Lado B
Apostle: Un irregular pero retorcido viaje a lo Gareth Evans
Seamos honestos y evitemos toda pretensión. Apostle es una sorpresa que va a tomar desprevenidos a muchos; Evans aborda con maestría el género de horror
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
18 de octubre, 2018
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Foto tomada de Ciempiés Magazine

Héctor Jesús Cristino Lucas

Si bien es cierto que debutó en el séptimo arte con ciertos filmes independientes de acción y misterio, como Footsteps (2006) y Merantau (2009), no fue hasta el 2011, tras el estreno de la espectacular y explosiva The Raid y, más aún, en el 2014 con su secuela The Raid 2: Berandal, que el nombre Gareth Evans fue reconocido mundialmente por su gran maestría.

Y sí, sólo hay un nombre que nos concierne esta vez: Gareth Huw Evans.

Cineasta, guionista y coreógrafo galés que se ganó el corazón de muchos cinéfilos y críticos de cine, particularmente, por saciarnos esa hambre –tan enfermiza y fetichista– que hace mucho no teníamos al ver una película de acción. Una buena película de acción, quiero decir.

Aunque hoy en día existen grandes competidores en el rubro de este género, como Mad Max: Fury Road de George Miller e incluso la nueva y extravagante franquicia John Wickde Chad Stahelski y David Leitch, lo cierto es que las películas de The Raid no sólo reavivaron sino también cambiaron radicalmente el concepto que teníamos de “acción” en la última década.

Y no, no estoy exagerando. Cualquiera que haya visto las películas de The Raid, no sólo tendrá un nuevo y mejorado concepto de este género pero también una epifanía instantánea de que Gareth Evans es un talento imperdible que ha demostrado, más temprano que tarde, maestría. Mucha maestría.

Desde entonces, nosotros, fans acérrimos, seguimos sus pasos. Por mucho tiempo se rumoraba, se pedía a gritos una The Raid 3, pero nunca llegó. Tuvimos, en cambio, una interesante participación en la película antológica VHS 2 (2014) como co-director junto al cineasta indonesio Timo Tjahjanto. Probablemente, en el mejor segmento jamás visto de toda la película: Safe Haven; gracias al cual, por cierto, muchos aún tenemos pesadillas.

Pero no fue suficiente. Queríamos más. ¡Más!

Y después de la odisea vista en VHS 2, pasaron un par de años sin saber nada de Gareth Evans. Hasta que, en 2016, por fin se anunció un nuevo proyecto del cual no solamente sería director y guionista, mas también estaría inmiscuida la legendaria productora XYZ Films: Apostle. Una película que incluye: rescates de doncellas, islas remotas, sectas religiosas extremas y retorcidos viajes al infierno –o paraíso– mismo.

Este proyecto, tuvo un estreno especial en el Fantastic Fest de este año y dejó muchos comentarios familiares al respecto. La nueva película de Gareth Evans, como es de costumbre en este tipo de producciones, dividió a la crítica. Algunos la calificaron como una obra majestuosa de calidad visual imponente, pero con una historia que flaquea y no puede sostenerse por mucho tiempo. Otros, como una de las mejores películas de horror del año, sin exagerar.

Pero lejos de inclinarme a alguna de estas posturas, puedo decir firmemente que ambas críticas tienen algo de cierto.

Seamos honestos y evitemos toda pretensión. Apostle de Gareth Evans es una sorpresa que va a tomar desprevenidos a muchos. Y no lo digo precisamente por el género que maneja ni porque su director es el mismo de The Raid, lo digo porque en realidad ofrece demasiado en muchos de sus rubros. Y lo que es mejor, en la mayoría logra con maestría su cometido.

Sí, visualmente es una joya. Nadie puede discutir eso. La ambientación, maldita sea, es un personaje más que no solo cumple con transportarnos al Reino Unido de principios del siglo XX –eso sería poco–, sino que también influye indirectamente en este retorcido viaje que puede ser tan bello como visceral.

No obstante, mucho de lo que se menciona por ahí en cuanto a desarrollo de personajes, por ejemplo, sí que tiene mucho de verdad. Gran parte de la película se centra en diversas perspectivas, saltando de un lado a otro con la intención de que el espectador conozca gran parte del embrollo. El problema es que no existe una perspectiva que se sienta protagónica, pese a que, irónicamente, tenemos un evidente protagonista.

