De acuerdo con un estudio de la ONU, en 2006, el lugar más inseguro para un niño es su hogar, ya que en estos predominan valores autoritarios que utilizan a la violencia como principal instrumento en la crianza. “Estamos tan acostumbrados a educar con violencia, que argumentamos: ‘si no le pego o le doy la nalgada a tiempo se convertirá en un criminal’. Lo hacemos porque no contamos con otros elementos que no sean el grito, castigo y amenaza para educar”, expuso Elsa Herrera Bautista, doctora en Sociología por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” (ICSyH) de la BUAP.
Pegarle a un niño es una conducta enraizada en la cultura. “Si se pregunta en la calle si es correcto pegarle a los infantes, la respuesta dependería de diferentes circunstancias: cómo se pega, por qué, con qué y para qué”, expuso.
En alusión al Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión, celebrado este 4 de junio, Herrera Bautista -especialista en investigaciones sobre el tema de infancia y juventud en situación de calle- señaló que ahora existen otras propuestas para educar, por ejemplo con enfoque en las consecuencias, parentalidad positiva y de disciplina efectiva.
De 300 millones de niños, entre 2 y 4 años, de todo el mundo, unas tres cuartas partes (75%) sufren castigos físicos o psicológicos por parte de sus cuidadores en el hogar. “Si no los pensamos como sujetos de Derecho es muy fácil que los maltratemos, porque no los vemos como personas con sentimientos y con las mismas necesidades que una persona adulta”, comentó la académica de la Escuela de Artes Plásticas y Audiovisuales (Arpa).
De ahí, que los niños sean especialmente vulnerables, “porque son sujetos con poco poder en todos los aspectos y su voz es considerada con menos valor. No son pensados como ciudadanos”, agregó.
La Organización Mundial de la Salud define al maltrato a la niñez como todas aquellas acciones u omisiones que pueden causar cualquier tipo de daño en los infantes, ya sea físico o emocional, incluyendo también ser testigos de violencia, que afectan su desarrollo integral.
La Unicef estima que en México, el 62 por ciento de los niños y niñas han sufrido maltrato en algún momento de su vida, 10.1 por ciento han padecido algún tipo de agresión física en la escuela, 5.5 por ciento ha sido víctima de violencia sexual y 16.6 por ciento de violencia emocional.
Y las agresiones no se limitan a la situación doméstica: el panorama de la guerra contra el narco ha hecho a los niños víctimas directas de la violencia de muchas maneras desgarradoras.
Ante este panorama, Herrera Bautista indicó que es posible prevenir el maltrato infantil antes de que se produzca, para ello es necesario un enfoque multisectorial. “La erradicación de la violencia es responsabilidad de todos. Lo más fácil es dejar este asunto a los padres, pero la sociedad y el Estado tienen que intervenir al tratarse de una realidad que afecta directa o indirectamente a todos”.
La académica informó que ya se tiene un instrumento legal, la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, ahora se necesita una revolución cultural. “Tenemos que empezar con las generaciones más jóvenes, las cuales serán padres en el futuro; así como trabajar de manera cercana con los docentes en las escuelas”.
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