí que te lo puedo asegurar. Y mira que a mí me fascinan las películas de estos monstruos y no acepto cualquier porquería de nadie. 

Un poco de hispanos a la Bram Stoker, otro poco de vampiros a la Joel Schumacher. ¿Con ese título a quién diablos le importan los eruditos? Esto es Vampires vs The Bronx, no Orson Welles vs Tarkovsky. Y sí, la estoy recomendando. ¡Ahí madre!

Sinopsis:

“La película sigue a un grupo de adolescentes que se ven obligados a proteger su vecindario en el Bronx cuando un grupo de vampiros lo invade.”

https://www.youtube.com/watch?v=0g1TuOh0EF8

*Foto de portada: Fotograma de Vampires vs The Bronx (2020) /  Foto: Netflix 

 

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Autor Lado B
Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
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