Esta herramienta, en cambio, logra que la trama no se estanque y fluya sin problemas. Hasta me atrevería a decir que compensa el hecho de que la película no esconde en sus entrañas una gran historia de la cual podamos presumir, o bien, cuanto menos una historia clara y no tan ambigua como al final termina siendo Apostle. O al menos eso es la sensación que nos deja.

Por supuesto, tampoco estoy de acuerdo en que todo dentro de esta película es belleza visual presuntuosa sin pisca de argumento, porque hay profundidad. Hay grandes temas que son interesantes, como la idea de la divinidad, o la ambición humana por apresarla a favor de su beneficio. Relatos folclóricos y ciertas críticas a la religión y fanatismo como alegoría histórica.

Sin embargo, gran parte de estos temas son metáforas que en algún punto no se desarrollan más de lo pertinente y terminan evaporándose. Y no me refiero a su ambigüedad. De hecho, puedo comprender que esto es parte de su encanto. El problema es que parecen flotar por ahí sin desarrollo alguno y se sienten más como múltiples subtramas –interesantes, la mayoría de ellas– que no terminan por cerrarse como deberían.

En cambio, entre sus tantas proezas podemos mencionar también que Apostle, lejos de subtramas inconclusas, resulta un interesante popurrí de guiños y homenajes que pretenden servir sólo como punto de partida para una nueva y mejorada historia con identidad propia.

La premisa, por ejemplo, de una frenética búsqueda y rescate en islas apartadas de la civilización cuyos habitantes pertenecen a una antiquísima secta de carácter pagano recuerda, casi por obligación, al mítico drama de horror británico The Wicker Man (1973) de Robin Hardy.

Un tesoro más que recomendable, por cierto:

No obstante, en su estructura narrativa, encontramos una clara influencia de Bram Stoker con su novela más famosa, Drácula, que Gareth Evans intenta recrear a manera de escritos y cartas, muy similar a la adaptación homónima que trajo Francis Ford Coppola en 1992.

De igual manera, existe una interesante pero sutil referencia al tema de las deidades celtas, cuyos sacrificios buscan el beneficio en temporadas de cosecha, como el mismísimo Samhain. Apostle, que de inmediato se inclina a lo místico y divino, tiende a mostrarnos de manera explícita ciertas visiones paganas del Londres antiguo y mágico que nos hará recordar en esencia y manufactura, por ejemplo, al filme Begotten (1990) de Elias Merhige.

En cuanto a actuaciones, debemos destacar a Dan Stevens, por supuesto, quien será el que dará inicio a esta retorcida travesía y, tal vez, Michael Sheen como un subjetivo antagonista. O, al menos, son los personajes que más resaltan en un principio y los que mejor terminan por desarrollarse en el resto de la película. Claro que Kristine Froseth y Lucy Boynton podrían tener una mención especial, pero he ahí las irregularidades de este extraño guión en cuanto personajes.

Apostle es un producto que, de buenas a primeras, resulta majestuoso, lo admito, su carga visual hace que sucumbamos antes de tiempo. Pero el enredo de su historia se entreteje entre diversos personajes, donde algunos funcionan y otros no tanto. Lo mismo para sus múltiples subtramas cuya importancia, lamentablemente, no habita en todas ellas.

Pero algo sí puedo asegurar: esta es una película que definitivamente no debería ignorarse. No se lo merece. Es destacable en tantos aspectos que tiende a ser una sorpresa escondida tras otra sorpresa escondida. Una vez que las piezas rueden al puro estilo Gareth Huw Evans, te aseguro, habrá mucho de The Raid en todas partes. Esa esencia, ese estilo y sus míticas coreografías de las que tanto nos enamoramos, en efecto, volverán… y eso es bueno por donde quieras mirarlo. Nadie puede negar eso.

Apostle le hace justicia al legado de su director, tiene la belleza visceral repleta de acción y locura desenfrenada que ya conocíamos, sólo que apaciblemente contenida en esta ocasión. Un irregular –es cierto– pero también retorcido viaje a lo Gareth Evans.

Sinopsis:

“Es el año 1905. Thomas Richardson viaja a una isla remota para rescatar a su hermana, que ha sido secuestrada por una misteriosa secta religiosa que pide un rescate por ella. A medida que se introduce en la comunidad, Thomas descubrirá peligrosos secretos”.

*Foto de portada tomada de Movie Web

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Autor Lado B
Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
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