Lado B
Históricamente, el Estado ha fallado en garantizar la justicia para las mujeres
Apenas en la década de los ochenta se empezó a hablar de violencia doméstica, aunque a la fecha las mujeres siguen siendo culpadas de lo que les pasa
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
23 de agosto, 2017
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Apenas en la década de los ochenta se empezó a hablar de violencia doméstica, aunque a la fecha las mujeres siguen siendo culpadas de lo que les pasa

Foto: Ámbar Barrera

Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

–¿Quién de acá cree que hombres y mujeres debemos tener los mismos derechos?–, preguntó Marta. Todas las personas del salón levantaron la mano.

–¿Quiénes creen que debemos tener las mismas oportunidades?–, volvió a preguntar. Y las manos se alzaron de nuevo.

–Bueno, eso es el feminismo -explicó Marta Torres Falcón, investigadora de la UAM Azcapotzalco-. Significa que hombres y mujeres tengamos los mismos derechos y las mismas oportunidades.

Durante la plática inaugural del Diplomado de Derechos Humanos, Género y Acceso a la Justicia de la Ibero Puebla, titulada “Un largo y sinuoso camino: el acceso a las mujeres a la justicia”, la socióloga dijo que el principio de igualdad se redefine en situaciones concretas.

Puso como ejemplo el espacio público, donde la accesibilidad cambia cuando se trata de una persona en silla de ruedas pues necesita rampas para subir a las banquetas. En ese caso, hablar de igualdad significa crear rampas para quienes no pueden caminar.

La Doctora en Ciencias Sociales describió a los Derechos Humanos y al género como un binomio: no se puede hacer un trabajo sobre las garantías individuales y su cumplimiento sin incorporar una visión de género.

Torres Falcón hizo un recuento del actuar del Estado Mexicano en cuanto al tema de justicia para las mujeres, desde el voto femenino hasta las formas de violencia extremas como feminicidio.

En 1967 México firmó la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, misma que incluía a los países firmantes tener el principio de igualdad de la ley.

[quote_right]Apenas en la década de los ochenta se empezó a hablar de violencia doméstica, concepto que tuvo cambios semánticos y evolucionó poco a poco para incluir diferentes espacios y agresores[/quote_right]

Pero México no incorporó la reforma para dar a mujeres y hombres igualdad ante la ley sino hasta el 31 de diciembre de 1974, un año antes de ser la sede de la conferencia de las Naciones Unidas sobre mujeres e igualdad jurídica constitucional.

Citando a la intelectual feminista estadounidense Nancy Fraser, Marta explicó que a veces desde las organizaciones de la sociedad civil se generan necesidades que después adquieren importancia suficiente para ser atendidas por el ámbito gubernamental. Y en el contexto nacional, fueron los colectivos y agrupaciones quienes fueron visibilizando y empujando temas de violencia contra las mujeres.

Apenas en la década de los ochenta se empezó a hablar de violencia doméstica, concepto que tuvo cambios semánticos y evolucionó poco a poco para incluir diferentes espacios y agresores.

Primero se hablaba de mujeres golpeadas y después maltratadas, para dejar claro que la violencia no se limita a los golpes. Después se utilizó violencia doméstica, para subrayar el entorno donde ocurrían las agresiones, y violencia familiar, concepto que subraya el origen de la violencia y se define el parentesco.

Marta dijo que la violencia que sufren las mujeres en el hogar necesita atención diferente a la de los otros integrantes de la familia. Sin embargo, cuando el término pasó a ser “violencia familiar”, las instituciones se preocuparon no por la integridad individual de quienes conforman una familia, sino por mantener y cuidar a “la que nos enseñaron que era la célula básica de la sociedad.”

Ahí, al cuestionar las causas de estos tipos de violencia, de manera “no sorprendente”, dijo Marta Torres, éstas señalaron a las víctimas. Las mujeres fueron y siguen siendo señaladas de ser culpables de lo que les pasa.

Las luchas y la violencia

En la mayoría de movimientos sociales urbanos y luchas por cuestiones de vivienda, las mujeres han sido protagonistas. Pero en el ámbito político todavía falta mucho. “Cuando las mujeres quieren participar en política se habla de cuotas y porcentajes, cuando tradicionalmente los hombres se han asignado una cuota del 100%”, dijo la investigadora.

[quote_left]“Seguimos pensando que las mujeres en la vida pública son algo extraño, que el mundo público es de hombres y las mujeres están ahí a su riesgo”[/quote_left]

Aunque ha habido avances en lo económico, educativo y en la vida cotidiana, explicó que el mundo público todavía es de hombres. “Seguimos pensando que las mujeres en la vida pública son algo extraño, que el mundo público es de hombres y las mujeres están ahí a su riesgo”, dijo.

Marta habló después de lo que ha pasado en el país desde que empezó el siglo: esta etapa ha sido marcada por los feminicidios y la trata de personas.

Los feminicidios de Ciudad Juárez, que ocuparon la opinión pública en 1994, tienen más de 20 años. Y lo que hay ahora no son menos, sino más asesinatos de mujeres por razones de género. Se ha movido geográficamente y se ha vuelto una práctica mucho más perversa.

En cuanto a la trata de personas, la investigadora de la UAM la describió como “un laberinto de horror que incluso puede superar al feminicidio”.

El fenómeno de la trata, dijo, no ha sido estudiado desde la perspectiva de género. Se ha abordado desde lo económico y el crimen organizado, pero hacen falta trabajos que pongan el acento en las víctimas.

Otra de las formas de violencia que abordó la especialista fue la violencia obstétrica, que también es constantemente invisibilizada.

Por último, Torres Falcón recordó que en general la violencia social en el país ha ido en aumento, y cuando esto pasa las mujeres están en mayor riesgo de ser víctimas de las distintas formas de violencia: familiar, laboral, docente, comunitaria, obstétrica y feminicida.

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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