Lado B
Unidiversidad humana y formación de ciudadanía
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
16 de junio, 2020
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Puede que a ti te guste o puede que no pero el caso es que tenemos mucho en común…Puede que a ti te guste o puede que no pero por suerte somos distintos también. y, fíjate, no sé si me gusta más de ti lo que te diferencia de mí o lo que tenemos en común. Te guste o no me caes bien por ambas cosas. Lo común me reconforta, lo distinto me estimula.

Joan Manuel Serrat. Te guste o no.

La realidad humana es paradójica e incluso contradictoria y en estos tiempos de crisis, cambio y globalización parece serlo aún más. Como dice bien esta canción de Serrat que suelo usar para hablar de la concepción de ser humano que está siempre presente en el fondo de toda educación, los humanos somos al mismo tiempo totalmente distintos entre nosotros, seres únicos e irrepetibles pero también tenemos mucho en común y en lo estructural y profundo que nos define somos todos iguales.

El cantautor catalán describe de manera magistral todas las diferencias que tenemos: desde el color de la piel hasta nuestras formas de valorar y vivir pasando por la actividad que realizamos para ganarnos la vida, las costumbres, los conocimientos, el idioma en el que nos expresamos, etc.

De la misma forma, la canción plantea todo aquello que nos une y nos identifica: nuestra estructura biológica y anatómica, nuestra fragilidad idéntica, el miedo a morir –o el impulso de vivir- y “los mismos deseos de amar y de que alguien nos ame a su vez…” 

Esta expresión poética y musical nos describe entonces como seres que, si usamos los términos de la complejidad ,definiríamos como unidiversos: unidos y diversos, uniformes y distintos, iguales y simultáneamente diferentes.

Hasta aquí parecería no haber problema. Todos podemos aceptar esta característica fundamental de los seres humanos, este modo de ser y de estar en el mundo que nos distingue de los demás seres vivos a los que también paradójicamente estamos íntimamente unidos.

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Sin embargo las complicaciones empiezan cuando en los hechos nuestra mente no alcanza a comprender cabalmente esta complejidad de lo humano, como suele pasarnos porque nuestra educación y nuestra cultura nos forman en un pensamiento simplificador centrado en la disyunción e incapaz de entender que como decía el Premio Nobel de Física Niels Bohr: “Lo opuesto de una formulación correcta es una formulación falsa. Lo opuesto de una verdad profunda puede ser muy bien otra verdad profunda». 

Entonces empezamos a ver al ser humano y a entender las realidades sociales desde un solo ángulo, ya sea que privilegiemos la diversidad y olvidemos completamente la unidad con lo que llegamos a sociedades hiper fragmentadas e individualistas, altamente diferenciadas pero prácticamente no integradas; o bien que veamos solamente la unidad humana y olvidemos la diversidad, con lo que nos encontramos con posiciones que pretenden homogeneizar a todas las personas y grupos, meter a todos en el mismo molde o en el extremo más radical, oprimir o destruir a todos los diferentes.

Los recientes asesinatos de ciudadanos afroamericanos en los Estados Unidos por agentes policíacos que hicieron uso excesivo de la fuerza demuestran que todavía vivimos en sociedades en las que quienes tienen distinto color de la piel no son plenamente reconocidos como parte de la humanidad. No se reconoce todo “lo que tenemos en común” como personas con la misma dignidad.

Este hecho no es privativo de aquel país ni se da solamente entre personas de piel blanca y piel negra. En México se ha reactivado el tema en las redes sociales en las que se ha mostrado explícitamente la discriminación que sufren las personas de piel morena y aún más las de origen indígena entre la población mestiza y criolla de nuestro país. Sucede en muchos lugares del mundo y entre grupos étnicos muy diversos esta incomprensión y exclusión que en teoría hoy deberían ser totalmente inaceptables

Tampoco pasa solamente con las diferencias en el color de la piel. El origen, el sexo, la cultura, el nivel socioeconómico y muchos otros factores hacen que grupos sociales excluyan y no reconozcan como iguales a otros grupos y sectores.

unidiversidad

Foto: Pxfuel

En la dimensión política está ocurriendo también con la toma del poder de gobiernos populistas considerados según el viejo y tradicional esquema como de izquierda o de derecha, una tendencia a la negación de la diversidad de posturas y formas de pensar, una destrucción de los matices que pretende que existe una sola forma “buena” y “correcta” de ver el mundo y de organizar a la sociedad que es la de quienes gobiernan y que todos los que no se sumen incondicional y acríticamente a esta cosmovisión y a todas las propuestas de políticas públicas deben ser silenciados, denostados, descalificados, insultados y, en casos extremos, encarcelados o eliminados.

“Cada uno para sí, todos contra todos, cada uno para todos, cada uno para todo, todo para cada uno, todo contra cada uno son otros tantos momentos , manifestaciones, rasgos de la misma realidad”.

Edgar Morin. Método II. La vida de la vida, p. 81.

Se niega así la complejidad humana, la unidiversidad que caracteriza lo humano y que es propia de toda sociedad, que le da su vitalidad y su dinamismo, que la hace avanzar y retroceder, progresar y decaer, humanizarse y deshumanizarse en una tensión permanente que es imposible e indeseable congelar y meter en un solo cajón.

Como dice Morin, la dinámica de cada persona en pro y en contra de todos, de todos a favor y en contra de cada persona, de cada quien a favor y en contra de todo, del todo a favor y en contra de cada quien caracteriza las organizaciones vitales y mucho más las sociedades humanas.

Esta dinámica es producto precisamente de la unidiversidad que nos caracteriza a los humanos, de la profunda unidad en nuestro ser individuo-sociedad-especie y de la enorme diversidad que genera nuestra realidad como cerebro-mente-cultura.

Dice Morin que “Cuanto más compleja es una sociedad, más constituye una unión de la coalición y la competición, de la comunidad y la rivalidad, de la unión y la desunión…” que es también fruto de nuestra unidad y nuestra diversidad. (Método V. La humanidad de la Humanidad, p. 216, )

Por ello, sigue diciendo el pensador francés, “La democracia constituye un sistema político complejo en el sentido de que vive de pluralidades, concurrencias y antagonismos”, de unidad y diversidad, de diversidad y unidad. (Método V. La humanidad de la Humanidad, p. 218, )

La formación de ciudadanía que prepare a las futuras generaciones para construir y consolidar una vida democrática auténtica tiene que partir entonces del reconocimiento, el diálogo, la comprensión, el debate y la aceptación profunda y convencida de la unidiversidad humana que permita entender a la sociedad como un todo complejo en el que nos guste o no, tenemos mucho en común pero también, nos guste o no, somos distintos unos de otros –individual y grupalmente- y debemos ejercer plenamente el derecho a manifestar esa diversidad sin dejar de ser considerados como iguales.

*Foto de portada: Pxfuel

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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