Lado B
Generación 2020. Una carta para Ana Paula
Por Espacio Ibero @
20 de mayo, 2020
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Mtra. Cintia Fernández Vázquez

En 1996 supe que venía al mundo a quien elegí como persona favorita. Mi primera sobrina. Ana Paula. Yo me convertiría en alguien especial también, ya que sería tía y también madrina. El quinto día de abril en 1997 nació y le conté una historia en la que le prometía siempre mostrarle las cosas más bellas del mundo: las nubes, los animales, las plantas y todas las formas bonitas de vida.

Ella además de una persona especial para mí, es una de esas personas elegidas para formar parte de la generación que se gradúa de las aulas universitarias en este año de gran impacto para la humanidad: el 2020.

Como millones de estudiantes en el mundo que concluyen un ciclo formativo, en sus recuerdos no habrá una ceremonia tradicional, con discursos emotivos, flores y abrazos. Tampoco habrá una fiesta según lo programado. Esta generación está recibiendo otra forma de conmemorar el momento en el que se cosecha el fruto de muchas horas de estudio, de sacrificios y esfuerzo.

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El regalo que han recibido es afrontar la realidad con conocimientos, habilidades y actitudes que les permiten aceptar que una pandemia les está quitando algo que parecía importante, pero les está entregando otras oportunidades que les facilitan valorar la vida, la salud, la familia y la convivencia en comunidad.

No importan las circunstancias, concluir una carrera universitaria sigue siendo un privilegio en este planeta, no solamente porque se recibirá un título profesional, sino porque éste representa el tipo de pensamiento y compromiso que es capaz de asumir quien lo ha obtenido.

Ana Paula, por su profesión, Licenciada en Derecho, además tendrá la satisfacción de colaborar con el diseño de formas de convivencia para estos tiempos en los que se requiere creatividad para garantizar la justicia y la dignidad para todas las personas.

A la generación 2020, en la que se gradúa Ana Paula, me gustaría decirle que la incertidumbre está llena de oportunidades, que las competencias y aprendizajes que les han permitido llegar a esta etapa, son más necesarios que nunca y que habrá muchos momentos para celebrar estas satisfacciones que cosecharán al poner sus conocimientos al servicio de la sociedad.

Foto: Brett Jordan | Pexels

Una sociedad que está generando una nueva conciencia de la importancia de la acción colectiva para lograr la supervivencia de la especie humana y cuestionando la sostenibilidad de las formas actuales de organizarse.

La Generación 2020, forma ya parte de los profesionistas que tendrían que proponer alternativas a sistemas que colapsan: políticos, económicos, educativos y de salud. Han sido testigos de esta realidad mundial en la que hospitales ofrecen servicios sin recursos, escuelas improvisan métodos de aprendizaje en línea, empresas experimentan esquemas de home office con salarios recortados y gobernantes que en el mejor de los casos responden a regañadientes a las demandas de la crisis.

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Como en todo sistema colapsando, se observan aquellos rasgos de los profesionistas que aportan y construyen soluciones para ver nacer nuevas formas de humanidad compartida, de resiliencia, altruismo y conexiones profundas que inspiran grandes proyectos de cambio.

En este último semestre, esta Generación, recibió una lección intensiva de las implicaciones de un mundo globalizado en todos los ámbitos de la vida, del nivel de interconexión planetaria que es el signo de estos tiempos y de cómo enfocarse en una causa común, puede modificar el comportamiento de billones de personas creando patrones de colaboración inéditos.

A partir de ahora ustedes estarán contribuyendo en la toma de decisiones sobre aquellas causas en las que es importante enfocar este poder colectivo. Si el confinamiento permitió que se miraran a sí mismos, no solo como los futuros ingenieros, arquitectos o abogados, sino como seres humanos que pueden o no colaborar con la solución a problemáticas globales, entonces están mejor preparados que muchas de las generaciones anteriores, que no tuvimos la oportunidad de aprender de un fenómeno de esta magnitud en nuestra formación universitaria.

Sí, algunas veces en la crisis se encuentran estas formas bonitas de la vida que prometí enseñarle a Ana Paula: la solidaridad, la capacidad de aprender en la bonanza y también en la adversidad, el ingenio infinito del ser humano, la sutil y constante belleza del momento presente.

Un profesionista que se está graduando en tiempos del coronavirus, que encontró la fortaleza en su interior para continuar y concluir con este gran proyecto que es formar una mente a la altura de los desafíos del 2020, merece una ovación de pie, llena de esperanza de que este planeta cuenta con el talento para cimentar y edificar un futuro en el que contar con las mejores condiciones laborales, de salud y de educación ante cualquier crisis, no sea un privilegio, sino un escenario al alcance de las mayorías.

*Foto de portada: malcolm garret | Pexels

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